Identificador
31192_03_004
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 45' 29.12'' , -1º 32' 53.11''
Idioma
Autor
Alberto Aceldegui Apesteguía
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Labiano
Municipio
Aranguren
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Claves
Descripción
SE TRATA DE UNA IGLESIA de una sola nave con ábside semicircular, construido con sillería bastante regular, y tres ventanas sencillas con arco de medio punto. Tanto los muros del ábside como los laterales culminan en canecillos lisos convexos que sostienen arquillos, ordenados de tal modo que forman secuencias semejantes a las visibles en la localidad vecina de Zolina y en los valles de Unciti e Izagaondoa, al otro lado de la cercana Sierra de Tajonar. El semicilindro absidal carece de molduras intermedias. Se ilumina mediante tres estrechas ventanas de doble abocinamiento, profundo el interior y ligeramente achaflanado el exterior, sin otro adorno. En los muros de la Epístola y el Evangelio se abren otras dos ventanas idénticas a las del ábside, en tanto que en el lienzo de los pies se abre la sexta, mucho más amplia y flanqueada por columnas de fuste y capitel liso -muy desgastadas- y arco exterior con grueso baquetón y chambrana. La iglesia tiene dos portadas. La primera, abierta al penúltimo tramo de nave en el muro de la Epístola -como suele ser habitual-, tiene más de 3 m de ancho y 1,35 de profundidad (carece de resalte). Está formada por dos arquivoltas, cada una constituida por dos baquetones con moldura interior de doble bisel. Se trata de una solución semejante a la empleada en los nervios de bóvedas de finales del siglo XII (Santa María de Tudela), que también encontramos en Eusa, en el cercano valle de Ezcabarte. Las molduras del frente están enmarcadas por chambrana igualmente moldurada, lo que denota cierto recargamiento dentro de la sencillez. Las arquivoltas apean en columnas con capiteles decorados, cimacios grandes y basas parcialmente perdidas. Como en otras iglesias coetáneas no lejanas (Badostáin, por ejemplo) los capiteles repiten el mismo motivo por parejas. En los dos exteriores vemos una gran hoja de esquina unida por combados a otras dos semihojas; todas ellas contienen palmas, dispuestas de forma que al llegar a las volutas las hojitas siguen la curvatura consiguiendo un diseño animado. Las interiores ofrecen labor de entrelazos en dos variantes: el occidental, con tres cintas incisas que se van curvando y entrelazando de manera zigzagueante, y el oriental, con combinación de lazos de tres senos que contienen o se acompañan de hojitas incisas. En el muro de los pies, bajo la ventana más elaborada, nos encontramos con la segunda portada, que presenta un esquema general bastante parecido a la anterior, aunque su anchura supere en poco los 2 m. Además, esta portada fue objeto de restauración reciente (1980-1983) y parte de sus arquivoltas se encuentran totalmente renovadas. Columnas y arquivoltas siguen las mismas pautas que en la otra, salvo en la decoración de los capiteles. Los interiores están decorados con una hilera de hojitas lisas con nervio central y otra de hojas algo mayores terminadas en volutas acaracoladas. En los exteriores -uno de ellos totalmente destrozado- pueden apreciarse restos de tallos entrelazos culminados en bolas. Presenta un pequeño tímpano, todo él fruto de la restauración, en cuyo centro campea un crismón trinitario con una flor octopétala. Desconocemos el paradero del crismón antiguo que citan algunos autores, tal vez se rompiera durante la citada remodelación. Encima de la portada de los pies nos encontramos con la torre, edificada con un sillar mucho más pobre que el de los muros y el ábside, incluso llegando al sillarejo, aunque haya sido parcialmente restaurada. En ella vemos grandes vanos de medio punto, siguiendo el esquema de las portadas y de la ventana de los pies, con sus molduras baquetonadas en las arquivoltas y columnas sencillas sin decoración alguna. Todos estos vanos se encuentran cegados en la actualidad, exceptuando los que se asoman al muro de la epístola, por donde pueden verse las campanas. Siglos más tarde se adosó a la torre una construcción que alberga la escalera de subida a la misma, rematada por un matacán y sostenida por cuatro modillones de rollo. El interior románico era en origen muy sencillo. La nave se cubría con medio cañón apuntado, y el semicilindro absidal con bóveda de horno asimismo apuntada, todo construido con un aparejo mejor que el de los muros. Un arco fajón sobre sección de pilastras sostenidas por ménsulas lobuladas separaba el ábside peraltado de la nave y se correspondía con dos contrafuertes. Otro fajón más, también sobre ménsulas con mayor número de lóbulos, se sitúa en la mitad de la nave. En el siglo XVI fueron añadidas a cada lado, inmediatas al ábside, sendas capillas a manera de crucero y un coro a los pies. También en esas fechas se labró la pila bautismal. Tanto los elementos constitutivos de las portadas como las soluciones constructivas hacen de esta iglesia una muestra característica del románico rural de las cuencas prepirenaicas, en una cronología cercana al 1200. Antes de terminar, mencionaremos la imagen de la titular que -según Fernández-Ladreda-, aunque posee algún elemento de tradición románica (los arcos de medio punto del trono), obedece a formas de hacer propias del gótico. Dispuesta en el altar mayor, se trata de una talla del primer cuarto del siglo XIII, restaurada en el XVII. Presenta una disposición frontal con el Niño Jesús sobre la rodilla izquierda de la Virgen, que con la mano del mismo lado sostiene al Hijo, en tanto que la derecha -como las coronas- son añadidos del Barroco. Jesús bendice con su diestra y apoya la izquierda en un libro. La Virgen viste túnica de escote desbocado ajustado al cuello con un broche de forma romboidal, lo que hace confirmar a algunos autores la citada cronología.