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Fachada norte

Identificador
09141_07_002
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita de Nuestra Señora de Montesclaros

Localidad
Ubierna
Municipio
Merindad de Río Ubierna
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
ESTA ERMITA, SEDE de la Junta de Caballeros Fijosdalgo de Ubierna al menos desde 1583, se encuentra a unos 300 m del núcleo urbano, hacia el sureste, muy cerca de un yacimiento romano que se localiza en el entorno de los accesos a Ubierna desde la carretera N- 627, del que seguramente salieron muchas de las piedras que se emplearon en su construcción, entre ellas dos grandes lápidas que se hallan en la parte baja del muro meridional de la nave. Martínez Díez identifica el lugar con el Barrio de Santa María de la Orden de Calatrava que aparece citado con Ubierna en el Becerro de las Behetrías, aunque en primera instancia el mismo autor llegó a pensar que esa cita se refería en realidad al Barrio de San Martín. La actual ermita y entonces iglesia parroquial fue donada a los calatravos en 1201 por un clérigo de Ubierna llamado Juan. En esos momentos su denominación era simplemente Santa María de Ubierna y el apelativo de Montesclaros, según el citado autor, se debería a la presencia de predicadores del Rosario procedentes del monasterio cántabro del mismo nombre . Es un edificio levantado en mampostería caliza, con grandes bloques de sillería en las esquinas, compuesto por pequeña cabecera cuadrada y una sencilla nave, con port ada al mediodía y espadañita sobre el hastial de poniente. Su antigüedad se pone de manifiesto en algunos restos de la cabecera, que se remontan a época pre rrománica, seguramente a los momentos de la fundación de Ubierna o muy poco tiempo después, aunque todo fue muy renovado en el período gótico. Permanece de la construcción más antigua el arco triunfal hecho con grandes dovelas, que hoy muestra una traza de medio punto pero en el que se averigua su forma original de herradura, apoyando en pilastras que también fueron recortadas en épocas posteriores, reemplazada la del lado meridional por un gran bloque facetado. El ábside se cubre al exterior a dos aguas, con el alero totalmente reconstruido en época gótica, mediante cornisa de listel y chaflán y canes de cuarto de bocel, característicos de un momento bajomedieval. Al interior lo más probable es que tuviera en origen una cúpula, pero sería sustituida por la actual bóveda de cañón apuntado, sobre impostas de listel y chaflán, que es claramente gótica. La nave es de fábrica muy sencilla, generalmente de mampostería, que consideramos también gótica, aunque en su construcción, especialmente en el muro exterior norte, se emplearon sillares pre rrománicos, tallados a azuela, y románicos, con sus características marcas de talla con hacha. En este mismo paramento se aprecian distintos tipos de aparejo que responden a diferentes fases o reformas, prácticamente imposibles de fechar. El alero presenta cornisa de nacela, con un conjunto de canecillos también de nacela que siguen una tipología de raigambre románica pero que creemos hechos ya en época gótica. La fachada sur, donde se abre la portada de arco apuntado, es de mampostería más irregular, con alero del mismo tipo que el del lado norte, aunque la mayoría de los canes han sido hechos en una reforma llevada a cabo hace escasos años. La fachada occidental está muy renovada también pues aquí se hallaba la puerta principal hasta las últimas obras realizadas. En resumen se puede hablar de un origen del edificio situado en época condal -como ya apuntó Pérez de Urbel-, seguramente en relación con algunos de esos barrios de que hablábamos arriba. El mismo autor, en referencia a este templo nos da una curiosa noticia que re p roducimos textualmente: “Sería interesante hacer unas excavaciones en Ubierna, junto a la ermita de Montes Claros, situada a un kilómetro del pueblo, donde han aparecido varios sarcófagos antiguos. He visto uno de ellos, sin adorno alguno, en cuya tapa me ha sido posible leer este fragmento de epitafio, cuyos caracteres nos llevan al tiempo de la repoblación: Valeriane seruu(s) Dei ... En el lugar del crismón se ve el dibujo de una flor. Al volver de nuevo a Ubierna, pregunté por el sarcófago, y me dijeron que había sido destruido y usado como terrazo en el suelo de la ermita”. Pudo levantarse a fines del IX o incluso en el X, y aunque sólo se ha conservado el arco triunfal, cabe suponer la existencia de una cabecera cuadrada -cuyas dimensiones seguramente se corresponden con la actual-, probablemente cubierta por una cúpula sobre pechinas, en la misma línea de otros edificios prerrománicos, más o menos contemporáneos, como pueden ser San Felices de Oca, San Pedro el Viejo de Arlanza, La Asunción de San Vicente del Valle o la propia Santa María de Lara, en Quintanilla de las Viñas, sin duda más condal que visigótica. En la de Montesclaros es muy posible que hubiera una primera reforma en época románica, como demuestran la presencia de numerosos sillares característicos del momento, aunque no se han conservado otras evidencias constructivas. Finalmente otra reforma gótica aportó la imagen que se nos ha conservado, a pesar de las numerosas intervenciones, ya de menor calado, que ha sufrido en los siglos posteriores.