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Interior de la iglesia

Identificador
40312_02_006
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 14' 13.24" , -3º 39' 2.07"
Idioma
Autor
Carlos Álvarez Marcos
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de La Natividad

Localidad
Duruelo
Municipio
Duruelo
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
EN LA PARTE NORORIENTAL de la localidad como si de una especie de atalaya se tratase se divisa la silueta de la iglesia y sobre todo de su formidable espadaña obra del siglo XVII y que prácticamente oculta el resto del edificio. La monumentalidad del mismo hizo que fuese declarado Bien de Interés Cultural el 24 de septiembre de 1982, declaración que fue publicada en el Boletín Oficial del Estado del 15 de noviembre del mismo año. De las vicisitudes históricas ocurridas a este edificio hasta llegar a nuestros días pocos datos conocemos; tan sólo que en la visita pastoral de mediados del siglo XV, 1447, el clérigo visitante encuentra la iglesia “mal parada e de trastejar e mas al campanario”. Unos años después en 1527 un cantero llamado Rodrigo de Corrales deja en su testamento recuerdo de cómo la iglesia de Duruelo todavía le debía dinero por las obras allí realizadas, aunque desconozcamos cuales fueron esos trabajos. Un recorrido pausado por el exterior y el interior del templo revela cómo nos encontramos ante un edificio en el que numerosos estilos artísticos han dejado marcada claramente su impronta. Esto mismo ocurre con muchos otros edificios, pero en Duruelo adquieren especial importancia al constituir estas representaciones ejemplos singulares de algunos estilos artísticos y conformando en definitiva una curiosa amalgama de modos constructivos y decorativos. Así pues, en esta iglesia confluyen el estilo románico presente en su ábside animado por tres ventanas, el estilo renacentista en su acceso principal ubicado en la parte oriental, el estilo barroco presente en el interior de la nave y en el retablo que ocupa la cabecera y el neoclásico en su espléndida espadaña del siglo XVIII rematando el muro oeste. El edificio se completaba con el adosamiento en el lado norte del presbiterio de una estancia cuadrangular utilizada como sacristía que posteriormente se agrandó hacia el hastial oocidental hasta su estado actual en el que se encuentra compartimentada en tres habitaciones que acogen la propia sacristía, el baptisterio y en el centro una especie de trastero en el que curiosamente durante algún tiempo se guardaron aperos de labranza. Exteriormente la cabecera de la iglesia, construida en buena sillería, presenta un tramo presbiterial recto liso y solamente roto en su lado sur al abrir allí una ventana de formato rectangular para iluminar la cabecera de la iglesia al quedarse cegadas las ventanas del ábside por la colocación del retablo, ábside que tiene su parte inferior oculta por un enfoscado que ocupa un tercio de la altura total. En el tambor en la parte central se ubican tres pequeñas ventanas de tipo saetera amenizando el muro, trasdosadas por un arco de medio punto, decorado con un grueso baquetón, que apoya en pequeñas columnas de basas de perfil ático, fustes lisos y capiteles en los que se desarrollan temas animalísticos, parejas de cuadrúpedos, pero sobre todo abunda la temática vegetal con una serie de pequeñas hojas puntiagudas, palmetas, acantos estilizados, piñas, etc, presentes en el resto de las cestas. Es curioso señalar también la existencia de un pequeño relieve justo debajo del intradós baquetonado de la ventana del lado sur en el que se representa a la Virgen sedente coronada con el Niño Jesús sobre sus rodillas, el cual parece bendecir con dos dedos de la mano derecha y sostiene un libro con la izquierda. En el relieve, ligeramente deteriorado y de talla tosca, se distinguen también otros dos símbolos que acompañan a las figuras: en la parte derecha de la escena un ave, mientras que la Virgen porta en su mano derecha una flor de lis. Una imposta con tres líneas de billetes recorre el ábside a la altura del cimacio extendiéndose también este mismo motivo decorativo por la chambrana que rodea cada ventana. La colección de canecillos, situados en el perímetro de la cabecera, sostienen la cornisa de perfil nacelado y aunque la mayoría son sencillos de nacela o doble nacela, también hay alguno figurado en los que se representa un músico, un acróbata, o animales fantásticos híbridos de hombre y serpiente. En el lado meridional de la nave se adosó en época renacentista una estancia rectangular a modo de pórtico con dos entradas, una en el lado sur de arco de medio punto y dovelas almohadilladas y otra en el lado oriental también con arco de medio punto flanqueado por columnas sobre plinto y con una pequeña inscripción en el arco en la que se puede leer DOMINE DILEXI DECOREM DOMUS TUAE P. SAL XXV N VIII (Salmo 25 (26), 8). Por esta puerta accedemos al interior diáfano de este pseudopórtico renacentista ubicándose una sencilla puerta adintelada que da paso a la iglesia en el centro de la nave. En el interior la cabecera se encuentra abovedada con una D U R U E L O / 685 bóveda de medio cañón en el presbiterio y probablemente una bóveda de horno en el ábside, aunque ésta última permanece oculta por el retablo del altar mayor, mientras que la nave tiene un cielo raso adornado con algunas molduras de yesería. El paso desde la nave hacia la cabecera se realiza a través de un arco triunfal de sillería con forma de medio punto, doblado y que sufre unas notables deformaciones. La rosca externa es recogida por finas columnillas acodilladas mientras que la rosca interna apoya en semicolumnas sobre plintos rectangulares rematados en las esquinas por cabecitas de animales muy deterioradas. Estas semicolumnas están coronadas por sencillos capiteles en los que se tallan, en la cesta correspondiente al lado del evangelio, cuatro aves dispuestas en pareja que están picoteando una planta con forma de espiral y hojas romboidales y en la cesta del lado de la epístola de nuevo dos parejas de aves que parecen picotear dos rostros ovalados ubicados en las esquinas de la cesta. La talla tosca y plana sin apenas relieve de estas cestas evidencia la existencia de un artista de carácter eminentemente local trabajando en las labores escultóricas de la iglesia. El interior de la cabecera está ocupado en su mayor parte por el retablo del altar mayor de estilo barroco, dorado en 1781 y cuyas piezas más interesantes son unas tablas renacentistas obras del conocido popularmente como Maestro de Duruelo. Ocultas tras el retablo permanecen las ventanas del interior del ábside que siguen el mismo esquema que en el exterior aunque mientras las laterales se encuentran muy deterioradas sin capiteles, la ventana central conserva sus formas originales con un arco de medio punto abocinado sostenido por columnillas coronadas por capiteles, uno de temática vegetal del mismo tipo que los del exterior y otro muy desgastado en el que se distingue a duras penas la presencia de dos cuadrúpedos afrontados. El presbiterio se articula a través de dos arquerías de medio punto ciegas construidas con sillería que apoyan en sendas columnas adosadas a la pared con capiteles sencillos lisos sin decoración. Sobre estos arcos ciegos una línea de imposta de perfil de nacela recorre la cabecera, parte de ella oculta tras el retablo. En el lado norte del presbiterio rompiendo uno de los arcos se construyó una puerta adintelada que da acceso a la sacristía de la iglesia. Los restos románicos conservados fundamentalmente en el ábside de la iglesia de Duruelo apuntan una cronología bastante tardía, muy generalizada por otra parte en iglesias románicas de la provincia, que podría llegar desde la segunda mitad del siglo XII hasta los primeros años del siglo XIII.