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Ventana del presbiterio

Identificador
09350_05_004
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 20' 18.58'' , - 3º 10' 24.21''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega,Pedro Luis Huerta Huerta
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de San Salvador

Localidad
Santibáñez de Esgueva
Municipio
Santibáñez de Esgueva
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA ERMITA DEL SALVADOR dista unos 500 m al sudoeste del caserío de Santibáñez, accediendo desde la misma carretera provincial 112 que enlaza con Bahabón y la N-I, instalada en una terraza ligeramente elevada sobre la margen derecha del río Esgueva, resulta uno de los templos románicos más interesantes y completos de este valle meridional burgalés (exceptuando el hastial occidental, completamente reformado en época moderna tras un reconocible derrumbe). Queda como mudo testigo de un núcleo de población que fue desplazándose hacia oriente terminando por alzar el nuevo templo parroquial de La Asunción entre los siglos XVII y XVIII. La fábrica del Salvador, litúrgicamente orientada, presenta ábside semicircular abierto a su única nave -cubierta con techumbre de madera- mediante un presbiterio de planta rectangular. El aparejo de sillería local aparece bastante maltrecho, especialmente en el tambor absidal, donde fue adobado con fuertes capas de mortero. Las columnillas que se coronan con arquerías ciegas se tallaron formando una única pieza con cada sillar. Se trata de un modelo absidal claramente emparentado con la parroquial de Pinillos que para Pérez Carmona heredaba el modelo de las naves bajas de Arlanza, conectadas por la historiografía tradicional con la arquitectura lombarda, término que tal vez prejuzgue en exceso su origen geográfico. Las siete arquerías -perforada con una saetera la central- rematan en pares de arquillos sustituyendo los tradicionales canecillos, apoyando además sobre ménsulas naceladas (aunque hay una helicoidal y otra cilíndrica) y las mismas impostas lisas de los capiteles. El mismo autor aduce un posible ascendiente poitevino señalando la trabazón de los muros de Pedrosa de Tobalina, si bien el uso de arquillos ciegos en paramentos absidales resulta habitual en localidades tan cercanas como Villaconancio (Palencia). El alero absidal se decora con motivos estrellados trabajados a bisel de clara tradición hispanorromana (son idénticos a los tallados para la ermita del Santo Cristo de Coruña del Conde) y otros con círculos tangentes provistos de apéndices verticales que se prolongan hacia el presbiterio. La escultura de la ermita del Salvador es de tosca calidad aunque no exenta de encanto. La línea de alero refiere una factura rural que encuentra cierta similitud en alguna moldura de Boada de Villadiego y más lejanamente en Quintanarruz. Paralelos más directos podrían establecerse con Berceruelo (Valladolid) y el tejaroz de la mencionada ermita de Coruña del Conde. Los rudos capiteles absidales, muy erosionados, presentan acantos muy esquemáticos con piñas en sus esquinas (sobre la única figurada se despliega una sirena de doble cola). El encalado interior del ámbito absidal está recorrido por una moldura con estrellados biselados que deja entrever una popular clave con la dextera domini inscrita en el interior de un círculo. Una ventana perfora el lado meridional del presbiterio, con arquivolta baquetonada que cobija un arquillo de medio punto armado con seis dovelas desiguales que apoya sobre sendas impostas de nacela. Sobre el vano rasgado queda alojada una placa labrada con los característicos estrellados biselados visibles en las molduras descritas conformando un arco de medio punto ultrapasado, se trata de una vieja estela tardorromana reaprovechada que seguramente ha pasado desapercibida a los especialistas. La basa de la columnilla izquierda cuenta con plinto y doble toro remarcado mediante escocias mientras que la derecha dispone de plinto, toro abombado con apéndices en las esquinas cuyo perfil recuerda los del tardorrománico palentino. El capitel derecho se decora con sencillos motivos vegetales husiformes dispuestos a dos niveles y cuenta con collarino que evoca las hojas carnosas de las cestas del ábside. El izquierdo presenta tacos superiores y aparece figurado con una esplendorosa sirena de doble cola que recoge con ambas manos, hacia el lateral derecho se vislumbra un crochet y un apéndice sogueado. Se trata de una de las fórmulas convencionales más utilizadas en la escultura románica para referir el pecado de la lujuria y que vuelve a aparecer en el arco triunfal, acompañada ahí por caulículos y desabridos olifantes que tañen caricaturescas trompetas (como en San Pedro de Tejada), reforzando su carácter telúrico y carnal. El alero del presbiterio meridional se decora con canes de barrilillo (muy habituales en la comarca, como vemos en los templos de Terradillos, Bahabón y Oquillas) y dos máscaras zoomórficas con aspecto lobuno. Las cestas del triunfal se rematan con impostas de ajedrezados y motivos estrellados, la del lado del evangelio efigia rudos cuadrúpedos afrontados. Sus basas presentan dispuestos en las esquinas de sus plintos curiosos atlantes sujetando los toros (sólo se conserva aceptablemente uno de los cuatro). En 1985 llegamos a reconocer en el resalte de la pendiente una basa románica similar a las del triunfal y que pudo proceder del mismo. La nave, alzada tiempo después que la cabecera, abunda en marcas de destajista en forma de “V”, visibles también entre el aparejo de la portada. Entre el presbiterio y la nave cambia el perfil de las impostas, ahora naceladas, incorporando además un lucilo abierto sobre el muro del evangelio. En uno de los peldaños de acceso hasta el coro alto se advierte además la presencia de una estela discoidea medieval, compañera de viaje de otras resguardadas en el interior del templo que proceden de la necrópolis aledaña, algunas pautaron las estaciones de un desmantelado via crucis instalado en el exterior del que se han conservado tres piezas. Las cornisas del muro septentrional apoyan sobre diecinueve canecillos nacelados, siendo veintiuno los instalados sobre el meridional (existió uno ornado con crochet que parece haber desaparecido durante los últimos retejos). La portada, avanzada sobre el paramento meridional, presenta una traza muy simple. Está formada por cuatro arquivoltas de medio punto con aristas baquetonadas y queda protegida por una magullada chambrana ornada con puntas de diamante. Por encima corre un tejaroz liso que apoya sobre ocho canes de nacela. Tres de las arquivoltas -de desportillado dovelaje- descansan sobre jambas esquinadas, las otras dos sobre capiteles y columnas acodilladas, previa imposta de palmetas triples entre entrelazo. Los capiteles del lado derecho portan sencillas palmetas nervadas acogiendo pomas, las de la izquierda una rapaz de alas explayadas que parece sujetar un cordón con sus garras y dos dragones afrontados, sus alas de ave y arqueadas colas de crustáceo apuntan hacia anatomías de reconocible sabor silense, filiación que permitiría retrasar la datación de la portada hasta los años finales del siglo XII (Pérez Carmona había aventurado la fecha del segundo tercio del siglo), pudiendo emparentarla con otras realizaciones del tardorrománico vallisoletano (Arroyo de la Encomienda y Trigueros del Valle) o la palentina de Torquemada.