LA ANTIGUA PARROQUIAL de Fresno de Torote, hoy sin culto, se encuentra en el extremo norte de la localidad, próxima a la carretera que une el pueblo con Serracines y Daganzo de Arriba y abierta en su costado meridional a la que fuera una airosa placita que en su día contaba con un pequeño jardín. Consta de planta basilical de una sola nave a la que se acomoda la cabecera cuadrada, con pórtico al mediodía y torre a los pies arrimada al lado de la epístola. Se encuentra litúrgicamente orientada y está construida con el aparejo de cajones de mampostería y ladrillo, tan empleado en tierras alcalaínas y toledanas. Como se ha dicho, el conjunto de la fábrica debe fecharse en época moderna, entre los siglos XVI y XVII, en que se emprenderían la mayor parte de las campañas constructivas que muestra. En la actualidad su interior se encuentra tristemente abandonado, tristemente despojado de la totalidad de sus ornamentos y objetos litúrgicos. Ocupan el templo en su lugar un sinfín de palomas y la desolación más absoluta, pese a haberse llevado a cabo intervenciones de reparación en las cubiertas a comienzos de este siglo. Los vestigios medievales se encuentran en el lienzo sur de la cabecera, allí, sin atender a motivo estructural aparente, se conservó la zona inferior del paramento de un templo anterior al que hoy existe, sirviendo como base al actual que lo prolonga en altura y longitud. Posteriormente sería blanqueado como el resto del edificio unificándose con aquél su textura, por lo que ha permanecido oculto durante siglos. Su decoración la conforman tres fajas superpuestas de arcos latericios de medio punto, doblados e insertos en recuadros al modo de lo visto en tierras más septentrionales, de Castilla y León fundamentalmente. En esta zona el muro ronda el metro de espesor y únicamente se encuentra rasgado por un vano con forma de saetera. Coinciden la extensión y altura de los restos con las dimensiones de la antigua casa de un servidor de la iglesia, que se adosa a la fábrica por este costado, de tal forma que los restos se aprecian desde sus dos plantas, en la superior a través de las despellejadas habitaciones. Desconocemos el motivo por el que se conservó este fragmento del anterior edificio, que debió de pertenecer a la cabecera a la vista de su organización, si bien es complicado esclarecer si se trata de una parte del presbiterio de una cabecera canónica románica -en cuyo caso sería similar al mismo tramo del ábside de la ermita de Los Milagros, en Talamanca de Jarama- o si formaba parte de una cabecera rectangular de testero plano, de las que no se conocen ejemplos en la provincia en este período. En cualquiera de los dos casos, y dado lo fragmentario de lo que actualmente queda a la vista, se antoja aventurado adelantar una cronología sin una intervención arqueológica, una noticia histórica o una aportación documental que la avale. No obstante, es cierto que teniendo en cuenta las fechas de otros templos próximos podría tratarse de una estructura perteneciente a un edificio posterior al primer tercio del siglo XIII.