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Vista de la fachada oeste de Sant Vicenç de Maià de Montcal

Identificador
17098_06_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.22232, 2.74232
Idioma
Autor
Carles Sánchez Márquez
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Sant Vicenç de Maià de Montcal

Localidad
Maià de Montcal
Municipio
Maià de Montcal
Provincia
Girona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Vicenç de Maià de Montcal

Descripción

MAIÀ DE MONTCAL

 

Municipio de la Garrotxa que se asienta en los pies de la montaña del Montcal, en una llanura flanqueada por las rieras de Maià y Segueró, afluentes del río Fluvià. Se halla a 40 km de Girona, y a él se puede llegar a través de la C-66, dirección Besalú hasta el cruce con la N-260 que conduce a Figueres. Tras recorrer 4 km, debe tomarse el desvío de la izquierda que nos llevará hasta el centro de la villa de Maià de Montcal. El término municipal comprende los vecindarios de Bruguers, Dosquers, el Pla de Baix, Jonqueres, la Riera, les Carreres, Usall i Vila-rodona y Pocafarina.

 

La singularidad geográfica del lugar, presidido por una larga llanura entre la vertiente meridional del Mont y el curso del Fluvià, favoreció la existencia de asentamientos estables desde época ibérica. En este sentido, el hallazgo de restos cerámicos en el alto de Jonqueres, donde actualmente se asienta la iglesia de Santa Magdalena de Maià, son evidencias suficientes para suponer la existencia de un oppidum, ocupado como mínimo hasta la segunda mitad del siglo II o el siglo I aC. Por otro lado, la aparición de restos de un pavimento de opus signinum y de monedas en el término de Maià indica también la presencia de un asentamiento de época romana, probablemente una villa dedicada a la exploración del territorio.

 

Las referencias históricas acerca de la villa de Maià son escasas y remontan al siglo x. Desde muy temprana fecha aparece integrada en el antiguo condado de Besalú, tal y como atestigua el diploma expedido el 978 por el conde Miró de Besalú, en el que hacia donación al cenobio de Sant Pere de una casa in villa Maliano. En un documento anterior, del año 957, se menciona que entre las diversas personalidades que participaron en el complot que acabó con el asesinato del conde Guifré II de Besalú se encontraba un tal Seniofred, capellán afincado en Maià. Todo parece indicar que se trataba del feudo de los sublevados, que pasó a la propiedad condal y después al monasterio de Sant Pere de Besalú. En cualquier caso, ambas referencias constituyen las noticias más antiguas del lugar.

 

 

Iglesia de Sant Vicenç

 

La iglesia de Sant Vicenç se localiza en la parte alta del casco urbano. A la entrada de la villa se sigue la carretera asfaltada que asciende hasta lo alto de pueblo y desemboca en una explanada ante la iglesia.

 

El templo está documentado desde el año 978, cuando el conde de Besalú Miró Bonfill hizo donación de la iglesia de Sant Vicenç de Maià al monasterio de Sant Pere de Besalú: dono ad prefatum cenobium in villa Maliano juxta ecclesia Sancti Vicencii. Perdemos el rastro de la iglesia hasta el siglo xii, en que Ramon capellanus de Maiano (1170) y su hermano Bernat se pusieron bajo la protección del monarca Alfonso I. Cinco años más tarde vuelve a ser citada como Sancti Vicencio de Maiano en el testamento de Hug I, vizconde de Bas, el cual dejó diez sueldos a la citada parroquia.  

 

Es precisamente su heredero, Hug II Ponç, el protagonista del siguiente episodio, acaecido en el 1198. En una contienda mantenida con su primo Pere de Cervera, establecieron un acuerdo según el cual este último recibía todo lo que el primero tenía en las parroquias de Sant Vicenç de Maià a cambio de reconocer a Hug como vizconde de Bas. La iglesia no vuelve a ser citada hasta el siglo xiii, en este caso como ecclesia de Mayano, mientras que en los nomenclátores de la catedral de Girona aparece como ecclesia parrochialis sancti Vincentii de Mayano.

 

La iglesia de Sant Vicenç de Maià de Montcal responde a las características del románico pleno que se desarrolló en tierras del antiguo condado de Besalú en la segunda mitad del siglo xii, con iglesias de nave única, abovedada, sin crucero y con un ábside semicircular en el que se abre una ventana de doble derrame. En el templo dedicado a san Vicente, se advierte dicho esquema. Presenta planta de cruz latina, con cabecera semicircular cubierta con bóveda de cuarto de esfera y nave única con bóveda que responde a una tipología de medio cañón apuntado.

 

A cada lado de la nave hay una serie de dos capillas laterales  establecidas en el grosor del muro románico, que fueron añadidas posteriormente a la fábrica original. El conjunto se completa con una tribuna, añadida tardíamente a los pies de la nave. La sencillez y austeridad decorativa del interior tan sólo se ve alterada por la ventana abocinada que se abre en el eje del ábside, reseguida por una moldura de doble baquetón que recorre el perímetro del absidal  y cuyo bloque desemboca en dos fajones que descansan en semipilares.

