Sant Martí de Bescaran
LES VALLS DE VALIRA
Iglesia de Sant Martí de Bescaran
Se llega a Bescaran por una pista que parte desde la carretera N-260, nada más salir de La Seu d’Urgell en dirección a Puigcerdà. Los restos de la iglesia de Sant Martí y su campanario, el único elemento conservado de forma íntegra, están situados en el Sur del pueblo.
La primera mención a este templo se remonta a 914, cuando un monasterio, ya abandonado, se unió al de Sant Serni de Tavérnoles. En 988 la localidad fue permutada por el conde Borrell ii a favor de Sal·la, obispo de Urgell. Esta dependencia del obispado quedó reflejada a lo largo del siglo xi en diferentes bulas de los papas Silvestre II (1001), Benedicto VIII (1012) y Urbano II (1099). Parece ser que a finales de dicha centuria la relación entre el obispado y los habitantes de Bescaran fue conflictiva. Así, en 1085 el obispo Bernat se vio obligado a devolver a éstos las franquicias que les había otorgado el conde y que el prelado había anulado. Años más tarde, en 1095, los “hombres libres” de la localidad obligaron al obispo a pagar un importe anual a cambio de su defensa. En 1132 el señor de la villa era Berenguer Guillem de Bescaran y en 1140 Guillem de Bescaran.
El edificio presentaba una planta compuesta por una nave rectangular, un ábside semicircular precedido por un presbiterio trapezoidal –forma provocada por la desviación de su muro norte– y un campanario cuadrado en el tramo oriental de su muro sur. Con la excepción de la fachada oeste, que ha desaparecido, de los paramentos perimetrales del templo apenas se conserva la parte inferior, que en la cabecera alcanzan unos 2 m de alto. En el muro sur de la nave, se conserva el arranque de una pilastra, lo que podría ser testimonio de la existencia de un arco fajón que reforzaría una hipotética bóveda de cañón y que delimitaría dos tramos. La idea de que la nave hubiera contado con este tipo de cubierta, se ve reforzada por la presencia, a la altura de la pilastra, de la base de un contrafuerte exterior.
La torre campanario alcanza una altura aproximada de unos 15 m y está formada por seis niveles, de los que sólo los tres superiores aparecen claramente individualizados al exterior, pues los otros forman parte del liso cuerpo inferior. En lo alto de éste se abren cuatro aspilleras con arco de medio punto monolítico enmarcado por dovelas. Por encima de él, las cuatro caras de los tres niveles superiores son perforadas por sendas ventanas geminadas con dobles arcos de medio punto en degradación, apoyados en pilares en los dos pisos inferiores y en columnas con capiteles mensuliformes en el superior. En este nivel los vanos son más grandes que los del resto del campanario y están algo descentrados en relación a éstos. Sobre todas estas aberturas, discurren sendos frisos de cinco arquillos ciegos en los niveles inferiores, y seis en el superior. La ventana oriental del piso superior, la única de dicho nivel que se apoya en un pilar, fue reformada, como lo pone en evidencia que sus arcos sean escarzanos. En la parte inferior del flanco norte de la torre se halla la puerta de acceso, de arco de medio punto, la cual, parece que comunicaba con la nave por medio de un corredor. Distribuidos y alineados verticalmente en los laterales de las diferentes fachadas, se encuentran numerosos mechinales.
El aparejo de la torre está compuesto por sillarejo de diverso tamaño dispuesto uniformemente en hiladas, las cuales se interrumpen al encontrarse con algunos de los sillares mejor trabajados y de mayor tamaño que se encuentran en las esquinas. En los restos de los paramentos de la nave y el ábside, el aparejo es más irregular y está labrado más toscamente. En la cabecera se conserva parte del revoque que lo cubría.
Podría situarse la construcción de esta iglesia a caballo entre los siglos xi y xii.
Texto: Juan Antonio Olañeta Molina - Fotos: Christine Terrier/Fernando Arnó García de la Berrera - Planos: Christine Terrier
Baraut i Obiols, C., 1978, pp. 50-53 y 91-93; Baraut i Obiols, C., 1979, pp. 277 y 280; Baraut i Obiols, C., 1980, pp. 45-47, 75-77, 100-101 y 120-121; Baraut i Obiols, C., 1981, pp. 38-40 y 67-71; Baraut i Obiols, C., 1982, pp. 97 y 156; Baraut i Obiols, C., 1983, pp. 29-31 y 157-158; Baraut i Obiols, C., 1984-1985b, p. 134; Baraut i Obiols, C., 1986-1987, pp. 83-84 y 98-99; Baraut i Obiols, C., 1988-1989, pp. 167-168, 183-184, 231-235 y 274-275; Bertran i Roigé, P., 1979a, pp. 277-280; Castells Catalans, Els, 1967-1979, VI (2), p. 1240; Catalunya Romànica, 1984-1998, VI, p. 152-154; Soler i García, J., 1964, pp. 33-35.