Santa María de Sarroqueta
EL PONT DE SUERT
Iglesia de Santa Maria de Sarroqueta
El caserío de Sarroqueta o Sarroca de Barrabés se encuentra en el valle de Barrabés, demarcación natural que comprende la cabecera del río Noguera Ribagorzana, y se extiende hacia el Sur hasta El Pont de Suert, localidad de la que dista 6,5 km. A él se accede desde la carretera N-230, tomando un desvío entre los kilómétros 126 y 127. Tras recorrer 2,6 km, justo antes de llegar al núcleo de Sarroqueta, se debe tomar el antiguo camino a Llesp, que se arranca a mano derecha, el cual conduce directamente a la iglesia, que se encuentra sobre un altozano a la izquierda del camino.
Se considera que hace referencia a Sarroqueta un documento fechado en 1015 que contiene el acta de consagración de los altares de San Pedro y de la Santa Cruz del monasterio de Lavaix, en el que Gamisa, su esposa Sança y su hijo Isarn donaron a dicho cenobio la décima de su viña qui est in ipsa rota. En 1085, el rey Sancho Ramírez, donó al monasterio de San Andrés de Barrabés los territorios de Castro Vivo (Viuet), Roca (Sarroqueta), el valle de Barrabés y el valle de Supersallientis (el área de Aneto y Senet). En 1083 se detecta la presencia de una castellanía en Sarroca que durante el siglo xii dio lugar su propio linaje, del que está documentada la figura de Artau Sarroca en 1183. Santa Maria de Sarroqueta fue visitada por legados del papa Gregorio XI en 1372, momento en el que tenía como sufragáneas a las iglesias de Casterner de Noales y Bibiles. Ante la escasa documentación sobre la iglesia y el lugar, se debe enmarcar la evolución histórica de Sarroqueta en el devenir del valle. Así, en 1092 el monasterio de San Andrés de Barrabés junto con todas sus posesiones, pasó a depender de San Vicente de Roda de Isábena, hasta que en 1309 pasó a manos del obispo de Lleida.
La iglesia de Santa Maria de Sarroqueta, que se encuentra en un avanzado estado de ruina, y que ha sido severamente transformada con el paso de los siglos, presentaba, en origen, una planta compuesta por una alargada nave trapezoidal –más estrecha en el presbiterio que en los pies–, y cubierta antaño por una bóveda de cañón, hoy día arruinada, y por un ábside, que posiblemente fue semicircular, pero que actualmente es plano. A la nave se le añadieron con posterioridad dos capillas laterales, una a cada lado. Además, en el muro norte hay adosadas dos estancias de planta rectangular que debieron de desempeñar la función de sacristía. Ninguna de las ventanas que se abren en los paramentos del templo pertenece a la estructura románica original. Una torre, de planta cuadrangular, se alza en el extremo oeste sobre un pórtico formado por tres arcos de medio punto. La puerta de entrada, también de factura posterior, se encuentra en el muro sur.
De la edificación románica tan sólo restan las partes bajas de los muros de la nave, con aparejo compuesto por grandes sillares escuadrados y colocados longitudinalmente en hiladas regulares. Por encima de esta primera fase románica el aparejo pasa a ser de irregular mampostería. En algunas zonas se aprecia el aprovechamiento de algunos sillares de época románica.
Dada la intensidad de las reformas a las que ha sido sometido este templo, su datación presenta cierta dificultad. No obstante, para las estructuras más antiguas de la misma, las partes inferiores de los muros perimetrales, se ha propuesto una cronología que se sitúa a finales del siglo xii o comienzos del xiii.
Texto: Juan Antonio Olañeta Molina/Nuria Otero Herráiz - Fotos: Nuria Otero Herráiz
Bibliografía
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