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Fachada occidental de Sant Esteve de Prullans

Identificador
25179_02_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42.379167, 1.738333
Idioma
Autor
Montse Jorba i Valero
Colaboradores
Sin información
Derechos
Edificio (Relación)

Sant Esteve de Prullans

Localidad
Prullans
Municipio
Prullans
Provincia
Lleida
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación

Sant Esteve de Prullans

Descripción

PRULLANS

El municipio de Prullans –denominado Prullianos y Prulianos en el siglo ix, Prulans, y Prullanis en el xii y Prullans en el xiii– está situado en la solana de la Batllia, en el límite con el Baridà. Además del pueblo de Prullans y de su vecindario de Sotanut, el municipio comprende la localidad de Ardòvol y los caseríos de Ambret, el Tarter, la Bastida, la Clota, la Serra, Narvils y Orèn. Al extenderse tanto en la llanura como en la solana, se trata de un territorio muy accidentado por la ladera de la montaña, que mejora según se acerca a la ribera y le permite integrar ecosistemas muy diversos, localizados en los diferentes estratos de vegetación, que van desde los campos de cultivo y los prados de regadío, hasta los bosques, donde están representados el roble pubescente, la encina carrasca y el pino negro. Dos ríos determinan los límites del término municipal de Prullans: el río de la Llosa al Oeste y el Segre al Sur, los cuales se unen poco después en el Martinet. Su posición elevada y su ubicación al otro lado del valle del Segre, le permiten disfrutar de una gran panorámica sobre la sierra del Cadí, por lo que se le ha llamado el mirador de la Cerdanya. Entre los kilómetres 199 y 200 de la carretera N-260, de Puigcerdà a La Seu d’Urgell, arranca hacia el Norte la LV-4037 por la que, tras recorrer 1 km, se llega a Prullans, población que conserva restos del antiguo recinto amurallado y, al lado de la iglesia, la antigua casa señorial o castillo de los barones de Prullans, caserío fortificado que data del siglo xi, y que tenía, además, la función de albergar al señor y a su séquito. La estirpe pasó a los Cadell, Descatllar, Escrivà de Romaní y, actualmente, a los Casanovas.

Se conocen asentamientos en la Edad de Bronce, como lo confirman los dólmenes de Orèn y de Anes. Prullans formaba parte del pagus Tollonensis. De los documentos que citan el lugar destaca el acta de consagración de Santa Maria de La Seu d’Urgell de 839. En 1061 el Fevum Prullanos, aparecía en la escritura del cese de hostilidades entre el vizconde Bernat y el conde Ramon Guifré de Cerdanya. En 1098 y 1122, se han conservado sendos documentos firmados por Bernardí Raydulfi de Prullans y Raimon de Prolans, respectivamente, que citan la localidad. El vizconde Ramon de Cerdanya, antes de marchar a Jerusalen, en 1100, hizo testamento y, entre otras donaciones, cedió una viña en Sete (Sotanut, término de Prullans) a la canónica de Santa Maria de la Seu d’Urgell.

Iglesia de Sant Esteve de Prullans

La iglesia parroquial de Sant Esteve de Prullans se encuentra adosada al caserío fortificado de los barones de Prullans. El edificio actual ha sido objeto de varias modificaciones que han transformado notablemente su fisonomía original. La última restauración se llevó a cabo en 1970, y consistió en la eliminación de los añadidos que habían desfigurado el edificio y que escondían la obra románica del siglo xii. Está ubicado en un terreno en pendiente, de modo que el muro norte está parcialmente soterrado, mientras que el ábside y el muro sur se elevan sobre un basamento de altura desigual para adaptarse al terreno. El ábside presenta la particularidad de estar desviado y de ser más largo que los de la Cerdanya. Posee dos ventanas de derrame, adoveladas,  una en el centro, y otra orientada al Suroeste. Los muros tienen un grosor considerable y están construidos con sillares de piedra calcárea gris hasta el nivel de ambas ventanas, para continuar con sillarejo más alargado, y terminar con una cornisa, bajo tejado, a base de piedras en zigzag, de las que sólo una de ellas es original de la etapa románica. En la iglesia de Sant Genís de Montellà, cerca de Martinet, se reutilizaron piedras similares en el muro de mediodía y en la fachada de poniente.

La  nave es rectangular y está cubierta con una bóveda de cañón apuntada. El ábside semicircular está cubierto por una bóveda de cuarto de esfera. Aproximadamente a mitad de la nave, se abrieron sendas capillas laterales, que le confieren aspecto de falso crucero. En el muro sur, se añadió una sacristía que ocupa parte del muro exterior del ábside, y que anuló una de las dos ventanas de derrame de este paramento meridional. La otra ventana desapareció con la construcción de la capilla lateral. Más adelante se añadió el coro y el campanario de torre cuadrada, rematado por una cubierta a cuatro aguas de pizarra, que data de la última restauración. Para ubicar el campanario, con posterioridad al siglo xvi, se anuló la puerta de acceso original que se trasladó a la fachada de poniente. Los batientes conservan parte del herraje original y en la parte alta se pueden observar los restos de la antigua espadaña.

Adosada al altar que preside la capilla lateral del lado del evangelio se halla una gran piedra granítica esculpida. Se trata de una talla en reserva muy deteriorada por el paso de los años, que representa un ave que recuerda al pavo real (símbolo de la resurrección) que soporta el anillo místico que enmarca al orante pintado en el absidiolo de Sant Quirze de Pedret (siglo x). Se desconoce su procedencia pero se cree que podría pertenecer a una lápida sepulcral de la primitiva iglesia.

Texto y fotos: Montse Jorba i Valero - Planos: Jose Miguel Rodríguez Manjón

 

Bibliografía

Baraut i Obiols, C., 1979, p. 51; Baraut i Obiols, C., 1987-1988, pp. 104;  Bellmunt i Figueras, J., 1992, p. 283; Catalunya Romànica, 1984-1998, VII, pp. 214-215; Delcor, M., 1970, p. 30; Delcor, M., 1980, pp. 133; Gay de Montellà, R., 1949, pp. 61-62; Novell i Bofarull, A., 1997, pp. 14,31-32, 34, 37, 88 y 96-97; Puig i Cadafalch, J., Falguera, A. de y Goday, J., 1909-1918, p. 407; Salsas, A., 1899, pp. 142-144; Ventosa i Serra, E., 1994-2001, 14, pp. 538-539; Ventosa i Serra, E., 2004, pp. 152-154; Vila, P. 1926 (1984), p. 187.