Pasar al contenido principal
x

Fachada meridional de la iglesia de Sant Valentí

Identificador
08027_01_001
Formato
Fecha
Cobertura
41°22'25.8"N 1°41'34.9"E
Idioma
Autor
Pablo Abella Villar
Colaboradores
Sin información
Edificio (Relación)

Iglesia de Sant Valentí

Localidad
Les Cabanyes
Municipio
Les Cabanyes
Provincia
Barcelona
Comunidad
Cataluña
País
España
Ubicación
Descripción

LES CABANYES

 

El pueblo de Les Cabanyes está situado unos 3 km al Norte de Vilafranca del Penedès, en la carretera BV-2127, que prosigue posteriormente hacia Guardiola de Font-rubí. La importancia del lugar en época medieval se debe a la instalación, hacia 1135, de una encomienda de la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, una de las primeras que se fundaron en tierras catalanas. Dicha encomienda fue trasladada en 1306 a Vilafranca.

 

Iglesia de Sant Valentí

 

La iglesia de Sant Valentí se sitúa a las afueras del pueblo de Les Cabanyes, a escasos metros de las últimas casas de la población, junto al cementerio.

 

En 1989 se inició en el templo una campaña arqueológica, dentro de un proyecto de restauración más amplio, financiado por la Diputación de Barcelona. Las obras no llegaron a finalizarse y fueron detenidas, pero en 2009 se estuvieron llevando a cabo nuevos trabajos de restauración y de adecuación museográfica del interior del edificio. Aquellas intervenciones de finales de la década de 1980, que intuyeron pero no confirmaron la presencia de población ibérica en el lugar, sí sacaron a la luz, por el contrario, restos murales y cerámicos de una villa de época romana, construida probablemente a finales del siglo i a.C. No pudo determinarse en qué momento dicha villa dejó de ser habitada, pero al parecer su abandono no se debió a ninguna causa violenta, de modo que es lícito pensar que el conjunto continuase siendo habitado y explotado durante parte de la Alta Edad Media, y que no transcurriera mucho tiempo de abandono hasta la construcción en el lugar de la iglesia de Sant Valentí.

 

La primera mención documental acerca de su existencia data de 1056, cuando es mencionada como límite de un alodio en una venta de tierras. Pocos años más tarde, en 1069, la viuda del famoso noble Mir Geribert, Guisla de Santmartí, decide donar al cercano monasterio benedictino de Sant Sebastià dels Gorgs un gran alodio que comprendía la iglesia de Sant Valentí. Sin embargo, existen dudas razonables acerca de la efectiva pertenencia del templo al citado cenobio. Más claro está, por el contrario, que la iglesia formó parte -desde al menos 1135- de la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén. Probablemente se trató, a lo largo de los siglos xii y xiii, del principal centro de poder de la orden en los territorios del Penedès. Sin embargo, la situación cambió posteriormente, cuando el creciente desarrollo de la villa de Vilafranca del Penedès motivó el traslado a la citada población, el año 1306, del hospital con que contaba Les Cabanyes.

 

El templo de Sant Valentí es un sencillo edificio de una sola nave, rematada al Este en un ábside semicircular cubierto por bóveda de horno; ambos espacios se unen entre sí a través de un doble arco triunfal. En origen presentaba un transepto, cuyos dos brazos tenían diferentes medidas, siendo el septentrional ligeramente más largo y estrecho que el del lado sur. Al contrario de lo que sucede en muchos templos románicos catalanes que cuentan con transepto, en este caso el crucero no se monumentaliza con la presencia de una cúpula o una torre. La nave se cubre mediante una bóveda de medio cañón, y lo mismo sucede con los brazos del transepto, cuyas respectivas bóvedas tienen el eje paralelo al de la nave central. La bóveda de la nave aparece reforzada por un arco fajón, que en la actualidad no reposa sobre elemento sustentante alguno, el cual debió ser suprimido en el curso de las obras de reforma que sufrió el templo con posterioridad.

Lo cierto es que, seguramente hacia finales del siglo xvii o comienzos del xviii, la estructura original de la iglesia se vio modificada por el añadido de dos capillas laterales. Ambas se adosaron a los muros occidentales de los dos brazos del transepto, presentaban la misma anchura que éstos y enrasaron con ellos. Van cubiertas con bóvedas de crucería que reposan en ménsulas angulares esculpidas con motivos estilísticamente barrocos, y en el dintel de la puerta que se abrió entre la septentrional y el brazo norte del transepto aparece grabada la fecha de 1709. Como consecuencia del añadido de estas dos capillas fue eliminada gran parte de la superficie de los primitivos muros laterales del templo, por lo que no podemos conocer si éstos estaban iluminados por algún vano desaparecido. Hoy en día, la única ventana de la construcción original, de medio punto y abocinada, se sitúa en el centro de la cuenca absidal. Aún con posterioridad a las capillas laterales comentadas, se adosó a la septentrional de ellas otra estancia rectangular, de nuevo de la misma anchura que el brazo del transepto, y que se extendía incluso más al Oeste que la fachada occidental de la iglesia. Dicha fachada cuenta en la actualidad con un ojo de buey y una espadaña, todo de época moderna. Y también fue construida una sacristía en el lado sur de la iglesia, adosada al ábside.

