Castell de Sant Iscle d 'Empordà
SERRA DE DARÓ
El municipio de Serra de Daró, con una extensión de 8 km², se localiza en los llanos del Empordà y se extiende por la llanura aluvial a la derecha del Ter, que es su límite septentrional; el río Daró, que da nombre al municipio, atraviesa el sector meridional del término. Además del pueblo de Serra de Daró, se incluyen en el término municipal el pueblo de Sant Iscle d’Empordà, el vecindario de Cunyà y el antiguo lugar de Matella, con población diseminada.
La carretera local GI-643 atraviesa el territorio y enlaza con la C-66, que va de Girona a la Bisbal, a la altura del término vecino de la Pera. Una trama de caminos vecinales enlaza las demás poblaciones del municipio. La noticia escrita más antigua sobre el lugar la encontramos en una bula del papa Benedicto VIII del año 1017, donde son confirmadas a la abadía de Sant Esteve de Banyoles unas propiedades situadas en Serra et infra ejus plazo.
Texto: MJV
Torre de Sant Iscle d’Empordà
Por su emplazamiento, en la cima de un ligero montículo, la población de Sant Iscle d’Empordà es claramente distinguible desde la distancia. La llamada Torre de Sant Iscle, resto del antiguo castillo del lugar, se erige en el sector suroeste del núcleo urbano, en el ángulo septentrional de una explanada con varias antiguas dependencias campesinas.
El castillo de Sant Iscle está documentada por primera vez en abril del 1271, en un convenio entre el obispado gerundense y el conde Hug V de Empúries, que debía compensar los daños causados en la forcia et ecclesia intitulata sancto Acisclo.
En la actualidad, la torre de Sant Iscle se halla en buen estado de conservación, y está exenta de elementos constructivos adosados. Coronada con un elemento metálico sobre una cúpula, presenta una planta circular y un alzado de unos
Presenta una abertura de entrada arquitrabada, culminada por un dintel y situada a unos 2’10 m del actual nivel del suelo exterior, orientada al Norte. En su intradós todavía restan los orificios que debían sustentar una puerta de madera, y los encajes para la barra que la sellaba. Contorneándola, despuntan una serie de piedras escuadradas colocadas frontalmente, aparentemente en función de ménsulas de sustentación de la muralla. Bajo esta abertura hay tres aspilleras, una de ellas junto a la entrada y las otras dos flanqueándola. El interior de la torre está completamente vacío, pero a una altura de unos
Además de la torre, del antiguo castillo fronterizo quedan, en la parte suroeste del pueblo, algunos restos lo que podía ser la base de otro elemento vertical (una torre ataludada, también construida con piedras angulares dispuestas de forma regular), así como un único fragmento de muralla –actualmente muy consolidado por actuar como muro de contención– en la parte trasera e inferior del ábside de la iglesia. De todos modos, estos dos elementos parecen corresponder a una época posterior.
Texto y fotos: Ana Victoria Paul Martínez
Bibliografía
Castells Catalans, Els, 1969-1977, II, pp. 761-766; Catalunya Romànica, 1989, VIII, pp. 312-317.