Sant Andreu d'Ullà
ULLÁ
El municipio de Ullà, con una extensión de unos 7 km², se extiende desde las laderas meridionales del extremo de poniente del macizo del Montgrí, es decir, la montaña de Ullà, hasta la orilla izquierda del río Ter. Por su situación, incluye parte de las tierras áridas y rocosas del macizo, y un sector de la llanura aluvial. El pueblo de Ullà y el barrio de la Roqueta son los dos núcleos de población agrupada del municipio. Su territorio forma parte del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter.
La carretera C-31, que va de Santa Cristina d’Aro a Figueres, atraviesa el término municipal. De esta carretera local sale un ramal, en el extremo occidental del término, que conduce a Bellcaire y a l’Escala.
El lugar fue posesión de los obispos de Girona desde el siglo ix. El documento más antiguo que menciona Ullà, del año 834, es un precepto de Luis el Piadoso. Más adelante, en el año 879, se celebró un juicio en presencia del conde Sunyer II de Empúries para dilucidar la propiedad de unas tierras que fueron reconocidas al obispo de Girona, por haberse demostrado que pertenecían al término de Ullà. En el primer cuarto del siglo xii se fundó la canónica regular agustiniana de Santa Maria d’Ullà.
Texto: MJV
Iglesia de Sant Andreu
La antigua iglesia de Sant Andreu, actualmente destinada a fines culturales, se encuentra en una pequeña plaza que hay detrás de la iglesia neoclásica de Santa Maria, la actual parroquia, en la parte más elevada del núcleo de Ullà.
Sant Andreu se menciona en el año 1182, en el acta de consagración de la vecina canónica agustiniana de Santa Maria de Ullà, entre el grupo de parroquias cercanas a la villa cuyos derechos son confirmados a los canónigos. Cuando el priorato fue abandonado, a finales de siglo xviii, y se construyó la nueva iglesia de Santa María a escasos metros de Sant Andreu, la función parroquial fue traspasada al templo nuevo; el antiguo quedó definitivamente desamortizado en 1835.
Desde el exterior, el pequeño edificio de Sant Andreu se confunde con las casas adosadas que lo flanquean, ya sea porque comparten aparato constructivo, de mampostería ordinaria, o por la apariencia doméstica que presenta. La entrada se realiza desde la plaça de Sant Andreu, a través de una sencilla puerta arquitrabada abierta a los pies del muro meridional, que presenta un dintel muy erosionado, posiblemente sustraído de una edificación anterior, en el que se aprecian dos líneas incisas en su eje y signos de pintura roja, a modo de rayos solares, en el extremo superior derecho.
El interior, de planta rectangular y sin cabecera destacada, presenta dos tramos bien diferenciados. En el sector de poniente se aprecia un tramo cubierto con una bóveda de cañón, que corresponde a una primera fase constructiva, mientras que en el tramo oriental hay una bóveda de cañón apuntada. En el muro de
Las aberturas del edificio, que se concentran en el muro meridional, son de factura tardía. Sobre la ventana que flanquea la puerta a levante se adivinan, desde el exterior, las dovelas de una antigua arcada de tipología análoga a la emplazada en el extremo inferior del cuerpo oriental del conjunto. El único vano primitivo que presenta el edificio, centrado en el muro occidental, es largo y estrecho, de un solo sesgo, a modo de saetera; queda tapiado por la pared de la casa anexa.
Las estructuras y paramentos demuestran que la parte más primitiva del antiguo templo es la de poniente, cuyos muros están formados, en su base, por mampuestos rudamente labrados, mientras que el aparato cambia en su parte superior, formando hiladas seguidas de sillería ligeramente escuadrada, alternando de nuevo el material a mampostería ordinaria en el arranque de la bóveda. El sector oriental se diferencia claramente del anterior por el irregular surco trazado desde la base de los muros hasta la cúspide cupular. El aparato constructivo de este tramo consiste en pequeños mampuestos ordinarios en sus muros, aunque en la bóveda se observa sillería regular, así como ripios de vasijas y azulejos. El pavimento discontinuo está formado por losas de piedra natural, mientras que todo el conjunto se halla protegido por una cubierta a dos aguas con un revestimiento tejado.
Por sus diversas características tipológicas, la construcción de Sant Andreu de Ullà ha sido clasificada en tres etapas diferenciadas. La base del muro noroccidental es el elemento más arcaico, mientras que el alzado de dicha nave, correspondiente a la bóveda de cañón de medio punto, mantiene la estructura de la iglesia probablemente erigida durante el siglo xi. El sector oriental de la edificación, inscrito dentro de las formas populares del gótico inicial, podría haber sido construido sobre los cimientos de la antigua cabecera románica y, aunque su datación es difícil de concretar, presenta similitudes tipológicas con las cercanas iglesias de Santa Maria del Palau y de Santa Eulàlia de Ultramort, y con otros templos ampurdaneses tardíos que forman un particular grupo de arquitectura rural de persistencias románicas en una cronología ya bastante avanzada.
Recientemente, durante unas intervenciones realizadas para la mejora del pavimento del núcleo antiguo de la población, han salido a la luz los vestigios de una necrópolis en la parte septentrional del antiguo templo, debajo de la actual Plaça de Sant Andreu. Se trata de un área cementerial posiblemente de tradición medieval con continuidad moderna, cuyas inhumaciones habría que situar situarlas cronológicamente entre los siglos ix-x hasta el xviii, probablemente coincidiendo con el momento de la construcción de la actual parroquia de Santa María, cuya cabecera se sitúa a pocos metros del lugar. El ajuar funerario encontrado –entre el que se han hallado fragmentos de loza azul y una concha que podría relacionarse con la peregrinación a Santiago de Compostela– podría situar cronológicamente algún enterramiento en los alrededores del año 1200.
Texto y fotos: Ana Victoria Paul Martínez – Planos: Nuria Picas Contreras
Bibliografía
Badia