Sant Esteve de Canelles
Iglesia de Sant Esteve de Canelles
La iglesia de Sant Esteve de Canelles está situada en el vecindario homónimo, que pertenece al municipio. Se ubica en la zona meridional del pueblo, en una suave elevación cercana al río Fluvià. Para acceder, desde la carretera N-II debemos tomar un desvío a la altura del km 744, y seguir por la carretera local GIP-5126 que conduce hasta el vecindario, situada a uno 4 km. También se puede llegar por la pista asfaltada que, desde Navata, pasa por la iglesia de Sant Pere y llega finalmente a Canelles.
Muy tempranamente aparece mencionado el templo en un diploma de Carlos el Calvo del año 855, como posesión de la abadía languedociana de Santa Maria de la Grassa; sendos diplomas de Carlos el Simple (899 y 908) ratifican posteriormente dicha posesión, que poco después era reclamada por el abad de la Grassa, Vitiza, al obispo gerundense Guiu (914). La vinculación con la abadia occitana se ratifica en una bula papal del 951, en la que queda constancia de una doble dedicación del templo, llamado Sancti Stephani et Sancti Peregrini in comitatu Bisuldunensi. Otra bula del año 1119 vuelve a confirmar la posesión, que perduró hasta finales del siglo xiv. Luego el templo pasó a ser sufragáneo de la parroquia de Romanyà d’Empordà. La fachada y el campanario datan del siglo xviii, época en la que seguramente también fue construida la sacristía, ya que en el dintel de una ventana aparece la fecha de 1774.
Estamos ante un edificio románico de una sola nave con ábside semicircular y que, como hemos apuntado, fue objeto de reformas en el siglo xviii. En 1990-1991 se llevó a cabo una intervención con el objetivo de consolidar la estructura, reparar la cubierta, eliminar el coro y sanear los aparejos externos a la par que se renovó el pavimento. Todo ello con la participación del Departament de Cultura de la Generalitat, la Diputació de Girona, el ayuntamiento de Navata y el obispado de Girona.
La puerta de acceso está situada en la fachada occidental, y va enmarcada por un arco de medio punto adovelado que se cree proviene de la reforma citada. En la parte superior central se observa una ventana de doble derrame, con arco de medio punto monolítico y montantes a base de sillares de piedra arenisca.
El muro norte está encalado y linda con un pequeño cementerio, cuyas tumbas le están arrimadas. Por el contrario, el muro de meridional muestra un aparejo irregular trabado con abundante argamasa y tiene adosados el campanario y la sacristía. Éste muro está formado con sillares de piedra arenisca de buena factura, y presenta en el centro una ventana de doble derrame similar a la de la fachada de poniente.
En el interior de la nave, los muros laterales muestran un aparejo de piedras de tamaño mediano trabadas con argamasa y colocadas en hiladas. Además, van reforzados con unos grandes arcos ciegos que se sustentan en impostas biseladas que descansan en pilares adosados al muro. Una cornisa biselada en caveto marca el arranque de la bóveda de cañón de la nave, que en su primer tramo es de medio punto y, cerca del ábside, ligeramente apuntada. La bóveda absidal, en cuarto de esfera, probablemente corresponde a una segunda etapa constructiva datada entre los siglos xii y xiii.
Como conclusión, podemos decir que el edificio actual es, en sus estructuras originales, un templo románico del siglo xi, reformado entre los siglos xii y xiii y luego muy modificado en épocas posteriores. La fachada y el campanario datan del siglo xviii, época en la que seguramente también fue construida la sacristía.
Elementos de forja de la puerta de acceso
Los batientes de madera de la puerta presentan elementos de hierro forjado de tradición románica que, probablemente, corresponderían a una puerta anterior. Se trata de cuatro juegos de cintas rematados por volutas enfrentadas de corto recorrido. Se observa además una cinta lisa, sin volutas y ligeramente acanalada. Completan el conjunto un cubre cerrojo cuadrangular y un tirador a base de argolla que cuelga de una pieza circular, todo ello de factura algo tosca. La mitad inferior de los batientes se cubrieron con placas anchas lisas, a modo de protección, fijadas con clavos de cabeza roma.
Se hace difícil su datación que en cualquier caso no corresponde a la etapa inicial del edificio.
Texto y fotos: Montse Jorba i Valero
Bibliografía
AA. VV., 1995, p. 109; Badia i Homs, J., 1977-1981, II-A, pp. 277-278, 284; Borrell i Sabater, M., 2007, p. 57; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, p. 583; Montsalvatge i Fossas, F., 1909, p. 22; Pons i Guri, J. M., 1964-1965, p. 72; Villanueva, J., 1803-1852, XIII, p. 44.