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Interior, vista del arranque de los arcos fajones

Identificador
40190_01_075
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
40º 59' 59.81" , -4º 7' 0.78"
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de Santiago

Localidad
Bernuy de Porreros
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
AL SUR DE LOS DOS TRAMOS más orientales de la primitiva nave se dispone la torre, de planta cuadrada, levantada en mampostería con refuerzo de sillares en los esquinales y acceso a través de una escalera de caracol inscrita en un cuerpo cilíndrico adosado al oeste, obra claramente dieciochesca. Conserva el campanario su estructura románica, con un piso bajo liso en el que las recientes obras han dejado al descubierto un arcosolio de medio punto con restos de pinturas postmedievales (florones inscritos en clípeos y rombos), cegado con un relleno de mampostería en el que se incluyó una de las cruces del calvario que rodearía la iglesia. Sobre este piso bajo y ciego, que se alza por encima de la nave, se sitúan otros dos, marcados al exterior por sendas impostas de bocel y listel el inferior y nacela el otro. En ellos se abrían, respectivamente, series de uno y dos vanos de medio punto por lienzo, hoy cegados al añadirse a la estructura un remate barroco con dobles vanos de ladrillo. Bajo este cuerpo añadido es bien patente la línea de canes de la cornisa original que remataba los muros, restando los angulares -con perfil de proa de nave- y las rozas de los restantes. Resulta compleja la interpretación de los dos ámbitos del cuerpo inferior de la torre, especialmente de la angosta cámara adintelada del inferior, que fue en su mayor parte condenada y extraordinariamente protegida por puertas acorazadas y rejas de hierro, que dan acceso a una minúscula estancia en cuyo piso se dispuso un lóculo de tamaño no mucho mayor al de una caja de caudales y en el que debía custodiarse documentación especialmente importante para la parroquia o el concejo. Sobre este piso modernamente reformado se alza otro, parcialmente colmatado y cerrado con bóveda, lo que vuelve a plantearnos aquí el tan frecuente interrogante del acceso a los pisos altos de las torres románicas. Ante la fachada meridional se dispone una notable galería porticada, que aún mantiene parte de su estructura pese a las mutilaciones. En ella vemos el acceso, enfrentado a la portada del templo y ligeramente adelantado respecto al resto, compuesto de arco de medio punto en arista viva protegido por tornapolvos de junquillo y filete, sobre jambas de arista igualmente matada por bocel. El arco apea en impostas cuya molduración de listel y doble nacela repiten los cimacios del resto de los capiteles. Sólo se conserva de la galería un arco hacia la cabecera y, hacia los pies, otros dos, un machón y el arranque de un tercero, del que apenas resta el salmer y otra dovela, amén del capitel que lo recogía. La articulación de la galería conservada, con series de dos arcos entre machones, nos hace plantearnos su continuidad recubriendo el hastial occidental de la nave románica, que parece corresponder con el actual a tenor del canecillo de nacela del ángulo noroccidental, embutido en la estructura adosada por el septentrión. De poder constatarse este extremo, la galería porticada de Bernuy repetiría el modelo de las de Perorrubio, Duratón, El Salvador de Sepúlveda o San Lorenzo de Segovia. Los arcos apean en un elevado pretil de sillería que abocela sus aristas, conservándose mejor al interior, en la estancia hoy dedicada a baptisterio, donde uno de los suprimidos se remontó en su muro occidental. Los arcos, todos de medio punto, presentan guardapolvos moldurados con junquillo y filete. Los machones, de los que se conserva uno completo y parte de otro, semiembutido en la estructura de la torre, matan sus aristas con boceles y sobresalen ligeramente de las arquerías, a las que encuadran a modo de lesenas, como en la meridional de San Millán de Segovia, aunque éstas de Bernuy no interrumpen la línea de canes de la cornisa. Apean los arcos en columnas pareadas sobre basas áticas, salvo las del arco sito al este de la portada, que muestran doble toro inferior, y todas sobre plintos. En sus capiteles dobles, de refinada factura, vemos desplegarse un repertorio vegetal y figurativo que nos remite a las producciones de la capital, principalmente a la iglesia de San Nicolás. De la pareja de capiteles del arco situado a la derecha de la portada, el más cercano a la misma muestra su doble cesta decorada con hojas lisas de