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Cornisa y canecillos del muro norte

Identificador
39006_02_016n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
43º 27' 30.27'' , -3º 33' 15.21''
Idioma
Autor
Esteban Sainz Vidal
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Pedro y San Pablo

Localidad
Castillo Siete Villas
Municipio
Arnuero
Provincia
Cantabria
Comunidad
Cantabria
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE CASTILLO, bajo la advocación de San Pedro, es una de las más suntuosas de la Cantabria rural. Su fábrica, de una sola nave, tiene el empaque de un espléndido monumento del siglo XVI-XVII, en donde las tendencias arquitectónicas góticas y renacentistas se unen para que el visitante reciba una impresión -tanto en su visión exterior como interior- de sorpresiva admiración. Porque, además, se añade a ello, exteriormente, el apercibir que los buenos arquitectos de aquellos siglos tuvieron el acierto de no acabar con la emoción de las viejas formas del precedente edificio románico, y, aunque fue materialmente desmontado, para dar paso a una exigente funcionalidad (en un ambiente de época poco sensible a la conservación del pasado), nos dejaron para testimoniar -a su manera- la vejez que destruían, el recuerdo de unas cornisas que habían sido cuidadosamente talladas por maestros de obras que trabajaron en siglos precedentes, e incluso basaron el alzado reformador en un muy posible plano de una iglesia románica a la que quizás ellos mismos habían admirado: de una sola nave, un solo ábside semicircular, tan repetido en los modelos rurales, pero, naturalmente, imponiendo la majestuosidad que pedía la “imperial” devoción de la época. Así pues, lo románico en la iglesia de Castillo queda reducido a los canecillos de las cornisas. Éstas, se ve, fueron removidas y hasta desmontadas para alzar, muy posiblemente, la altura de los muros, pero el número de modillones conservado, da idea de que la fábrica románica debió de ser bastante considerable, pues tanto en el sur como en el norte son 31 ó 32 los que podemos apreciar, si bien, no excluimos que alguno de ellos pudiera haber sido añadido en los momentos de su ampliación. También se salvaron, a pesar de la edificación posterior de torre y husillo cilíndrico de la escalera, cinco canecillos del hastial occidental de la construcción románica; uno de esquina muy desgastado, quizás de cabeza humana y cuatro de superposición de tres cavetos, alguno con bola. En el muro sur, de izquierda a derecha, vemos: bola o piña con caperuza sobre tres cavetos; otro parecido pero destruida la cabeza o figura; cabeza y cuerpo de león humanizado que coloca sus patas-garras traseras hacia delante. Siguen otros canecillos, varios de caveto con bola o cilindro, animal feroz que adelanta su cabeza para devorar algo no definido; otros, con figurillas pareadas de pie; cabezas de animal; bolas sobre canecillos de cuarto de bocel, etc. El muro norte, con cornisa idéntica de bolas con caperuza o sin ella, y a veces pudiendo sugerir cabezas humanas, prosigue con canecillos variados, entre los que predominan, como en el muro sur, la superposición de caveto con bola en el centro; los hay también con bola abarcada por doble caperuza, arriba y abajo; cruce de anillos; cabezas humanas; grandes florones de cuatro pétalos, muy similar a los que vimos en capiteles ya casi góticos de Santillana, en la iglesia; o de multitud de dados sobre una disposición piramidal o con sogueados de dirección inversa, muy originales.