Sant Miquel d'Alós de Balaguer
Ermita de Sant Miquel
Se accede a la ermita de Sant Miquel, emplazada en la cima de una colina al sur de Alòs de Balaguer, siguiendo la pista que va desde esta localidad a la Maçana. En el cruce para ir a Sant Mamet se ha de tomar un desvío a mano derecha que, tras unos 400 m, llega al templo.
Se carece de referencias documentales directas sobre la ermita, la cual, cuando dejó de desempeñar su natural función eclesiástica, fue destinada a fines agrícolas, para lo cual se construyó un lagar de aceite en el ábside, lo que tuvo como consecuencia un serio deterioro de sus estructuras y de la decoración pictórica interior. En 2002 se restauró gracias a la acción conjunta del Ayuntamiento de Alòs de Balaguer y de los propietarios, quienes donaron en régimen de cesión compartida la ermita y el terreno adyacente para actividades de tipo religioso o cultural. La intervención consistió básicamente en la consolidación y saneamiento de los muros y de la cubierta, en la eliminación de las estructuras añadidas en el interior y en la adecuación del interior.
Se trata de una iglesia de una sola nave y cabecera formada por un ábside semicircular, decorado con un friso de arquillos ciegos. En su centro se abre una ventana de doble derrame y arco de medio punto. En el proceso de restauración se eliminó una de las dos puertas que conservaba el edificio, la de la fachada de poniente. La que se encuentra en el último tramo del muro sur, y que posiblemente sea la original, carece de ornamentación escultórica y está resuelta con un sencillo arco de medio punto dovelado. Los muros laterales son lisos, tienen, a la altura del primer tramo de la nave, sendas ventanas de doble derrame rematadas por un arco de medio punto. Tanto en el muro septentrional como en el meridional se encuentran seis orificios cuadrados alineados horizontalmente, los cuales, aunque bien pueden ser mechinales, tampoco se puede descartar que, teniendo en cuenta su tamaño, pudieran haber estado destinados a soportar unas vigas que podrían formar parte de sendas estructuras de madera que, a modo de pórticos, se adosarían a ambos lados del templo. En el centro del frontispicio sobre el ábside se abre una ventana cruciforme. En este paramento, se detecta un cambio en el aparejo utilizado en la parte superior, el cual pone de manifiesto que la nave fue sobreelevada en un momento posterior. Esto mismo se aprecia también en la fachada occidental, la cual, además, cuenta con una ventana de doble derrame y arco de medio punto, y está rematada por lo que parece el arranque de una espadaña. En la parte superior meridional se abre un vano cuadrado, sin duda resultado de una reforma posterior. El material utilizado es sillar de tamaño desigual toscamente labrado y dispuesto en hiladas no siempre regulares y homogéneas. La cubierta de losas de piedra, tanto del ábside como de la nave, es resultado del proceso de restauración.
El interior del edificio se caracteriza por su sencillez y por la ausencia de decoración escultórica, la cual queda en parte compensada por la forma de articular las estructuras internas. La nave se cubre con una bóveda de cañón y cuenta con tres arcos fajones que, junto a las pilastras en las que se apoyan, compartimentan el espacio en tres tramos rectangulares ligeramente irregulares; uno de estos arcos está unido al muro oeste, los otros dos arrancan de una imposta rectangular. Se accede al ábside por un arco presbiterial de medio punto soportado por dos pilastras que contribuye a lograr la transición entre dos espacios de desigual anchura. Los muros laterales están estructurados con un arco formero de medio punto en cada tramo que descansan en simples pilares adosados, faltos de capitel e imposta. La nave está circundada por un banco corrido, a modo de zócalo. Esta forma de estructurar los muros interiores a base de arcos formeros, pilastras y un banco corrido se puede ver en algunos edificios cercanos, como en Sant Romà de Comiols o Sant Serni de Vall·llebrerola. En el proceso de restauración llevado a cabo, se han repicado los recubrimientos de los muros, lo cual, aunque permite apreciar la piedra original, desvirtúa la visión del espacio interior. La ermita se ha datado en la primera mitad del siglo xi dentro del denominado primer románico, aunque no puede descartarse una fecha posterior.
Los restos conservados de pintura mural en el interior de la iglesia vienen a demostrar la existencia de una pintura románica de cierto interés, tanto de un punto de vista iconográfico como estilístico, en la comarca de la Noguera. El estado en que se encuentran los vestigios que han perdurado es bastante lamentable. Resulta imposible determinar que se representa en los exiguos restos con tonalidad roja de la zona del arco fajón adosado al muro oeste. Por el contrario, en los dos fragmentos del lado sur del intradós del arco preabsidal, sí que se puede distinguir la representación de dos figuras humanas, en el superior, y la de dos rostros juntos en el inferior. Aunque resulta arriesgado emitir una hipótesis sobre su posible interpretación iconográfica, algunos autores han planteado la posibilidad de que el primero se trate de la lucha entre David y Goliat y el segundo de la escena de Visitación de María a su prima Isabel. A pesar de la pérdida de la mayor parte del conjunto y de lo limitado y fragmentario de la obra pictórica conservada, algunos autores han visto relaciones con las pinturas de Sant Martí de Fonollar y de Sant Martí de Vic, lo que les ha llevado proponer una cronología en la primera mitad del siglo xii.
Texto y fotos: Helena Soler Castán – Planos: Marta Buira Ferrè
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, pp.167-168; Fité i Llevot, F., 1986a, II, pp. 649-650; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1984, p. 414.