nervio central hendido, mientras en sus puntas acogen pequeñas bolas, bajo los cuernos del ábaco. En el capitel frontero, de algo seco tratamiento y lamentablemente erosionado, se afronta una pareja de estilizados grifos rampantes cuyas colas rematan en tallos, que vienen a enroscarse en sus cuartos traseros y se resuelven en brotes acogollados que acogen piñas. En cuanto a la pareja de arcos del sector occidental de la galería, el capitel entrego más cercano al acceso recibe hojas lisas, siendo gemelo del primero descrito, mientras que el que recoge ambos arcos -único de los conservados labrado por sus cuatro caras-, también vegetal, muestra doble corona de alargadas hojas de puntas acogolladas, anilladas en el piso superior, siguiendo esquemas que nos recuerdan los de algunas cestas burgalesas del último cuarto del siglo XII, como las del claustro de Silos, la Sala Capitular de La Vid o un capitel de Gumiel de Izán. El siguiente capitel hacia el este es figurado, ornándose en los ángulos con sendos centauros-sagitario de cabellera rematada en brotes vegetales que tensan sus arcos hacia estilizadas arpías de largo cuello vuelto, al estilo de las del triunfal de La Cuesta, un capitel del atrio del Salvador de Segovia y otros de la torre de San Esteban, también de la capital. El frente de la cesta aparece así ocupado por ambos híbridos, de cuyas colas unidas emergen tallos que se entrelazan doblemente dibujando una forma acorazonada de la que penden sendas hojas de roble. Así, la recurrente iconografía que representa bajo la forma de híbridos a la lujuria masculina y femenina aparece aquí dotada de un sentido ornamental extraordinario, repitiendo su delicada composición recursos vistos en el capitel del lado de la epístola de la capilla lateral de San Nicolás de Segovia. La galería aparece coronada por una cornisa decorada con tetrapétalas inscritas en clípeos. La soporta una serie de diecinueve canecillos, algunos muy deteriorados. Entre los que conservan su relieve destacan varios de notable talla, como un prótomo de león de amenazador aspecto, otro con un busto masculino de abultados ojos y luenga barba que cae en mechones triangulares, una muy destrozada ave, un portador de tonel, un prótomo de felino engullendo a un personajillo del que sólo vemos las piernas, o una muy tosca figura con los brazos alzados. Dos de los canes del sector occidental reciben sendos bustos que parecen asociarse; uno de ellos corresponde a un personaje masculino, calvo y quizás barbado, que se muestra en posición frontal. A su derecha, el otro modillón está decorado con una figura a la que las deformaciones expresivas confieren un aire burlón, con laboca torcida en forzado rictus y ataviado con ropajes de abultados pliegues que se fruncen sobre los hombros. Desconocemos el sentido de esta posible asociación escénica, que nos recuerda a la que, con tres protagonistas, se desarrolla en la portada de la iglesia burgalesa de Soto de Bureba. Del pórtico, que probablemente continuaba por la fachada occidental, se conserva además el arranque de un cuarto arco, con su capitel entrego ornado con hojas lisas carnosas rematadas por caulículos. Hoy día al hastial de la nave se adosa una vivienda particular. Una inscripción labrada en un silla del zócalo del pórtico recuerda la toma de Segovia durante la invasión francesa: DIEZ MIL FRANCESES ENTRARON EN SEGOVIA EL AÑO 1808. Todo el interior del pórtico se encuentra absolutamente repleto de inscripciones de principios del siglo XIX, conteniendo alabanzas a la Virgen junto con una curiosa crónica de la vida de la localidad en la que, por ejemplo, se da noticia de la caída de dos rayos el 22 de junio de 1816. En el interior de la jamba izquierda del acceso a la galería, además, encontramos una marca gremial de un zapatero, ésta de aspecto más antiguo que el resto. En la estancia habilitada como baptisterio en el extremo occidental de la primitiva galería, con acceso desde la nave, se conserva un hermoso ejemplar de pila bautismal románica labrada en un bloque de dorada caliza. Muestra copa semiesférica de 120 cm de diámetro por 57 cm de altura, ornada con gruesos gallones, alzada sobre un tenante cilíndrico compuesto por un corto fuste de 21 cm de altura y basa de perfil ático con fino toro superior y toro inferior aplastado con lengüetas, sobre plinto, de 25 cm de alto. Su morfología y decoración es bien común en la provincia, encontrándose analogías con los ejemplares de Escobar de Polendos, Torrecaballeros, Muñoveros (éste más ornamentado), y los de Torreiglesias y San Miguel de Turégano.