Identificador
24172_01_006
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 29' 59.31'' , -5º 0' 53.50''
Idioma
Autor
José María Fernández Alejandro
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Saelices del Río
Municipio
Cea
Provincia
León
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL, que mantiene la advocación de San Félix, aparece integrada en pleno casco urbano, rodeada de viviendas excepto por su costado oeste en donde se encuentra el cementerio de la localidad. La ausencia de canteras en esta comarca leonesa condicionó el uso de los materiales constructivos, sustituyéndose en muchos casos la piedra por el tapial y el ladrillo -en la actualidad recubierto totalmente al interior por yeso y cal-, este último aparejado a soga. No obstante también encontramos mampostería, concretamente en el basamento del ábside. Planimétricamente, el templo -definido por algún que otro estudioso, como “pequeño y de carácter indefinido”- responde a una tipología basilical, con tres naves, pero con un único ábside. Las primeras aparecen divididas en cuatro tramos, cubiertos con bóvedas de aristas las laterales y de lunetos la central, y con arcos fajones que apean en pilastras laterales en los muros norte y sur del templo. Naves (la central con un tramo más a los pies destinado a coro) que aparecen separadas entre sí por pilares de sección cuadrada sobre los que apean arcos de medio punto. A esta compartimentación del aula debemos añadir la particularidad de sendas capillas cuadradas abiertas en sus extremos norte y sur que se cubren con bóveda de arista. Por su parte la cabecera, que aparece abierta a la nave central mediante un arco triunfal de medio punto peraltado sobre impostas de nacelas, se cubre con bóveda de cuarto de esfera en el hemiciclo, mientras que el tramo recto presbiterial lo hace con una bóveda vaída de ojivas (de sección rectangular) sobre pilares irregulares de gran potencia, puesto que sobre ellos descansara la torre. En el muro sur se dispone la sacristía, cubierta con bóveda de crucería. Como ya hemos indicado sobre este tramo recto -como ocurre en San Tirso de Villahibiera, San Tirso y San Lorenzo de Sahagún, San Pedro de las Dueñas, etc.- se alza una torre más moderna (que posiblemente sustituya a una anterior) a la que se accede por un husillo circular. De planta cuadrada, está construida en piedra y ladrillo y se compone de un único cuerpo con doble vano de medio punto en cada uno de sus lados. En opinión de Valdés Fernández son razones económicas las que aconsejan la ubicación de la torre en esta zona del templo puesto que de esta forma se aprovecha el mayor grosor de los muros. Puesto que el interior del tambor absidal se encuentra oculto por un retablo, tenemos que recurrir a Manuel Gómez-Moreno para hacernos una idea de la articulación de sus muros: “...sus tres ventanales rodéanse de molduras a facetas, cornisas arriba y abajo, y también una hilera de oquedades curvas como tema decorativo inusitado...”, que denotan ciertas influencias del foco mudéjar sahaguntino. El paramento exterior del ábside se organiza en tres niveles de arquerías elevados sobre un zócalo de mampostería y rematado todo ello mediante una sencilla cornisa de ladrillos en nacela. Cada cuerpo horizontal se estructura a base de arcos ciegos doblados de medio punto, separados entre sí los dos inferiores por una sencilla banda o friso de ladrillos en vertical. Por su parte el presbiterio, que permanece prácticamente oculto por las ampliaciones y reformas modernas, parece organizarse en base a una alternancia arco-recuadro común a otros muchos edificios mudéjares. Por lo analizado hasta ahora parece ser que nos encontramos ante un edificio de obvio carácter rural que apenas si conserva otros vestigios de su primitiva configuración que su primitiva cabecera. Tan solo ésta, presbiterio y hemiciclo incluidos, responde a una cronología de hacia mediados del siglo XIII con influencias del importante foco mudéjar localizado en la cercana población de Sahagún, puesto que el resto parece ser el resultado de obras y reformas emprendidas a partir del siglo XVI. De ahí que Valdés Fernández lo incluya en la denominada “fase clásica sahaguntina”, caracterizada por su gran conservadurismo, y que lo sitúe en el segundo tercio del siglo XIII.