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Detalle de la ventana absidial

Identificador
34219_03_004
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 47' 57.05'' , -4º 28' 10.47''
Idioma
Autor
José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Ermita del cementerio viejo

Localidad
Cubillas de Cerrato
Municipio
Cubillas de Cerrato
Provincia
Palencia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LOS RESTOS DE ESTA ERMITA están integrados con los de un cementerio situado a unos 500 m al noroeste de la población, separados de ella por un conjunto de bodegas excavadas cuyas entradas de piedra aparecen agrupadas en ordenadas calles. Ocupa un amplio y llano solar ganado a la ladera del páramo, cuya cuesta arbolada se yergue por el norte, mientras que por el sur se prolonga suavemente, acogiendo parte del caserío, para acabar fundiéndose con el horizontal valle de un curso fluvial subsidiario del Pisuerga. Tan sólo se conservan del templo un ábside y parte del muro del evangelio, utilizados como prolongación de las tapias delimitatorias de un campo santo abandonado en la década de 1950. De este recinto sagrado recibe su denominación actual ya que su advocación religiosa ha caído en el olvido. Pudiera, sin embargo, haber estado dedicada a san Martín, ermita románica citada por Vallejo del Busto como una de las cinco desaparecidas del término municipal de Cubillas de Cerrato. La consideración de desaparecida -a la vez que ignorada en catálogos, inventarios, etc.- debe atribuirse a su ruina y abandono para el culto, así como a la exigüidad de sus restos y la fusión de éstos como parte de los muros del cementerio. Tanto el ábside como el muro están construidos con blanca caliza cerrateña del cercano páramo, aparejada en regular y homogénea sillería de buen corte, enripiada con guijarros menudos y cantos rodados. Sufre en su conjunto un avanzado proceso de descomposición, más acusado en la fachada septentrional, que ha afectado a las líneas de debilidad de algunos sillares hasta convertirlos en amorfas masas estriadas. Las tapias del cementerio son de sillarejo, pero en sus hiladas de cimentación y en el refuerzo de las esquinas se aprecian bloques prismáticos de caliza, seguramente reaprovechados de la fábrica ya en ruinas de la ermita. El ábside, orientado al este, es semicircular y de pequeñas dimensiones. Dos semicolumnas entregas lo flanquean en sus extremos. Entre ellas se abren dos vanos de medio punto abocinados. El fragmento de muro, por su parte, debió delimitar el presbiterio, ligeramente más ancho que la cabecera, y compuesto de dos tramos articulados por sendas semicolumnas adosadas que se aprecian en el interior. La más cercana al testero está adosada directamente a la pared, mientras que la otra se adosa en una pilastra rectangular, como si estuviese destinada a recoger el empuje de un arco fajón. En el paño intermedio hay un arco de medio punto cegado, que al exterior se corresponde con una concavidad del muro, lo que induce a pensar que dicha puerta daba acceso a un cubo de cuerpo cilíndrico donde se alojaría la escalera por la que se subía a la espadaña o a la torre. La ausencia de soportes exentos y de contrafuertes hacen casi imposible precisar cual sería la distribución estructural del templo. El edificio primitivo parece que tuvo un solo ábside con tres vanos, uno de los cuales se ha perdido. Tampoco puede aseverarse la configuración del sistema de cubiertas que, en consonancia con el estilo arquitectónico y la datación del templo (fines del siglo XII), suponemos abovedada y de piedra, como parece corroborar la sencilla imposta que recorre interiormente los paramentos en su parte alta. La decoración escultórica se concentra en los dos vanos del hemiciclo absidal. El más septentrional, que aloja una saetera con derrame exterior, lleva la arista matada por bocel y está protegido por guardapolvo de idéntica sección. Apoya en sendas columnas (cuyas basas han desaparecido) con los capiteles esculpidos: el izquierdo con tres palmetas en otra mayor que las acoge, y el derecho con un animal cuadrúpedo con el rabo entre las patas traseras y alas que salen del lomo, tal vez un grifo. Las impostas están asimismo decoradas, aunque la erosión sólo permite intuir, en este caso, un relieve de pentafolias y hexafolias con entrelazos. El vano más centrado está tapiado y delante de él se construyó la capilla del cementerio, lo que impide más, si cabe, su visión. Como el anterior, es de medio punto abocelado pero el guardapolvo aquí está animado por círculos tangentes con hexafolias inscritas en círculos. El hueco y los capiteles están cubiertos, quedando visibles únicamente los cimacios, decorados con labores de entrelazos y medias palmetas esquemáticas unidas por roleos de excelente talla.