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Vista del patio porticado de la Casa Llaudes de Besalú

Identificador
17019_01_050
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.1984947,2.6959141
Idioma
Autor
Carles Sánchez Márquez
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Casa Llaudes (o dels Cornellà)

Localidad
Besalú
Municipio
Besalú
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Casa Llaudes de Besalú

Descripción

Casa Llaudes (o dels Cornellà)

 

En el centro histórico de la villa de Besalú, junto a la capilla de Santa Fe y a la iglesia del monasterio de Sant Pere, se esconde uno de los ejemplos de arquitectura civil románica mejor conservados de la provincia de Girona. A tenor de los testimonios documentales, sabemos que el edificio perteneció en origen a la familia Cornellà, documentada en Besalú desde el siglo xiii y una de las más importantes familias de la villa y del condado. En la actualidad, el edificio es propiedad de la familia Solà-Morales.

 

Por lo que se refiere a la zona en la que asienta el edificio, el “Prat” de Sant Pere, sabemos que durante el siglo xii el sector se consolidó como uno de los centros de crecimiento de la villa. 

 

La primera mención a la ya señalada familia nos remite al año 1237, momento en que Pere de Cornellà adquirió la tercera parte del diezmo de Orfes (Empordà), así como unos bienes en Cabanelles. La ausencia de documentación en la segunda mitad del siglo xiii contrasta con las abundantes noticias de la centuria siguiente. Así, en el siglo xiv hallamos un Pere de Cornellà, que ocupaba el cargo de veguer de Girona y Besalú, figura equivalente a la del merino y a la del corregidor. En el 1339, éste adquirió el castillo de Sales a Ponç de Rocabertí. Tras su muerte, acaecida en el año 1348, el patrimonio de Pere de Cornellà aparece repartido entre sus tres hijos. El primogénito, Jaume, recibió la casa situada en el Prat de Sant Pere y el señorío de Sales; el segundo hijo, Bernat, fue veguer de Girona y Besalú y tuvo derechos en la Força o Catllar de la villa de Besalú; finalmente, el menor, Berenguer, quedó en posesión de la casa fuerte de Orfes.

 

En el año 1361 se documenta un doncel llamado Bernat de Cornellà que tenía un escudero llamado Gil Periç, mientras que en el 1368 Ishaq de Blanes vendió a Jaume de Cornellà un patio cerca del colegio de los judíos. En el 1476 la casa fue adquirida por la familia Llaudes, que reformaron el edificio y añadieron un cuerpo alineado con la plaza. Según R. Grabolosa, los Llaudes, continuadores del patrimonio, eran de origen mallorquín. El mismo autor se hace eco de diversas noticias relacionadas con la familia. En el año 1639 Miquel, sots-veguer, es nombrado ciudadano honrado de Barcelona, y años más tarde, su hijo Concordio, aparece documentado como doctor en derecho y oidor real para el archiduque de Austria durante la guerra de Sucesión.

 

El historiador F. J. de Mir recoge el catastro de 1732, en el que se describe la finca: casa situada en el Prat de Sant Pere propio de D.Concorde Llaudes consiste en seis aposentos…habitada por el mismo confronta a levante con parte con dicho prat i parte con Miquel Bona a medio día con Rafael Vadella a poniente con la muralla y a tramontana con tierra suya. En efecto, del texto se desprende que la casa Llaudes o dels Cornellà estaba separada de la iglesia de Santa Fe por dos edificaciones, propiedad de Rafael Vadell y Benito Duro. Así consta en el catastro de 1893, en el que se describe la finca como una casa de tres plantas separada de la iglesia de Santa Fe por la casa de Narcís Bover i Pere Campdura. Después de esta fecha, los Llaudes compraron ambas casas para transformarlas en Can Llaudes nou.

 

En cuanto a la estructura arquitectónica conservada, el edificio actual se presenta como una amalgama de reformas que enmascaran el proyecto original, del cual subsisten vestigios de la obra románica. Sin duda, debemos centrar nuestra atención el patio porticado de planta cuadrada entorno al cual se articula el edificio. Consta de planta baja y piso. La planta baja está formada por arcos rebajados que apean en pilares cuadrados con sillares irregulares. En este nivel, hallamos tres puertas que comunican con las dependencias, dos de ellas cubiertas con bóvedas de cañón y con arcos fajones que deben corresponder a la construcción original.

 

Por otro lado, el acceso al primer piso se realiza mediante una escalera de un solo tramo soportada por una bóveda de cuarto de esfera. Este nivel superior presenta una galería con una serie de arcos de medio punto que descansan sobre pilares cilíndricos de piedra monolítica, con capiteles de doble ménsula y bases circulares. En este sentido, la austeridad y el aniconismo decorativo de los capiteles nos remiten a composiciones propias de algunos claustros canonicales catalanes, como Santa Maria de Vilabertran o Santa Maria de Mur.

 

El aparejo es de gran sencillez; los muros del nivel inferior se levantan en mampostería con paramentos de hileras de cantos rodados, bien alineados, embutidos en argamasa. No ocurre lo mismo en el piso superior, siendo la piedra sillar de buena factura, escuadrada y dispuesta  ordenadamente en hiladas uniformes e irregulares en altura. Al edificio se accede a través de una puerta ubicada en el muro oriental, alterada en el siglo xviii para abrir una portalada formada con un arco adovelado.

 

La casa Llaudes o dels Cornellà se presenta como un sugerente ejemplo de arquitectura civil medieval en tierras catalanas. Pese a que se desconoce cualquier noticia documental relativa a la construcción del edificio, la morfología constructiva del patio porticado nos lleva a situar la construcción en los siglos xii-xiii. Es preciso recordar, en este sentido, que en el año 1171 se inició el proceso de reurbanización del sector del Prat de Sant Pere, por lo que esta fecha se postula favorablemente como límite inferior o post quem para el inicio de la construcción.  

 

Texto y fotos: Carles Sánchez Márquez – Planos: Joaquim Gallard Figueras

 

 

Bibliografía

 

Catalunya Romànica, 1984-1998, IV, pp. 217-218; Corominas Planellas, J. M. y Marqués Casanovas, J., 1967-1978, IV, pp. 63-64; Grabolosa i Puigredon, R., 1968, pp. 192-193; Grau Monserrat, M., 1979, pp. 72-78; López i Carrera, J., 1988, p. 84; Mir, F. J. de, 1995, pp. 94,106, 262.