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Vista general de los restos del Castillo de Vila-romà o de Bell-lloc

Identificador
17117_07_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.882086, 3.107786
Idioma
Autor
Ana Victoria Paul Martínez
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Castillo de Vila-Romá

Localidad
Palamós
Municipio
Palamós
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Vila-romà o de Bell-lloc

Descripción

Castillo de Vila-romà o de Bell-lloc

 

El castillo de Vila-romà (o de Bell-lloc, por su proximidad al santuario homónimo) alza sus ruinas en una planicie de la vertiente meridional de la montaña de Montagut. Para acceder a esta fortificación, desde la salida de Palamós, dirección Palafrugell, se debe dejar la C-31 y, en la rotonda, tomar la salida que indica Vila-romà. Una vez aquí, se debe coger el camino de Bell-lloc hasta encontrarse con una bifurcación, desde donde se inicia el sendero que sube hasta el castillo.

 

Como sucede en muchos otros casos, el origen de la construcción de la fortaleza es incierto. Se menciona con seguridad en 1247, en el testamento de Pere Alemany de Vila-romà, último miembro del linaje de castellanos que señoreaba el conjunto por lo menos desde el siglo xii (un Alamandus de Valle Lubrica es mencionado en 1137 como señor del valle de Bell-lloc). Los albaceas de Pere Alemany vendieron el conjunto a la sede de Girona en 1277, y desde entonces formó parte del patrimonio episcopal. En 1514 la propiedad útil fue vendida por el obispo Guillem Ramon de Boïl a un mercader gerundense, Joan Ribes, y desde entonces el castillo fue simplemente una finca labriega. Ya en época moderna, el conjunto fue volado por las tropas galas durante la Guerra del Francés, y sus ruinas quedaron rápidamente presas de la maleza y el bosque. Como curiosidad, el escritor granadino del siglo xix Torcuato Tarragó ambientó en el castillo una de sus novelas folletinescas, Elisenda de Montcada (1864), que desde luego tuvo gran éxito entre los lectores la zona.

 

La fortificación está formada por tres estructuras turriformes y diversos elementos correspondientes a antiguas estancias, todo ello, generalmente, construido con mampostería ordinaria (los muros son unos 120 cm de ancho y construidos con piedra de granito y pizarra sin escuadrar). Los muros del recinto se presentan en mejor estado en su parte norte y sudoriental. En el lienzo de levante del conjunto, un socavón, a unos 3 m del suelo (de unos 90 cm de ancho y unos 2 m de alto), podría corresponder a una posible entrada y, donde debía ir el arco, al intradós, se adivinan cuatro dovelas. Un muro de unos 11 m de altura se erige en el centro. Se trata, tal vez, de la pared oriental de la torre de homenaje del castillo, en la que hay una abertura, de tipo ventanal, bajo la que aparece una aspillera y una hilada en opus spicatum.

 

Adosada a las base de este muro se levanta una construcción, de planta rectangular y en parte derruida, cubierta con una bóveda de cañón y con un interior ligeramente recubierto de estucado rojizo. A su muro sur se adosan varias dependencias similares al resto de construcciones dispuestas en el sector suroriental, donde se situaría una hipotética entrada al recinto, de la que se conservan dos torres rectangulares de unos 7 m, de factura más tardía en su parte superior. Desde una de ellas se dispone una bóveda de la que nace un muro transversal (que transcurría de poniente a levante), que presenta, en parte, un aparato constructivo de mayor regularidad que el resto de elementos mencionados. A oriente, se abre una puerta de arco rebajado con una luz de unos 2m. En el sector norte del lienzo transversal hay una bóveda adosada, así como parece haber una escalera. En último lugar, la fachada noreste presenta otra gran estructura turriforme, con dos muros de unos 10 m de altura, de rectangulares almenas en su parte superior, siete aspilleras a nivel inferior e indicios de opus spicatum. En la parte interior del lienzo se percibe el arranque de un arco o bóveda.

 

Un inventario de los bienes de la Mitra de Girona, del año 1329, contiene una relación detallada de las estancias del castillo (un vestíbulo, tres cámaras, la más alta utilizada como granero, una bodega, una despensa, dos cocinas, un pórtico y un establo) y de los objetos de valor que se guardaban en ellas (ballestas, escudos, ganchos, cajas, tinas, botas, jarras y otros recipientes de poco valor, mesas, bancos, hierros, una sartén, una losa perforada, una masera, un molino de brazo, entre otros). Un inventario posterior, de 1411, menciona la capella de Sent Antoni del dit Castell (la capilla de san SAntonio de dicho castillo), en la que había, según el mismo documento, un altar de fust ab un pali blau ab flor de lis grogues (un altar de madera con un palio azul con flores de lis amarillas).

 

La datación del castillo de Vila-romà es notoriamente difícil, puesto que se conservan pocos elementos que posibiliten su concreción. Por su aparato constructivo, que en ocasiones insinúa un ligero opus spicatum, se puede creer que dichos muros (o parte de ellos) pertenezcan a una construcción del siglo xi. En cualquier caso, a los elementos primitivos de época feudal se fueron incorporando otros componentes de periodos claramente posteriores.

 

Texto y fotos: Ana Victoria Paul Martínez

 

Bibliografía

 

Batlle i Prats, L, 1947, pp. 133-153; Castells Catalans, Els 1967-1979, II, pp. 688-696; Catalunya Romànica, 1989, VIII, pp. 228-230; Mallorquí García, E, 2008, pp. 25-66; Martín i Roig, G, 2006, pp. 47-48; Trijueque i Fonalleras, P, 1992, pp. 33- 44; Trijueque i Fonalleras, P, 2003, pp. 6-9.