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Exterior de la cabecera

Identificador
24414_02_007
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 30' 45.21'' , -6º 32' 41.84''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Martín

Localidad
Salas de los Barrios
Municipio
Ponferrada
Provincia
León
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN se encuentra aislada, en una ladera, rodeada de viñas y encinas, a medio camino entre Salas y Lombillo, ejerciendo como iglesia parroquial de ambas localidades y protegida como Bien de Interés Cultural desde 1976. Es un edificio construido a base de mampostería de cantos rodados, esquisto y cuarcita, con algunos de los esquinales de sillería granítica, compuesto actualmente por tres naves de tres tramos y algunas dependencias adosadas en los lados este y sur. Tiene dos portadas, una a mediodía y otra en el lado de poniente, a la que se accede a través de una torre-pórtico. La iglesia tal como nos ha llegado es fundamentalmente producto de una profunda reforma llevada a cabo a partir de 1548, cuando canteros trasmeranos llevan a cabo obras de ampliación de naves y construcción de la torre. De la primitiva fábrica románica, que hemos de imaginar de una sola nave, sólo se salvaron algunos elementos, que podemos concretar en la cabecera y la portada occidental, lo que al menos aporta unas referencias bastante precisas sobre la longitud que tuvo aquel viejo edificio. La cabecera, a pesar de su pobre construcción de mampostería -incluidos los esquinales-, presenta notable altura y la particularidad de que su planta es exteriormente cuadrada e interiormente semicircular. Los paramentos exteriores, que sin duda en origen estuvieron revocados, son sencillos y macizos, con una ventana en el testero que se ajusta claramente la estética románica, a pesar de que hace ya siglos fue cegada; esta circunstancia no nos permite observarla completamente, aunque cabe sospechar la existencia de una saetera enmarcada por un arco más amplio, que es lo que se llega a ver. Este arco, de medio punto, con arista de bocel trasdosado de diente, se apoya en sendas columnillas -aunque sólo llega a verse una- de basas áticas y capiteles de plana estilización vegetal rematados en pequeñas pomas. Los cimacios, de nacela, sirven también de asiento a una chambrana del mismo tipo de perfil. El tejado, a tres aguas, conserva también el alero románico, con cornisa achaflanada, de pizarra, sostenida por un conjunto de toscos canecillos graníticos, de variadas formas geométricas -rollos, bolas, lengüetas, cilindros-, de proa de nave, con un ave o con una cabeza zoomorfa o antropomorfa. En el interior el ábside está semioculto por el retablo de fines del siglo XVI, que se adapta a la forma semicircular. Por encima de este mueble se ve claramente la bóveda de horno, apuntada, recubierta de enlucido posterior. Seguramente durante la profunda reforma acometida en el siglo XVI desapareció el lógico presbiterio y el arco triunfal, así como el conjunto de la nave, restando únicamente parte del hastial de poniente, donde se ubicaba la portada o, más probablemente, una de las portadas con que contó el edificio románico. Se conservan en consecuencia algunos restos de muro, con una sencilla saetera de amplio abocinamiento que daría luz al interior del templo antes de la construcción de la torre; bajo ella se encuentra una pequeña puerta que mantiene dos dovelas de aristas aboceladas. En cuanto a la portada, está hecha a base de sillería granítica, a ras de muro, compuesta por arco doblado de medio punto, con aristas de bocel y chambrana de billetes; los apoyos son dobles pilastras, igualmente aboceladas, con impostas decoradas a base de hojitas encadenadas con pequeñas pomas. De todos estos restos románicos quizá lo que más poderosamente llama la atención es el ábside, por su doble estructura cuadrangular exterior y semicircular interior, peculiaridad que parece propia de la arquitectura prerrománica, con notables ejemplos leoneses como San Miguel de Escalada, Santiago de Peñalba o Santo Tomás de la Ollas, una característica que quizás fue la que orientó a Gómez-Moreno para considerar que la construcción dataría de hacia el año 1085, opinión más o menos compartida por Rivera, por Voces e Iglesias y por Cosmen, autora ésta que supone la existencia de un primitivo edificio del siglo XI que sería reformado a finales del XII con la inclusión de los elementos decorativos, es decir, de los canecillos, la ventana y la portada. Sin embargo, en nuestra opinión, el conjunto de la cabecera de San Martín de Salas de los Barrios -incluyendo canes y ventanal- participa de un mismo momento constructivo y en consecuencia de características netamente románicas, lo cual, sumado a las cualidades estructurales y decorativas de la portada occidental nos hace considerar una cronología bastante tardía para todos estos elementos, ya en las postrimerías del siglo XII. Nos hallaríamos de este modo ante uno de los pocos ejemplos de inercia arquitectónica prerrománica, con reproducción de modelos antiguos en etapas muy avanzadas, un fenómeno que también se aprecia en otra iglesia leonesa, la de Villarmún, igualmente con el exterior cuadrangular e interior en este caso ultrasemicircular -además de tener el arco triunfal en herradura-, un templo éste ubicado en una comarca, la del Esla, que se caracteriza por sus arcaísmos constructivos, manteniendo asimismo una arquitectura con enraizamientos románicos ya en plenos siglos bajomedievales.