Castillo de Fornills
SUSQUEDA
Susqueda es un municipio de la comarca de la Selva situado en el valle del río Ter, en la confluencia entre las sierras de les Guilleries y el Collsacabra. El sector septentrional del término está presidido por el gran barrancal del Far, que domina el llano de Sant Martí Sacalm. El río Ter discurre por un desfiladero, cerrado por las sierras de Montdois y el Portell, al Norte, y de Sant Benet, al Sur. Esta orografía accidentada se aprovechó para construir el pantano de Susqueda, cuyas obras empezaron en el año 1958 y finalizaron en 1966. Las aguas del pantano negaron el antiguo pueblo homónimo, situado en la ladera de la sierra de Sant Benet, y el puente medieval de cuatro arcos levantado sobre el Ter. Hoy es cabeza de municipio la pequeña localidad de Sant Martí Sacalm, situado en el sector nororiental del municipio.
El valle de Susqueda se documenta por primera vez en el año 948. El antiguo pueblo de Susqueda se estructuró durante el siglo xi en torno a su iglesia parroquial, consagrada en 1068, y estaba formado por los barrios de la Sagrera y del Ramadal.
Castillo de Fornils
Las ruinas del castillo de Fornils coronan una pequeña colina situada en el lado izquierdo del torrente de l’Om. Su ubicación le permitía controlar el territorio comprendido entre las colinas del Far y Cadevall, el llano de Sant Martí Sacalm, Susqueda y el barrancal de Rupit.
Aunque se puede llegar al castillo desde las poblaciones de Susqueda o Rupit, el camino más accesible parte de la cercana villa de Amer. Cerca del parque de Bomberos, se encuentra la carretera que lleva hasta Sant Hilari Sacalm y, antes de llegar al pueblo, el letrero que indica la pista de Fornils. Deberemos tomar el camino que se dirige hacia la casa y la capilla de Sant Pau, donde dejaremos el coche. Desde allí se divisan las ruinas del castillo. Continuamos caminando unos 1000 m hasta encontrar un desvío a mano izquierda, que lleva directamente a Fornils.
Según A. Pladevall, durante el siglo x se creó en los montes de Ausona un gran término castral que tenía su centro en el castillo de Fàbregues. Durante los siglos xii y xiii, este término se dividió en dos: uno centrado en el castillo de Rupit, y otro en el castillo de Fornils. Este último incluía las parroquias de Sant Martí y de Susqueda. Ambos castillos pertenecieron a la casa vizcondal de Osona-Cardona. En el año 1369, Gislabert de Cruïlles ordenó que Fornils pasase a depender del castillo de Rupit, lo que motivó su decadencia.
Los restos del castillo se articulan alrededor de una torre circular de unos 8 m de alto, 5’75 m de diámetro exterior y unos muros perimetrales de 1’25 m de grosor. Consta de dos plantas comunicadas a través de una obertura circular de 1’10 m de diámetro y una puerta de acceso abierta en el primer piso. Su aparejo está constituido por sillares dispuestos en hiladas regulares y unidos con abundante mortero de cal y arena.
Al Noreste de la torre hay adosada una cámara rectangular de 11,90 por 5,35 m de superficie, con muros de 1,25 m de grosor. Su puerta de acceso, abierta en el lado sureste, está coronada por un arco escarzano. Este espacio conserva los arranques de una bóveda construidos con grandes bloques rectangulares de piedra tosca, un material ligero que permite soportar grandes pesos. El muro noreste de la cámara forma parte de la muralla que cierra el recinto, razón por la cual tiene un grosor de 2 m y está provisto de saeteras. Unido a este muro, y siguiendo su misma dirección, se conserva un lienzo de pared que presenta las mismas características. En el ángulo que conforman ambos muros, se aprecian las marcas de una posible escalera de acceso al piso superior, actualmente destruido, pero de cuya existencia dan fe los muros conservados encima de la cámara.
En el sector suroeste de la torre, adosados al muro defensivo que protegía el recinto, se conservan restos de otras dependencias del castillo, en forma de paredes que oscilan entre 1 y 10 m de altura y 1 m de grosor. En lo alto del muro perimetral, se conserva la línea de losas empotradas que conformaban el pavimento. Éste se apoyaba sobre un envigado de madera, del cual sólo conservamos algunos testimonios, como los mechinales donde encajaban las vigas y los canecillos sobre los que descansaba la viga paredera.
Aunque es muy difícil poder interpretar los restos del castillo sin una excavación arqueológica y un estudio arquitectónico del edificio, los historiadores han planteado la hipótesis de dos fases constructivas: una primera que afectaría a la torre circular y correspondería a la construcción de un primer enclave defensivo a fines del siglo xi, y una segunda que atañería al resto de edificaciones y se desarrollaría a lo largo de los siglos xii y xiii, coincidiendo con el periodo en que el castillo de Fornils actuó de centro administrativo del término castral.
Texto y fotos: Luisa Amenós Martínez
Bibliografía
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