 

La puerta de acceso se abre en el extremo oeste del muro meridional, y está formada por dos arcos ligeramente apuntados que arrancan de sencillas impostas. Las dovelas del más interno están decoradas en uno de sus extremos por un pequeño bocel, que se prolonga casi hasta el suelo en las jambas. Por otro lado, el aparejo de las zonas visibles de la construcción original está formado por piedras de diferentes tamaños, sin labrar, sino solamente desbastadas, dispuestas de forma irregular y unidas por abundante mortero. Los únicos puntos en que se emplean sillares labrados son las esquinas del edificio.

 

Éste constituye una buena muestra de la pervivencia que se da en sencillos edificios rurales, de formas constructivas enraizadas en un determinado territorio, incluso mucho después de que en las construcciones de mayor calado de las mismas zonas se haya dado paso a nuevas técnicas arquitectónicas y tendencias estilísticas. Así, la iglesia de Sant Valentí debió de ser construida, con formas propias de la arquitectura románica, en algún momento bastante avanzado del siglo xiii, seguramente ya en la segunda mitad, cuando los territorios catalanes estaban asimilando e incorporando a su bagaje las nuevas formas constructivas del gótico. A su vez, las dos capillas laterales añadidas en el cambio del siglo xvii al xviii emplean un vocabulario todavía gótico en un momento en que el estilo barroco ya se ha impuesto en Cataluña.

 

Por otro lado, hay que señalar -aunque sea de pasada- que el interior del templo ha conservado muestras de decoración pictórica (descubiertas en 1973) y musiva que escapa de los límites del concepto estilístico románico. Así, tanto a los pies del templo como en las zonas de sus muros laterales más cercanas a la estos, hay restos de una ornamentación pictórica mural que podemos calificar de “protogótica” y que resulta particularmente interesante por su iconografía, que incluye una temática de castigos infernales relacionada con el Juicio Final en el muro de contrafachada, emplazamiento habitual para este tema a lo largo de toda la Edad Media.

 

Las pinturas de Sant Valentí de les Cabanyes pueden ser datadas hacia finales -quizás en el último cuarto- del siglo xiii, siendo pues contemporáneas con la construcción del templo cuya estructura básica ha llegado a nuestros días. Debe pertenecer al mismo proyecto la decoración pictórica de la bóveda de la nave, surcada de estrellas blancas sobre fondo oscuro.

 

Y también en el brazo norte del transepto se han conservado restos de pinturas murales que representan, en este caso, a san Martín de Tours a caballo compartiendo su capa con un pobre que se apoya en un cayado; y a una serie de santos cobijados bajo arquerías góticas, entre los que se distingue a san Antonio Abad. Estas pinturas del transepto constituyen un estadio más avanzado que las de los pies de la iglesia en la evolución estilística de la pintura mural en Cataluña, y con toda seguridad fueron realizadas ya en el siglo xiv, probablemente en su primera mitad. Finalmente, bajo la ventana absidal también han salido a la luz dos minúsculos restos de decoración pictórica, sobre los que es imposible aventurar nada debido a su deterioro. Además de las pinturas, en la zona de la nave más cercana al ábside y en el brazo meridional del transepto de Sant Valentí se han conservado restos de un pavimento de mosaico, decorado con motivos geométricos y probablemente procedente de una antigua villa de época romana existente en el lugar.

 

Texto y fotos: PAV

 

Bibliografía

 

Castellano i Tresserra, A. y Salvadó i Monturiol, J., 1990, pp. 149-166; Catalunya Romànica, 1984-1998, XIX, pp. 96-99; Cruañes i Oliver, E., 1980,         p. 18; Llorach i Santis, S., 1984, pp. 133-135; Llorach i Santis, S., 1992, p. 96; López i Mullor, A., Fierro i Macía, X. y Clua i Mercadal, M., 1990, pp. 71-100; Miret y Sans, J., 1910, pp. 29-38, 96, 119-124, 147, 190, 226-228, 258, 267, 330, 354-359 y 522-523; Muñoz i Lloret, J. M., 1986, p. 29; Salvà i Picó, M. G., 1990, pp. 101-148; Salvà i Picó, M. G., 1992, pp. 53-96; Sureda i Pons, J., 1981, pp. 364-381; Virella i Bloada, A., 1981, pp. 108-110; Xarrié i Rovira, J. M., 1981, pp. 318-320.