AL FINAL DEL PEQUEÑO CAMINO que conduce desde la carretera hasta la cima en donde se halla Embid, se encuentra esta pequeña iglesia propia del románico popular de Cuenca. Ubicada entre la casa principal de la finca y una gran nave industrial, el templo ha permanecido casi intacto desde su construcción original. Consta de una sola nave, ábside semicircular y espadaña a los pies. Bajo ésta se encuentra una de las portadas de ingreso al templo, mientras que en el muro sur, y acompañada de un pequeño pórtico, se halla la portada principal. El templo sufrió una subreelevación en la nave que tuvo como consecuencia la desaparición del presbiterio como cuerpo diferenciado. Construida con mampostería, con sillares de refuerzo en las esquinas y en la parte superior de la espadaña, la iglesia se cubre a dos aguas mediante el uso de teja cerámica curva, a excepción del pórtico del muro sur que lo hace a una. El vuelo de los aleros se recoge por la típica rosca de teja vuelta. El muro sur presenta una portada de construcción tardía y así lo refiere Nieto Taberné: “Cobija una de las portadas de ingreso al templo, que no presenta indicios de la época de la construcción del edificio”. Sobre ésta aparece el pórtico que se apoya en unos pies de madera; justo enfrente se abre un pequeño recinto murado que anteriormente habría realizado la función de camposanto. En cuanto al muro norte, hay que indicar la existencia de un hueco de medio punto abocinado que realiza la función de iluminación al interior de la iglesia. En el ábside se puede observar la línea exacta de la sobreelevación del templo, ya que es el único elemento que conserva su altura original, y la existencia de una nueva ventana similar a la del muro norte. En cuanto a la espadaña, consta de un único cuerpo apuntado y estrechado en la parte superior. En este segmento se abren dos vanos para las campanas en forma horizontal. Bajo dichos huecos se encuentra una pequeña hornacina donde se halla la figura de la Virgen con el Niño. En la parte inferior, en paralelo con el centro de las campanas, se abre una nueva portada de ingreso al templo, resuelta con arco de medio punto y recercado de dovelas. El interior es de escasas dimensiones debido, en parte, a la clausura del ábside para realizar las funciones de sacristía. El espacio se cubre mediante un techo plano. Justo a los pies se levanta un coro alto que asienta en pares de madera y bajo éste se encuentra la pila bautismal. Nada más atravesar la portada de acceso del muro sur y justo a mano izquierda se halla esta obra tallada en pleno proceso de repoblación (siglo XIII). De un diámetro de 99 cm y con una altura de 90 cm, la pieza de Embid se puede clasificar dentro del amplio grupo de pilas lisas decoradas con cenefa. El vaso, profundo y de gran amplitud, presenta bajo un bisel liso una cenefa ligeramente resaltada. Ésta se divide en dos partes: por un lado, la superior totalmente lisa, y, por otro, la inferior que tiene una decoración de líneas en zigzag. El resto de la copa es completamente lisa. El pedestal sobre el que se asienta es de base circular y presenta escocia y toro. Sobre las similitudes con otras pilas de la provincia, Nieto Taberné indica que “En Tondos existe un interesante ejemplar, también de profundo y amplio vaso, con cenefa resaltada como la de Embid, pero decorada con una serie de rombos formados por cinta incisa”. Además, hay similitudes entre la pila de Embid y la de Villanueva de Guadamejud, ya que ambas presentan la citada cenefa en forma de zigzag, sin embargo la de Villanueva también acompaña el resto del vaso con una decoración similar.