LA IGLESIA ES DE UNA SOLA nave, elevada en parte sobre sillares calizos. La edificación es producto de tres fases constructivas claramente diferenciadas: románica, gótica y renacentista. Del primer período son la mitad de los muros perimetrales, ya que el cuerpo superior es de mampostería, y la portada meridional. A la segunda pertenece el cerramiento y la torre ubicada a los pies. Por último, a la tercera, la cabecera y el pórtico, del que sólo se conservan las columnas sobre alto podium. Algunos sillares románicos se han reaprovechado en el ábside. La portada, que no se adelanta al muro, la configuran dos arquivoltas y la chambrana. El arco de acceso es liso, el segundo se decora con dientes de sierra bajo los que se aprecia el bocel que remata la arista y la chambrana es lisa. Apoya sobre cimacios lisos tallados a nacela que arrancan de dos jambas acodilladas, la primera con un ligero rebaje en la arista, y la segunda rematada en semicírculo, simulando una columnilla. Sobre la portada se ha conservado parte de la cornisa original, sujetada por diez canecillos. Éstos muestran los siguientes motivos: una cabeza masculina con el cabello peinado con la raya en medio y barbado; una cabeza zoomorfa de prominente boca con dos hileras de dientes; un joven de corta melena que sujeta un libro abierto entre ambas manos; un personaje imberbe de melena trabajada en haces individuales; dos hojas que se unen en su parte superior, de características similares a las de la iglesia de Vadocondes, imitando de forma directa la chambrana de la portada del Sarmental de la catedral burgalesa; una sirena de doble cola y un hombre joven de corta melena con las piernas flexionadas. Sobre el hastial occidental de la iglesia se construyó durante el gótico una espadaña, que pronto se vería cubierta por una torre. Se trata de una construcción románica inercial que no puede datarse antes de la segunda mitad del siglo XIII.