Sant Miquel de la Cot
Iglesia de Sant Miquel de la Cot
La iglesia de Sant Miquel de la Cot (o de Sacot) se encuentra en la explanada de Sacot, entre los volcanes de Puig de la Costa y Santa Margarida, un lugar con fértiles tierras que han sido trabajadas sin interrupción durante los últimos mil años. La iglesia constituye el núcleo del disperso pueblo de Sacot, al que podemos acceder en vehículo privado tomando la carretera de Olot a Santa Pau. Cuando lleguemos a Can Xell hemos de virar a la derecha, tomando una carretera que nos conducirá a la iglesia.
El lugar de Sacot aparece documentado por primera vez en el año 949, en un texto en el que Ramon Arnau dona al monasterio de Sant Pere de Camprodon cinco masías que se encontraban en locum que dicunt cute. En el año 1009 hallamos la primera referencia escrita del templo, con motivo de la donación que hace el arcipreste Witard en favor del monasterio de Sant Pere de Besalú de la iglesia de Sant Miquel de Sacot.
Hacia el año 1028, los esposos Gavall y Ermessendis venden un alodio situado en el lugar llamado sacot elzedell, al monasterio de Sant Pere de Besalú. Hasta el año 1119 no conoceremos la advocación principal de la parroquia; esto sucede en el acta de consagración de Sant Pere de les Preses, donde se menciona la parroquia de Sancti Michaelis de ipsa cote como limítrofe a la de les Preses. En el año 1252, el papa Inocencio IV confirma las posesiones del monasterio de Sant Pere de Besalú, entre las cuales la iglesia de Sant Miquel de la Cot.
En el año 1363, Sancti Michaelis de cote aparece en el Llibre Verd del capítulo de Girona, y diez años más tarde sabemos, a través de éste, que el rey Pedro el Ceremonioso vendió el derecho de bovaje que tenía sobre diferentes lugares, entre ellos Sacot, para hacer frente a los gastos derivados de la guerra de Cerdeña. A finales del siglo xiv, en el año 1391, la parroquia recibe diez sueldos en el testamento del barón Hug de Santa Pau.
En el siglo xv la iglesia contaba con dos altares, uno dedicado a san Miguel y otro a la Virgen. En ésta centuria el templo parece haber caído en una cierta decadencia, pues la mayor parte de sus objetos litúrgicos son de hojalata. La parroquia recibió regularmente visitas pastorales a lo largo de los siglos xv y xvi, lo que permite conocer las condiciones en las que se encontraba el culto en ella. Sabemos, por ejemplo, que en el año 1517 la iglesia carecía de párroco y estaba muy abandonada. Cabe recordar que los terremotos del siglo xv causaron desperfectos en la mayoría de iglesias de la comarca; quizás no fue posible la reparación de Sant Miquel, y el culto se interrumpió por miedo al desprendimiento de cascotes.
En el año 1569 se restauró el templo y empezó a prosperar de nuevo. Ésta ligera primavera se refleja en el encargo, en el año 1610, a un taller de Olot, de una campana dedicada a san Miguel, que aún se encuentra en el campanario. En el año 1626 se constituye la cofradía del Rosario lo que propició el cambio de advocación del altar de la virgen; también tuvo lugar la creación de un nuevo altar, dedicado a san Juan Bautista.
En 1734, el visitador general creyó conveniente que la iglesia se ampliara. El proceso de ampliación se culminó en el año 1799, tal y como indica una inscripción en lo alto de la fachada. En el año 1758 se especifica que una de las capillas contiene reliquias de san Mauricio. En 1974 se encontró en la iglesia (entre el lomo de la bóveda y el tejado) una talla de madera del siglo xiii que se considera una imagen precisamente de san Mauricio. Vinculada ya a las fórmulas góticas, aunque con rasgos arcaizantes, dicha talla se conserva hoy en el Museu d’Art de Girona (núm. inv. 1635)
En las obras del siglo xvii se debió llevar a cabo la construcción de una nueva portada, que se tapió como consecuencia de la ampliación del siglo xviii cuando se integró el muro oeste del edificio románico al actual edificio. La podemos identificar en el interior del templo, a la izquierda del acceso a éste. Es idéntica a la del antiguo santuario de Santa María del Collell, en Sant Ferriol, que también dependía del monasterio benedictino de Sant Pere de Besalú.
Los únicos testimonios que quedan del edificio románico son parte de la fachada occidental, donde se abre una ventada de doble derrame, y una pila bautismal. La fachada corresponde a la anchura del campanario de espadaña, y ambos están integrados en la fachada que corresponde a la ampliación del siglo xviii. La espadaña presentaba dos van os, que fueron tapiados y utilizados como base para alzar el campanario actual, del siglo xviii.
En conjunto podemos imaginar que el edificio románico debió tener una dimensión pequeña, con una sola nave rectangular y un ábside semicircular. El aparejo fue trabajado concienzudamente, tal y como se puede apreciar en el muro oeste.
Pila bautismal
La pica bautismal está ubicada actualmente a la izquierda de la entrada, bajo la escalera que conduce al coro y al campanario. Anteriormente estuvo colocada en el lado derecho de la misma entrada.
Se trata de una pila bautismal austera, fechada en la segunda mitad del siglo xii, similar a muchas otras que podemos contemplar en los templos de la Garrotxa, como la de Sant Julià del Mont (que se conserva en Santa Pau). Está labrada en una sola pieza de piedra caliza, de forma semiesférica y sin figuración. Tiene una altura de 73 cm, y un diámetro superior de 88. La base es progresivamente más estrecha, y en la boca se aprecian unas incisiones que fueron realizadas en el siglo xviii para fijar una cubierta de cobre, que ya ha sido retirada. En la parte externa se aprecia una moldura de 10 cm que abraza toda la boca, embelleciéndola.
Texto y fotos: Raül Casado González
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, IV, pp. 358-360; Murlà i Giralt, J., 1980, pp. 155-194; Pagès i Pons, J., 1980, pp. 155-194; Murlà i Giralt, J. y Teixidor i Santaeulària, J., 1999, pp. 103-105.