Castell de Montapastre
Castillo de Montaspre
El escarpado de los Castellots es el punto más alto del despoblado de Montaspre, al Norte del cual se eligió el lugar para construir el fuerte, desde donde se visualiza todo el valle de Àger. Se accede a este lugar desde la cabeza de municipio por la carretera C-13 hacia el Norte, y tras recorrer 25 km, se ha de tomar una desviación a la izquierda en dirección a Áger, hasta l’Ametlla del Montsec. Desde la parte alta del pueblo empieza un camino forestal que se recorre a lo largo de 2,8 km en sentido noroeste, hasta llegar delante de la fortaleza, donde se debe ascender por un sendero limpio de vegetación pero carente de señalización.
El primer documento donde aparece citado el castillo es en una donación que data de 1048, donde Arnau Mir de Tost y su mujer Arsenda cedieron a Sant Pere de Àger unas iglesias entre las que se incluían las que sunt et erunt in kastello quod dicitur Asper Mons et infra terminus eius. El lugar, que todavía es denominado con una variación del antiguo topónimo de Aspremont, vuelve a aparecer en 1057 relacionado con los anteriores donantes en una permuta que les efectuaron Gaufret Ollomar y su mujer Guisla de una viña situada in castro Asperum Montis, de casas y tierras a cambio de otro viñedo en Montmagastre y viviendas en Comiols. Poco después, en 1066, se llevó a cabo la repartición de los bienes patrimoniales de la abadía de Àger en la que se le concedió al canónigo Mir Oliba el diezmo dominical del castillo y una viña a la orden canonical. La siguiente noticia aparece más adelante, en el testamento que realizó en 1112 Guillem Gilabert, que como castellano dejó en feudo a su mujer Dolça y sus hijos, el castillo de Montaspre. Además, devolvía los bienes del lugar a la bailía de su señor, Arnau Dalmau, y las propiedades de las que gozaba en Àger, a Roland Marches.
El castillo de Montaspre presenta una planta dispersa por el hecho de estar construido sobre un espinazo rocoso, junto a una torre de vigilancia y posiblemente alguna muralla, todos ellos, restos difíciles de ver a causa de la abundante vegetación que crece a su alrededor. El vestigio de la fortaleza más vistoso que se conserva es un muro rectilíneo al Norte, de unos 6, 5 m de longitud que continúa al Este con una forma curva de unos 3,5 m. Se cree que posiblemente la pared norte continuaría hacia el Oeste, hasta una roca, y, en sentido Norte-Sur, enlazaría con el muro de mediodía, del que no queda nada. El muro que el tiempo nos ha legado presenta tres registros, el inferior de los cuales tiene un grosor de 1,30 m y una altura de 4 m a lo largo de los cuales se abren dos aspilleras simples. Divide este primer nivel del segundo, una moldura de unos 0,40 m, sobre la hay otras tres aspilleras a pocos centímetros. Este piso, que podría corresponder a la planta noble, sería de menor tamaño que el anterior debido a que todavía se conserva otra moldura a 2 m de la otra, sobre la que se hallan algunas hiladas más de piedra. La planta sería mucho más larga que ancha, según las posibilidades que presenta el terreno. El material de construcción es sillarejo que conserva el mortero sólo en el primer nivel.
Al Sur de la misma cadena se alzan los vestigios de una torre albarrana de planta cuadrada irregular, adosada a la roca y cuyo muro, realizado con un sillarejo estrecho y alargado, tiene unos 4 m y un grosor de 1,30 m.
Montaspre era un conjunto feudal formado por el castillo, la iglesia y el pueblo construido alrededor del fuerte. Los restos del antiguo caserío se sitúan al Este, en el llano, del que sólo se pueden ver restos de su paramento. En las proximidades de la iglesia de Sant Miquel, al Oeste de una explanada, se aprecia un aljibe realizado con grandes sillares, rodeado por derrumbes y vegetación, que tiene una profundidad de 1,8 m y 2,8 por 5,5 m de lado y está cubierto con una bóveda. Cabe la posibilidad de que esta obra se realizara en época gótica, por lo que si a finales de la Edad Media todavía se erigían construcciones, el éxodo fue tardío. Cerca de la cisterna se abre en la ladera de la peña una cueva que podría haber estado relacionada con el hábitat castrense.
Por comparación con la estructura del primer castillo de Montclús, se ha fechado el de Montaspre dentro del siglo xi.
Texto y fotos: Raquel Cardona Segura
Bibliografía
Catalunya Romànica, 1984-1998, XVII, pp. 335-336; Fité i Llevot, F., 1986a, II, pp. 359-362.