Castillo de Sant Joan de Blanes
BLANES
La población de Blanes está situada en el litoral sur de la comarca de La Selva. En ella es donde se inicia la denominada modernamente Costa Brava, que se extiende desde la desembocadura del río Tordera hasta la frontera con Francia. Su término municipal limita con Lloret de Mar al Este, y con Malgrat, Tordera y Palafolls al Norte y al Oeste.
Encontramos los orígenes de la antigua Blanda o Blandae en época romana; la villa es referenciada por Estrabón como gran puerto. La primera noticia de época medieval se conserva en una bula papal del año 974 por la que se confirman una serie de bienes al monasterio de Sant Pere de Rodes, entre los cuales la iglesia de Santa Maria de Blanes. Más tarde, en 1002, en un documento del vizconde Sunifred de Girona, aparece nombrado el castillo de Blanes, que recibía, en sus orígenes, el nombre de castillo de Forcadell.
En 1260 se produce el inicio de una etapa clave para la población. El vizconde Guerau IV de Cabrera y su feudatario Guillem de Blanes otorgan privilegios al puerto y a la villa para favorecer así su expansión. Los privilegios se confirman en un documento de 1373, firmado por el vizconde Bernardí. Hay constancia de que en 1285 la flota de el rey Felipe III el Atrevido se refugió en dicho puerto, e incendió la población.
En 1355, durante la guerra venecianogenovesa, el litoral de Blanes y su población vecina Lloret fueron atacados y saqueados por los genoveses. Se sabe que ya en 1373 los muros de la villa y el castillo se encontraban en estado ruinoso. En ese momento, el señor del castillo, Ramon de Blanes, lo vendió junto con su jurisdicción al rey Pedro el Ceremonioso.
Durante esta etapa de reestructuración, el vizconde Bernardí de Cabrera inició una serie de reformas para cambiar el aspecto de la villa. Se construyó el palacio vizcondal, proyectado muy posiblemente por el conocido arquitecto Arnau Bargués, y en él se integró una nueva iglesia parroquial, de estilo gótico. Cabe destacar también la reestructuración de la muralla i la construcción de la llamada Font Gótica, fuente patrocinada por Violant de Prades, la esposa del vizconde Bernat Joan de Cabrera.
En la actualidad, Blanes es una población dedicada al turismo y la pesca, con un importante puerto pesquero y deportivo.
Castillo de Sant Joan
El castillo de Sant Joan se levanta en un cerro de 174 m de altura al norte de la bahía de Blanes. De lo que fue esta antigua fortificación sólo queda la torre maestra y algunos restos de la muralla perimetral. Se accede a ella por una carretera situada cerca de la zona portuaria, que conecta con el paseo marítimo del municipio. Desde lo alto del castillo podemos avistar el puerto y el litoral de Blanes, con la roca de Sa Palomera, que marca el inicio de la Costa Brava, el delta del rio Tordera y, al Sur, la costa del Maresme.
La primera noticia que tenemos del castillo data del 14 de octubre del año 1002; se trata de la donación de un alodio por parte de Ramon Borrell conde de Barcelona-Girona y su esposa Ermessenda al vizconde de Girona Seniofred. Dicho alodio limitaba de meridie in flumine maris uel in ipse termino de blandas siue in ipso castello quo uocant forchadello. Pese a las antiguas hipótesis que situaban el denominado castillo de Forcadell en la zona de Maçanet de la Selva, actualmente se tiene la certeza que la denominación identificaba al castillo de Blanes.
En 1050, la vizcondesa Ermessenda de Girona casó con Guerau de Cabrera y, hacia el 1050, reconoce tener en feudo de los condes de Barcelona el castillo de Blanes, con el de Cabrera y el de Argimon. Más tarde, el castillo de Sant Joan aparece documentado en la restitución de una serie de iglesias que pertenecían al obispado de Girona. En el Liber Feudorum Maior se mencionan varios actos de fidelidad rendidos por los vizcondes de Cabrera a los condes de Barcelona por este castillo.
Desde el comienzo del siglo xii, el recinto perteneció a los vizcondes de Cabrera, aunque este estuvo habitado la mayor parte del tiempo por castellanos, que tomaron como apellido el topónimo del municipio. Del primero que se tiene referencia es de Guillem de Blanes, documentado en el año 1199.
En sus inicios, la construcción del castillo tuvo como objetivo a la protección de la villa de Blanes de los ataques marítimos. A su vez, la fortaleza formó parte, ya en el siglo xiii, de la línea de fortificaciones del río Tordera, comprendida por los castillos de les Agudes, Miravalls (hoy desaparecidos) y Montclús (en la vertiente del Montseny), de Hostalric y Montsoriu (en la llanura de la Selva), y de Palafolls, ya cerca del mar. Este conjunto de castillos tenía la función de controlar el territorio de acceso a Barcelona por el Norte.
El estado de ruina en el que se encuentra actualmente es debido en gran parte a que en el siglo xvi, Francesc de Montcada, el marqués de Aitona, autorizó a la comunidad de monjes capuchinos que residía en Blanes a que pudieran extraer la madera y las piedras de la fortificación para reaprovecharlas. En el siglo xix, como el castillo de Torcafelló de Maçanet de la Selva, se adecuó la estructura de la torre maestra para convertirla en una estación de telegrafía óptica.
Los restos del castillo están formando por una torre maestra de 7,25 cm de diámetro que se eleva encima de la roca madre y está rodeada por una serie de muros que la circundan formando un perímetro más o menos trapezoidal. Los muros más antiguos se sitúan en la parte norte, donde estaba situada la puerta de entrada al recinto. Gran parte de las murallas perimetrales corresponden a la etapa de auge que tuvo la población de Blanes y a las reformas impulsadas por Ramon de Blanes con la concesión del rey Pedro el Ceremonioso.
El aspecto actual del recinto se debe en gran parte a dos restauraciones: la primera en los años 60 del siglo xx, y la segunda en los 90. Dichas actuaciones han alterado parte de la apariencia original, impidiendo que se pudiera realizar un estudio arqueológico completo que habría aportado mucha más información de la que se posee hoy en día. Antes de la restauración de los años 90 se llevaron a cabo unas excavaciones de emergencia para poder examinar la parte del recinto que aún no estaba afectada por la construcción de un mirador que estaba proyectado. De dichas intervenciones arqueológicas se pudo afirmar que los restos más antiguos correspondían a los cimientos de un ángulo de muro, situado en el Sureste de la fortaleza, muy deteriorado por la construcción de los muros perimetrales de siglos posteriores. La mayoría de estos muros descansan encima de la misma roca madre aprovechando la orografía del terreno. No se tiene una idea clara de la compartimentación interior de la fortificación.
El castillo de Sant Joan estaba dotado con una capilla dedicada al santo que le daba nombre, de la cual hoy día no se conserva nada. Dicho templo aparece documentado en el siglo xiii, aunque pudo tener una existencia más antigua. Se tuvo que construir al exterior del recinto amurallado por falta de espacio. Existe un nuevo templo construido a los pies del castillo que corresponde a una construcción del siglo xx.
Texto y fotos: Marina García Carbonell
Bibliografía
Castells Catalans, Els, 1967-1979, III, pp. 363-369; Catalunya romànica, 1984-1998, V, pp. 271-272; Llorenç i Ramis, J. M. y Manzano i Vilar, S., 1994, pp. 61-78.
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