 

En el exterior, el ábside está coronado por una cornisa que descansa en canecillos esculpidos, que incluyen motivos vegetales y figurativos. Comenzando por el registro derecho, encontramos en primer lugar un rostro masculino barbado, de grandes ojos y nariz prominente. Los dos canecillos siguientes presentan motivos decorativos muy sencillos, con una hoja dividida por un nervio central la primera y un motivo vegetal derivado de las hojas de acanto la segunda. A continuación, se representa una figura masculina estilizada y con los brazos en alto, que algunos autores han identificado con un atlante. Finalmente, el último de los canecillos presenta un ángel con las alas desplegadas que sostiene un libro en sus manos.

 

En general, resulta difícil atribuir a dichas imágenes un significado simbólico o alegórico, respondiendo éstas a una función meramente decorativa. Se percibe en dicha escultura un estilo tosco y esquemático, con figuras de canon corto, cabeza desproporcionada y una serie de constantes como los grandes ojos lobulosos y almendrados remarcados por una doble incisión. El tratamiento con la cornisa apoyada en ménsulas esculpidas aparece con cierta frecuencia en la escultura de la comarca,  repitiendo un esquema decorativo muy parecido en las iglesias de Sant Andreu del Coll y Sant Salvador de Bianya.

 

En cuanto a la articulación exterior de los muros, a lo largo de todo el perímetro mural exterior corre una imposta lisa que marca la finalización del muro románico y el sobrealzamiento posterior de la nave. Es probable que este cuerpo superior fuese añadido a la nave en el siglo xv, en el marco de las restructuraciones que debió sufrir la iglesia tras los terremotos que saquearon el territorio del antiguo condado de Besalú. La imposta es seguida de muros limpios cuya superficie apenas se ve interrumpida por dos ventanas sin ornamentación. Cinco ventanas de arco semicircular perforan el nivel superior del muro sur, mientras que son tres las que se abren en el muro norte. En el registro inferior del mismo, se adivina un registro de aparejo de mampostería con piedra toscamente labrada y aparejada en hiladas irregulares, que presumiblemente podría relacionarse con el edificio precedente a la fábrica actual. El resto del edificio presenta una piedra sillar de buena factura, escuadrada y dispuesta  ordenadamente en hiladas uniformes e irregulares en altura.

 

El acceso al templo se realiza mediante la portada ubicada en el sector occidental. Se organiza mediante un arco de medio punto cuyo derrame permitió la realización de tres arquivoltas carecientes de decoración, que apean sobre las jambas igualmente lisas sin otro complemento que una moldura biselada a la altura de la imposta. Como se ha indicado en otras ocasiones, nos encontramos ante una tipología de portada recurrente en la zona de la Garrotxa-Empordà, con arquivoltas que enmarcan un tímpano liso, una articulación que se repite en un número considerable de obras cercanas geográficamente como Sant Feliu de Rocabruna,  Sant Andreu de Llorona o Sant Martí de Dosquers. Por otro lado, el pasador de hierro de la puerta presenta una decoración zoomórfica con una cabeza de serpiente que puede apreciarse también en las puertas de Sant Feliu de Rocabruna, Sant Andreu de Bestracà y Santa Anna d’Argelaguer.

 

Finalmente, el frontispicio es coronado por una moldura de doble vertiente bajo la cual hallamos un óculo que sustituyó a la ventana románica, cuyo arco todavía puede reseguirse en la parte superior del hastial. Ésta debía presentar en origen una estructura similar a la de Sant Martí de Dosquers, con tres arquivoltas que apoyan en una imposta lisa. El resto de la volumetría externa se completa con la presencia de la torre campanario adosada a los pies de la iglesia, de planta cuadrada y con dos oberturas en cada uno de sus lados.

 

La iglesia de Sant Vicenç de Maià de Montcal podría datarse muy probablemente en el último tercio del siglo xii, a tenor de las formas que lo configuran, los elementos ornamentales           (ménsulas del ábside), así como las características estructurales del edificio. Fue restaurada en el año 1978 coincidiendo con el milenario de la primera mención documental a la iglesia.

 

Texto y fotos: Carles Sánchez Márquez - Planos: Xevi Llagoster

 

 

Bibliografía

 

Catalunya Romànica, 1984-1998, IV, pp. 245-246; Corominas Planellas, J. M. y Marqués Casanovas, J., 1967-1978, IV, pp. 159-162; Grabolosa i Puigredon, R., 1968, p. 169; Murlà i  Giralt, J., 1983, p. 168; Sala i Canadell, R. y Puigdevall i Diumé, N., 1977, p. 30.