Identificador
34849_01_004
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 59' 34.97'' , -4º 29' 19.97''
Idioma
Autor
Carlos Modrón Antolín
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Areños
Municipio
La Pernía
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA IGLESIA, CONOCIDA bajo la advocación de la Santa Cruz, aparece recogida en el diploma de confirmación y ampliación de posesiones del señorío temporal de los obispos de Palencia concedida por Alfonso VIII en Atienza en julio de 1181, junto con trece solares del término y toda su heredad. Julio González señala la donación de la villa de Areños a la Orden de Santiago por parte del monarca en el año 1185, aunque años más tarde el obispo palentino llegó a un acuerdo con el maestre de la orden para permutar Areños a cambio de Lombraña, volviendo así la villa al señorío episcopal. Según señala García Guinea, los lugares de Areños y Casavegas constituyeron, junto con la villa de San Salvador de Cantamuda, el núcleo de lo que sería el condado de Pernía, propiedad de los prelados palentinos. El templo parroquial, hoy dedicado a la Asunción, es una modesta construcción de sillarejo, totalmente remozada en época moderna, de una nave y cabecera cuadrada, cubiertas respectivamente con armadura de madera y bóveda de crucería. Del primitivo edificio, datable a finales del siglo XII o principios del XIII, sólo se conserva la espadaña levantada sobre el hastial y la portada abierta en el muro meridional de la nave. La espadaña consta de dos cuerpos, abriéndose en el inferior una sencilla portada -hoy cegada- de arco y arquivolta apuntados y en el superior dos troneras apuntadas de arco doblado y remate a piñón con campanil. La tipología de esta espadaña recuerda la de la parroquial de San Felices de Castillería. La sobria portada meridional, protegida por un moderno pórtico, presenta arco apuntado y arquivolta lisa, rodeándose el conjunto por una chambrana de perfil abiselado. García Guinea hace referencia a ciertos fragmentos de fustes decorados con entrelazos y basas así como a capiteles con decoración geométrica que se encontraban amontonados en el interior del edificio, vestigios que él relacionaba con el taller escultórico que trabajó en San Salvador de Cantamuda. Actualmente sólo resta un tambor de fuste con estriado helicoidal, reutilizado como tenante de la pila aguabenditera.