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Restos del muro exterior del Castillo de Alcarrás

Identificador
25011_01_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.563255 , 0.524334
Idioma
Autor
Meritxell Niña Jové
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Castillo de Alcarràs

Localidad
Alcarràs
Municipio
Alcarràs
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Castillo de Alcarrás

Descripción

ALCARRÀS

El término de Alcarràs está situado en el extremo oeste de la comarca, limitando con el Bajo Cinca. Comprende los núcleos de Alcarràs, cabeza del municipio, Montagut y Vallmanya. Entre los términos de Torres de Segre y Soses, limítrofes con Alcarràs, existe también un pequeño enclave conocido como El Coll de Vinganya. Irrigan el territorio los canales de Pinyana y de Aragón y Cataluña y, en tierras próximas al Segre, la acequia de Remolins. La población de Alcarràs se encuentra sobre un tozal próximo a la orilla derecha del Segre, al Sureste del término. Desde Lleida se llega a Alcarràs por la carretera N-II, tras recorrer los 11 km que separan ambas localidades. Según el arabista aragonés Miguel Asín Palacios, el topónimo Alcarràs es de origen árabe y significa “el cerezo” (al-Karas).

Castillo de Alcarràs

Las estructuras arqueológicas del castillo de Alcarràs se encuentran incorporadas en la la iglesia parroquial de la localidad, que se alzó sobre los restos de la antigua  fortificación. Según se desprende de la Ordinatio Ecclesiae Ilerdensis (1168), los diezmos del castillo y de la iglesia de Alcarràs habrían pertenecido al capítulo de la catedral de Lleida. En 1147, aparece una donación de una torre de este término, por parte de Guerau de Jorba, feudatario de Alcarràs, a unos colonos que tendrían que habitarla cuando cayese Lleida. La nieta de Guerau, llamada Gueraua, aportó Alcarràs al dominio de los Cardona cuando contrajo matrimonio con el vizconde Guillem I de Cardona. En 1248, el dominio del lugar pasó a Tomàs de Santcliment, ciudadano de Lleida. Los Santcliment mantuvieron el señorío hasta la segunda mitad del siglo xvi.

 

Inicialmente, el castillo de Alcarràs, de origen islámico o inmediatamente posterior a la conquista cristiana, debió de situarse en el alto que domina la localidad, hoy ocupado por el casco antiguo. Posteriormente, posiblemente en el siglo xiii, se alzó una construcción en un punto más bajo de la población, en el lugar en donde hoy se emplaza la iglesia parroquial. El historiador local Manuel Camps, apunta que la fortificación sufrió daños importantes durante la guerra de Els Segadors, en la década de 1640, cuando se inició una decadencia que ya no se detendría hasta su ruina definitiva. En el siglo xviii se alzaría en este punto el ya mencionado templo parroquial, para cuya construcción sirvieron de base las antiguas estructuras del castillo.

 

Así pues, parte del entramado de la antigua fortaleza medieval de Alcarràs se conserva integrado en la fábrica del templo, tanto formando parte de los paramentos exteriores de la iglesia como comprendido en el subsuelo de la misma. Los segmentos visibles en el exterior se concentran en las partes bajas de los muros. Los estudios arqueológicos indican que existen los restos de una estructura en el sector este del templo, en el lugar conocido como el Fortí, de la cual se ve el relleno interior –hoy casi inapreciable puesto que la zona fue modificada para ubicar una plaza– y que éstos debían extenderse hacia el Oeste. En la parte norte de la iglesia es donde mejor se pueden apreciar los antiguos muros de la fortificación. Aquí se hace evidente la irregularidad que debió de tener la planta del castillo, que manifiesta las dificultades para adaptar la construcción a la topografía del lugar.

 

En lo que se refiere a los restos arqueológicos del subsuelo de la iglesia, conviene destacar la existencia de un compartimento de planta rectangular de 7,4 m por 4 m y 3,6 m de altura, cubierto con bóveda de cañón, y situado en el centro de la nave central de la iglesia. El eje mayor de esta cámara se corresponde con el del templo. Dicha sala está fabricada con sillares labrados, bien escuadrados, de mayores dimensiones en la parte inferior, correspondientes a los muros, y más alargados en la zona superior, o sea, en la bóveda. Existe, además, entre los muros y las bóvedas, una estrecha línea de sillares que parece emular una imposta. En los muros largos del compartimento hay tres agujeros dispuestos a diferente altura, posiblemente mechinales que permitirían la colocación de vigas para sostener plataformas de madera. Por otro lado, en el suelo se abre un agujero cilíndrico de poca profundidad (unos 10 cm) que está impermeabilizado. En la parte alta de la esquina noroeste de la cámara existe un orificio que comunica con un canal que se halló al lado del altar en unas obras efectuadas en la década de 1990. Por las características que presenta, se ha considerado que esta cámara podría corresponder a la cisterna del castillo.

 

Según indica Joan-Ramón González, en la limpieza de un osario sito a la derecha de la entrada al templo se descubrieron otros ámbitos subterráneos de estructura poco menos que laberíntica, que resultaron ser tres silos de perfil acampanado y boca rectangular, dos de ellos conectados entre sí y otro aislado. Se cree que un muro de sillares allí encontrado, situado en el centro de estas estructuras, correspondería a los cimientos de la antigua fortaleza del siglo xiii.

 

En 1432 se realizó un detallado inventario del castillo de Alcarràs con motivo de un conflicto judicial de los Santcliment con el capítulo de catedral ilerdense. En este documento se enumera un importante número de estancias del castillo, por ejemplo: “la sala del dit Castell, la cambra après de la sala primera, lo perche que ve aprés de la dita cambra, en altra cambra que es prop de la capella, en la cambra de la torre, así como varias bodegas, la cocina y botigues”, entre otras. Naturalmente, muchas de estas estancias, debieron de ser de construcción posterior a la época románica, pero, con todo, un estudio arqueológico en profundidad de los restos descritos, y su confrontación con dicha, podría aportar nuevos datos con respecto a las estructuras medievales existentes.

 

Texto y fotos: Meritxell Niña Jové

 

Bibliografía

 

Altisent i Altisent, A., 1993, pp. 107-108, 141-142, 241-242, 288, 409-410 y 418-419; Busqueta i Riu, J. J., 1996b, p. 190; Busqueta i Riu, J. J., 2001, pp. 269-279; Camps i Clemente, M., 2003a, pp. 191-193; Camps i Clemente, M. et alii, 1990, pp. 142-147; Castells catalans, Els, 1967-1979, VI, pp. 893-896; Catalunya Romànica, 1984-1998, XXIV, p. 128; Ferrer i Mallol, M. T., 2002, pp. 75-84.