Castillo de Peralta
Castillo de Peralta
Las ruinas del castillo afloran en el pequeño poblado de Santa Susanna de Peralta, a pocos metros de la iglesia parroquial. Siguiendo la carretera que conduce de la Bisbal d’Empordà a Palafrugell (C-66), antes del cambio de rasante se debe girar a la izquierda, en un cruce indicado. Siguiendo esta vía, sobre un ligero montículo a la derecha aparecen unas edificaciones privadas, un portal adovelado y un lienzo de muralla, tras los que se encuentra la torre del castillo. Al vecindario también se puede llegar por pistas secundarias desde Peratallada y Canapost.
Aunque las noticias que documentan del castillo de Peralta sean tardomedievales, se cree que la fortaleza debía existir con anterioridad, dando cobijo a la iglesia románica dedicada a Santa Susana, que da nombre al lugar. El castrum sive locum de Peralta es mencionado en el inventario que Elvira de Puigpardines, viuda de Gilabert de Cruïlles, ordenó en 1395 con tal de registrar las posesiones de su poderoso linaje. Probablemente el castillo fuera una defensa adicional que suplementaba la fortificada villa de Peratallada, vecina sede de todo el señorío de los Cruïlles.
Los vestigios del conjunto fortificado de Peralta se encuentran en un estado muy avanzado de ruina, pese a que fueron declarados Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) en el año 1949; también está en mal estado, con modificaciones, el lienzo de muralla exterior, dotado de aspilleras, cercano a la puerta de entrada, en el sector occidental. Parece que el recinto amurallado era de sección cuadrangular, ya que se localizaron otros indicios de este muro al Norte y al Sur. El portal adovelado, de apariencia tardía, da paso a una callejuela formada por las edificaciones privadas. El elemento más destacable del conjunto se yergue, aunque parcialmente derrumbado, en la parte trasera de estas residencias, sobre una explanada actualmente privada pero a la que anteriormente tenían acceso los habitantes del poblado.
Se trata de una construcción turriforme, considerada la torre del Homenaje del castillo, de planta rectangular y con una sola pared, la occidental, conservada en su totalidad; en la década de 1990 se derrumbó el muro este. Su altura no supera los 10 m, y el grosor de sus muros es ligeramente más acentuado en su parte inferior, donde hay una gran abertura irregular y los vestigios de algunas aspilleras en el muro, que aparentemente conserva su altura original. En esta misma fachada se abre, en un nivel superior, una puerta de medio punto adovelada, a la que se accedía mediante una escalera adosada al muro, de la que sólo queda un tramo. En el lado norte de la puerta hay otra aspillera. El muro está toscamente consolidado, en su tramo inferior, por un montículo de hormigón ataludado. La pared norte, que conserva tres cuartos de su altura con respecto a la occidental, presenta una gran grieta y, antes de caer, otra puerta de similares características a la anteriormente descrita, se abría en el panel oriental. La torre conserva una bóveda de cañón en su parte inferior, de las dos que se conocían, cuyo arranque se inicia a unos 3’5 m del pavimento. Parece que este elemento fue utilizado como casa de campesino, como establo o como almacén.
El material constructivo del edificio consta de sillares medianos dispuestos en hiladas rectas; van ligados con mortero, ligeramente desbastados, solo levemente escuadrados y sin pulir. Como es habitual, los ángulos están reforzados con bloques de mayor tamaño y de mejor factura.
Por su apariencia tardía, es adecuado fechar el origen del edificio hacia el siglo xiii. Las modificaciones acentúan el aspecto moderno de la estructura, así como, también, la tardía tipología del lienzo de muralla restante y del portal de entrada al recinto. A pesar de todo ello, el castillo de Peralta tiene un referente cercano en la fortaleza de Vila-romà (Baix Empordà), de esquema muy similar.
Texto y fotos: ANA VICTORIA PAUL MARTÍNEZ
Bibliografía
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