ESTAMOS ANTE UNA IGLESIA construida durante los siglos XVI y XVII. Una construcción noble, con abundantes cuerpos salientes y tejados a distintas alturas, levantada sobre una pequeña colina desde la que domina el pueblo. Protegida por todo un recinto murado, se accede a ella a través de una escalera poligonal situada en la parte nordeste. De estilo clásico y planta basilical de tres naves, fue construida a base de mampostería con remates de sillar en las esquinas y sillería en los zócalos, parte de las cornisas y ventanas. A los pies se levanta la torre campanario. De planta cuadrada, presenta tres cuerpos con dos ventanas abiertas: en el primer cuerpo una, y otra en el segundo. En el último se abren, a cada cara, dos huecos de medio punto donde se alojan las campanas. En el siglo XVIII se le añade una tercera nave y se sobreeleva notablemente. Resultado de esta última intervención es su aspecto neoclásico. Construida por los maestros Martín Doma y Juan de Ochoa en 1555, destaca en ella la portada de la capilla del Santísimo del siglo XVIII que, levantada a base de piedra de sillería, está coronada por el escudo de los Moya. En el exterior, la puerta principal de acceso al templo se abre al Norte bajo arco triunfal de medio punto, adintelada, con algunos casetones de sillería sencilla y hornacina avenerada. En la iglesia destaca su pila bautismal, mucho más antigua que el edificio en sí. A los pies de la nave principal, en el lado del evangelio y al lado del coro, se abre, a través de un gran arco de medio punto renacentista, una sencilla capilla presidida por esta pequeña joya. Se trata de una pieza románica de 95 cm de altura por 115 de diámetro y 44 de profundidad. Destaca, además, por conservar restos de su policromía. Su copa muestra una decoración a base de arcos de medio punto que apoyan en finos fustes a través de capiteles muy definidos y sin decoración que recorren el eje de la pila hasta recogerse en la base. El interior de la arquería conserva, de forma alterna, restos de policromía. En la parte superior, la decoración del vaso queda rematada por una cenefa decorada con toda una serie de círculos con cruces patadas de seis brazos en su interior. El pedestal, de planta cuadrada, consta de fuste cilíndrico sin ningún tipo de decoración. Se desconoce su procedencia, aunque tal vez puede provenir del Conventillo, ubicado en un cerro de Cañada Negrita o de alguna otra iglesia anterior hoy derruida. Lo que sí queda claro son las semejanzas que guarda, en cuanto a decoración, con la pila de Villaescusa de Haro, y su cronología remite al siglo XIII.