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Presbiterio

Identificador
16905_01_053n
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
39º 59' 18.31'' , -2º 6' 53.38''
Idioma
Autor
Iván Amor Carretero Gallarte
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de La Natividad de Nuestra Señora

Localidad
Arcas
Municipio
Arcas del Villar
Provincia
Cuenca
Comunidad
Castilla-La Mancha
País
España
Descripción
SIN LUGAR A DUDAS nos encontramos ante uno de los edificios más representativos del románico de la provincia de Cuenca. Su estructura apoya dicha tesis y le ofrece, si cabe, mayor belleza. Para acceder al templo se ha de tomar la segunda calle que sale desde la carretera principal y seguir unos cien metros hasta llegar al ayuntamiento; una vez aquí, tomando la segunda salida en la rotonda existente, accedemos hasta la calle principal, que termina en la plaza que da cobijo a la iglesia. Conocida desde el siglo pasado como Nuestra Señora de la Natividad (anteriormente citada en las crónicas como Nuestra Señora de la Estrella), la iglesia actual es fruto de una acertada restauración llevada a cabo en los años sesenta del pasado siglo (de la cual hablaremos más adelante), pero su origen tiene lugar en los primeros años del siglo XIII. Por tanto, su construcción comenzó tras la conquista de la capital por parte de las tropas de Alfonso VIII (1177), seguramente a partir de recibir el Forum Conche (1189), y querer revitalizar la antigua sede episcopal de Ercávica o Arcávica. Sin embargo, sorprende que su portada principal aparezca con marcados elementos ojivales de transición al gótico, en una fecha tan temprana, algo de lo que nos ocuparemos a continuación. Porque, sin lugar a dudas, lo que llama la atención es su estructura exterior, única en la provincia, aunque con reminiscencias de otras zonas de la geografía norte española. Como es costumbre, la iglesia de Arcas consta de una sola nave, con ábside semicircular y presbiterio recto, con portadas de acceso en los muros norte y sur (aunque la primera de ellas esté totalmente cegada en la actualidad) y espadaña. Este último elemento le otorga gran parte de su singularidad, ya que no aparece incrustada en el edificio, sino aislada a la manera de las torres. La espadaña se sitúa perpendicularmente al eje de la iglesia, contando en su parte inferior con una puerta que, a su vez, ejerce de entrada al recinto anterior a la iglesia. El edificio está construido en mampostería y sillarejo, con remates de sillar en las esquinas, cuerpo inferior del ábside, espadaña y cuerpo de la portada sur. El conjunto se cubre a dos aguas en toda la nave, a excepción del ábside, que lo realiza a tres, mediante el uso de teja cerámica curva. El ábside, primer elemento que nos encontramos, visto desde la citada plaza, está construido en sillarejo sobre sillar. Como todo el edificio, su cornisa de piedra apoya sobre una línea original de canecillos lisos, ligeramente moldurados en su parte más superior. En la parte central del tambor se encuentra una ventana abocinada, realizada mediante un arco de medio punto que apoya sobre columnilla de capitel sin decoración. Tras el ábside, a mano izquierda del espectador (perpendicular a la fachada sur), el siguiente elemento de descripción es la ya mencionada espadaña. Aunque de origen románico, sufrió ciertas remodelaciones en el siglo XVI. Se divide en dos cuerpos bien diferenciados: el inferior cuenta con arco doble apuntado que realiza las funciones de pasadizo, y el superior presenta tres escalonamientos. Cuenta este último cuerpo con dos huecos para campanas, solventados mediante arcos apuntados, y sobre ellos uno más, de medio arco, para el campanil. En la cara oeste, entre el primer y segundo cuerpos, la espadaña presenta una tribuna con barandilla desde donde se llama a la oración. Para acceder a este punto existe una escalera de piedra en la parte lateral del muro sur, cuya única puerta de acceso se encuentra en el interior de la iglesia. Tras atravesar la espadaña, se accede al recinto anterior del edificio, y por tanto a su muro sur, donde se encuentra la portada de acceso, inscrita en un cuerpo saliente de sillar, lo que propicia su pronunciado abocinamiento. Cuenta con cinco arquivoltas apuntadas formadas por dos cordones con escocias como separación y recercado de diamantes. Las cinco apoyan sobre columnas que presentan capitel con decoración de vegetación. Dentro de dicha decoración podemos hacer dos divisiones, ya que las de la parte superior tienen forma de tronco de pirámide, mientras que las inferiores, con forma de hoja, llegan a cubrir casi la totalidad del cuerpo de los capiteles. En cuanto a las columnas, presentan fuste liso y basas de toro que descansan sobre plinto. Por último, entre las dos primeras columnas, a ambos lados del arco, aparece una decoración a base de bolas. En cuanto a la decoración de las columnas y los capiteles, varios son los autores que se hacen eco sobre sus inmediatas antecesoras; así, por ejemplo, Monedero Bermejo opina que el maestro que realizó esta portada trabajó también en la iglesia de Alcocer (Guadalajara), que hasta no hace muchos años perteneció a la diócesis de Cuenca. Por otro lado, Nieto Taberné señalaba que su estructura pudo servir de inspiración para la realización de varias portadas de esta