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Vista general de Santa Margarida de Privà

Identificador
25037_04_003
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41.8963164,0.8063126
Idioma
Autor
Alicia Brosa Lahoz
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Santa Margarida de Provà

Localidad
Vilanova de la Sal
Municipio
Les Avellanes i Santa Linya
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Santa Margarida de Privà

Claves
Descripción

LES AVELLANES

Iglesia de Santa Margarida de Privà

Presidiendo la vertiente sur de la colina en la que se levanta el castillo de Privà, y dominando el barranco de la Ribera, se erigen los vestigios de la antaño prominente iglesia de Santa Margarida de Privà. El templo está situado en la bella localidad de Vilanova de la Sal, en la comarca de la Noguera. Partiendo de la carretera C-12 y poco antes de llegar al pueblo de Les Avellanes, se encuentra el monasterio de Santa Maria de Bellpuig de les Avellanes. Tomando el desvío que pasa por delante del monasterio, se continúa por una pista asfaltada durante poco más de 1,5 km, hasta llegar a una bifurcación desde la que se debe tomar el camino de la derecha. En el siguiente cruce, a unos 400 m, se toma la pista de la derecha que lleva a la entrada del pueblo de Vilanova de la Sal por la carretera LV-9045 que viene de Gerb. Pasada esta población, se sigue por la misma carretera durante unos 3 km, hasta llegar a una pista forestal señalizada que arranca a la derecha. Después de 1,4 km de subida por un camino pedregoso, se encuentran los muros parcialmente derruidos de la iglesia de Santa Margarida de Privà, los únicos restos supervivientes del antiguo pueblo y castillo de Privà, una villa medieval fundada a mediados del siglo xii por el conde Ermengol V de Urgell.

 

La primera mención a este templo se encuentra en una donación que realizó Ermengol V de Urgell de la iglesia de Privà a Santa Maria de Solsona en 1093. Según este documento, la iglesia de Privà pasó a depender de la vecina parroquia de Santa Maria de Santa Linya. Ello explicaría su ausencia en las bulas de 1151 y en el acta de consagración de Santa Maria de Solsona de 1163, a pesar de ser patrimonio de la canónica solsonense. La vinculación de Privà con la parroquia de Santa Linya parece coherente con el hecho de que, ya en el siglo xi, el castillo de Privà estaba integrado en el término de Santa Linya. A finales del siglo xiii vuelve a aparecer mencionada como perteneciente a Solsona en unas listas de iglesias del obispado de Urgell que habían contribuido a los diezmos de los años 1279, 1280 y 1391. Cuando a mediados del siglo xiv la población comenzó a ocupar tierras de más fácil cultivo, el antiguo pueblo de Privà quedó abandonado en beneficio de Vilanova de Privà.

 

El templo está situado en un terreno en pendiente, en el que la zona noreste queda más elevada que la suroeste. Para salvar este desnivel, en el ángulo suroeste del muro meridional se dispusieron seis podios escalonados, de entre 20 y 158 cm de altura. En el interior, esta diferencia de nivel se pone de manifiesto en los escalones que hay que descender para acceder a la nave tras haber traspasado el umbral de la portada. Es un edificio que presentaba una planta compuesta por una sola nave rectangular, cuya longitud es casi el doble que la anchura –19,30 x 9,40 m–, y un ábside semicircular del que apenas se han conservado escasos restos de su arranque en el lado norte. Éste estaba precedido por un arco presbiterial, apoyado en dos semicolumnas rematadas en sendos capiteles lisos, de las que sólo se mantiene en pie la septentrional. La nave estaba cubierta por una bóveda de cañón apuntada, en la que una buena parte del tramo occidental y el arranque en el muro norte del oriental han conseguido salvarse, por el momento, del hundimiento. Un arco fajón, que determina dos tramos en la nave, está formado por un doble baquetón flanqueado por dos molduras baquetonadas más finas, el cual se apoya en sendas columnas con capiteles lisos, adosadas a pilastras. Las semicolumnas cuentan con basas áticas con toros inferiores muy desarrollados, y apoyadas en plintos. La parte superior del arco fajón no se ha conservado. El perímetro de la base de la bóveda está recorrido por una doble moldura, baquetonada la inferior y biselada la superior, la cual, al pasar sobre el vano interior de la puerta, se adapta a la forma de su arco escarzano. En el lado norte del tramo oriental de la nave, el muro está perforado por una capilla con arco apuntado, de cuya pareja opuesta en el lienzo sur apenas subsisten unos restos.

 

La portada, situada en el muro norte, en el tramo occidental de la nave, está formada por un arco levemente apuntado, y tres arquivoltas formadas, la inferior, por un friso de arcos apuntados que apoyan su base en una moldura en baquetón, la central con una doble moldura baquetonada en la arista, y la exterior, lisa, con una arista, también con un fino baquetón. El conjunto está enmarcado por una chambrana con puntas de diamante. Las dovelas del arco y de las arquivoltas presentan numerosas marcas de cantero en forma de cruz y triangular, mientras que en las jambas están decoradas con un ave, inscripciones y varios escudos heráldicos.

 

Adosado al ángulo sur de la nave se levantaba el campanario, hoy parcialmente derruido y apenas distinguible, incluido dentro del armazón del templo. Su planta rectangular sobresale poco del muro de la iglesia, a pesar de que dispone de unos fuertes cimientos escalonados idóneos para la irregular topografía en la que se erige, con una sucesión de podios cuya altura varía de 60 cm a 155 cm. En el interior del campanario se conserva la escalera de caracol, de 1,25 m de diámetro, a la cual se accedía por una puerta de 65 cm de anchura hoy desaparecida. Los escalones triangulares, de 20 cm de altura, 25 cm de profundidad máxima y 55 cm de anchura, tienen una prolongación cilíndrica que, superpuesta, forma el árbol de la escalera helicoidal. En estos sillares también se han encontrado marcas de cantero. Cerca del campanario, en la parte superior del muro sur, se distinguen seis canecillos de cuarto bocel que sostenían la cornisa.

 

El aparejo utilizado en los paramentos es de buena calidad, conformado a base de sillares rectangulares bien escuadrados de piedra caliza blanca, la mayoría de ellos con marcas de cantero, de las que se han identificado hasta trece distintas. Una observación atenta permite apreciar ciertas diferencias en la factura de los lienzos, las cuales, además, están asociadas a diferentes tipos de marcas de cantero. Mientras que en el muro norte y en la parte oriental del sur, la cara exterior de los sillares está punteada y las marcas que predominan son cruces, escuadras y ángulos con su bisectriz, en el tramo occidental del muro sur, a partir de una junta en la que se discontinúan las hiladas, la superficie de la cara de los sillares pasa a estar más pulida, y las marcas con una a se hacen predominantes, si bien se conservan piezas con las marcas anteriores, sobre todo en las hiladas inferiores. En esta segunda zona, las uniones entre los sillares son menos finas, y el paramento no parece haber estado cubierto con lechada de cal.

 

Se ha datado la construcción de este edificio ya bien entrado el siglo xiii.

 

Texto: Alicia Brosa Lahoz /Juan Antonio Olañeta Molina - Fotos: Alicia Brosa Lahoz

 

Bibliografía

 

Bertran i Roigè, P., 1979a, p. 318; Catalunya Romànica, 1984-1994, XVII, pp. 207-208; Riu i Riu, M., 1979, p. 255; Rius Serra, J., 1946, pp. 182 y 205; Vidal Sanvicens, M. y López i Vilaseca, M., 1984, pp. 572-575.