EL PEQUEÑO TEMPLO PARROQUIAL está situado en la parte más alta del pueblo, sobre una pronunciada pendiente. Se trata de un edificio de una sola nave, planta basilical con portada abierta al mediodía y cubierta de armazón de madera. El conjunto se remata en cabecera recta que se cubre con bóveda de medio cañón. Los muros son de mampostería con cadenas de sillares en los ángulos. Sobre el hastial occidental se levanta una pequeña espadaña de doble cuerpo de troneras. Todo el conjunto del edificio va recorrido por una cornisa que en algunas zonas conserva los correspondientes canecillos, únicos restos escultóricos del edificio. Éstos se decoran con nacelas superpuestas, rollos, pomos, un busto humano colocado de frente, un pequeño tonel y una cabeza de león igualmente colocada de frente. Quien realizó este templo siguió las pautas y formas imperantes en la más rancia tradición, tanto por la tipología de la planta como del ábside y de los propios canes. Pese a las reformas que ha experimentado se puede afirmar que en lo esencial presenta trazas y formas románicas de complicada datación. En su interior hubo una pila bautismal de la segunda mitad del siglo XII la cual, según Garbiñe Bilbao, se conserva actualmente en la iglesia de Santa María de Retortillo.