La pequeña iglesia de San Antonio de Padua se emplaza al noreste del disperso caserío. Se trata de un edificio moderno construido tras el abandono de la vieja iglesia parroquial que estaba situada en las inmediaciones del actual cementerio. El único testimonio románico que se conserva en dicho templo es la pila bautismal que se ubica a los pies de la nave, junto al muro norte. Consta de una basa cilíndrica de reciente factura sobre la que asienta una copa semiésferica (76 cm de diámetro x 47 cm de altura) decorada con una banda de dientes de sierra delimitada por dos molduras sogueadas, como en Lomas de Villamediana, Villamediana de Lomas, Quintanilla-Colina, Crespos y, algo más alejada, Brullés. Similar ornamentación tienen también las pilas cántabras de Villaescusa de Ebro (actualmente en el claustro de San Martín de Elines), Revelillas, Quintanilla de An, Ruijas y Espinosa de Bricia, entre otras, todas ellas salidas probablemente del mismo taller.