provincia, como Torrecilla, Villaseca, Ribatajada, Villarejo de Periesteban o Cervera del Llano, entre otras. Por último cabe indicar que quizá éste sería el mismo maestro que realizó algunas obras en la catedral de Cuenca, ya que se puede apreciar el uso del mismo pilar octogonal o el predominio de la decoración vegetal en ambas obras. En definitiva, una mezcla entre los dos estilos más pujantes en la provincia en esos momentos, el “nacional” o románico, frente al “extranjero” o gótico. En el muro norte encontramos otra portada de acceso, cegada en la actualidad, que se resuelve mediante arco de medio punto, con recercado de puntas de diamante y que apoya directamente sobre el muro mediante una cornisa decorada como la que encontramos en la portada principal. Entrecortando dicha entrada se construyó una pequeña capilla (fundada por García de Coral) en el siglo XVII. En la actualidad su única nave se cubre mediante un artesonado de madera realizado en el siglo XVI, mientras que en origen debió de haber sido realizado con armadura de madera de par y nudillo con tirante. También de su época inercial de construcción son una línea de sillares cortados que indicarían el comienzo de la bóveda que tapaba la zona del ábside y el presbiterio. Hoy en día la cabecera cuenta con tres pequeñas ventanas abocinadas, como ya se indicó anteriormente (una en el centro del tambor del ábside y dos más enfrentadas en cada uno de los muros del presbiterio), y siguiendo los vestigios existentes (pequeñas muestras de pinturas murales) se cree que la parte superior del ábside estaría decorada. Aquí se sitúa el altar, y tras él una pequeña escalera que conduce a la cripta, utilizada actualmente como sacristía. Entre el presbiterio y la nave se halla un arco de medio punto, de sillar, que apoya en el muro gracias a una cornisa volada. En el lado de la epístola, antes de llegar a la puerta principal, se encuentra la pequeña puerta que comunica directamente con las escaleras que llegan a la espadaña. Sobre esta apertura se sitúa una ventana, de fábrica moderna. A los pies de la nave se localiza el coro alto de madera que apoya directamente sobre ménsulas. Bajo él se halla una de las dos pilas bautismales que analizaremos más adelante. Por último, en el muro norte, enfrentada a la portada principal, se halla la citada capilla de García del Coral, rompiendo también al interior con la portada de origen románico de este muro. Aún así, tras la segunda pila bautismal, que fue colocada en este lugar hace un par de años, se puede apreciar parte del arco de medio punto y los sillares sobre los que se incrustaba. Como citábamos más arriba, la iglesia de Arcas tiene el privilegio de contar con dos pilas bautismales en su interior. Durante décadas una de ellas permaneció en el exterior del templo, como adorno del patio anterior de la entrada principal. Afortunadamente, hace unos años fue trasladada al interior de la nave y recobró su función original. Según varios autores, entre ellos Nieto Taberné, estaríamos ante la pila primitiva de la iglesia. Ésta presenta 95 cm de altura frente a 143 de diámetro, apoya sobre pedestal cuadrado y se podría incluir dentro del grupo de pilas de gallones decoradas con cenefa. Así, en su parte superior presenta una cenefa decorada mediante un doble zigzag, hasta llegar a sus actuales laterales (aproximadamente los lados opuestos del ecuador de la circunferencia) donde se ve interrumpido y presenta decoración de dos caras, entre las que se inscribe una cruz dentro de un círculo. A su vez, la parte inferior o vaso se decora mediante bastos gajos que son delimitados en el segmento superior por la cenefa y que tienden a recogerse en la base. Por último, en el pedestal, aunque hoy en día muy deteriorado, se puede apreciar una pequeña decoración vegetal en las caras de su cuadrado. La otra pila bautismal se sitúa bajo el coro y cuenta con unos 103 cm de altura y 128 de diámetro. Se da la coincidencia de que ambas pilas presentan las mismas características, aunque ésta sería de época posterior. Presenta una decoración con gajos acompañada de cenefa. En el borde superior, anterior a la cenefa, tiene diversas muescas verticales (a modo de cordón sogueado). Bajo éstas aparece la cenefa, delimitada entre bandas horizontales y con decoración de triple zigzag. El cuerpo del vaso se ornamenta mediante gallones abultados que se agrupan en la base. Sostiene la pila un pie de base cuadrangular añadido con posterioridad. Dicha estructura también se presenta en otras pilas de la provincia, como Alcohujate, aunque lo normal es que no se den los dos elementos al mismo tiempo, es decir, cenefa en zigzag y gajos, y sí por separado. Así, por ejemplo, pilas lisas pero con cenefa en zigzag las encontramos en Caserío de Embid o en Villanueva de Guadamejud, mientras que presentando la misma cenefa pero acompañadas de arquería se dan en Canalejas del Arroyo o Valdecolmenas de Arriba. De aquí procede una imagen de la Virgen con el Niño: sentada sobre un pequeño trono, sujeta con su mano derecha una pequeña bola, mientras que la izquierda hace de apoyo para el Niño. Éste, totalmente erguido, apoya sus pies sobre la pierna izquierda de su madre, y con su mano derecha realiza el gesto del orador. Realizada en madera policromada, ahora se conserva en el Museo Diocesano de Cuenca.