Identificador
09136_04_012
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 39' 25.48'' , - 4º 11' 35.42''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Puentes de Amaya
Municipio
Sotresgudo
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
APENAS VISIBLES ENTRE LA MALEZA, al norte de los restos de las casas, las ruinas de este templo muestran lo que fue una pobre construcción de mampostería, compuesta por cabecera cuadrada, una nave con espadaña a los pies, y portada al sur. El ábside mantiene aún su bóveda apuntada, fabricada a base de lajas radiales y sostenida por dos arcos fajones de sillería. Todo es muy sencillo, con el testero presidido por una saetera de simple abocinamiento interno y con un triunfal doblado y apuntado, cuya rosca menor apea sobre semicolumnas. Los capiteles siguen la misma austeridad del resto del edificio, con cestas lisas rematadas en bolas, bajo cimacios achaflanados que se derraman hacia el interior de la capilla, formando la imposta de que arranca la bóveda, y también por el frente de la nave. La nave deja ver en su muro norte una línea de truncados canecillos, sobre los que en siglos posteriores se recreció todo el muro. En el lado sur se reconoce el mismo alero, aunque enmascarado por los restos de otras estancias adosadas y por la creciente vegetación. Esta nave se cubrió, hacia los siglos barrocos, con bóvedas de arista, ahora totalmente desaparecidas. La portada original se abre en el muro del mediodía. Es un simple arco de medio punto, compuesto por tres arquivoltas de aristas vivas que descansan en pilastras escalonadas con las típicas impostas de listel y chaflán. Sobre el hastial se levantaba una espadaña que seguía los habituales esquemas de origen románico, aunque con largas perduraciones en siglos posteriores. Quien esto escribe ha podido contemplar su desmantelamiento para llevar la piedra. Es difícil catalogar a este edificio como románico, por más que sus formas recuerden la robustez de las construcciones de ese estilo, que el arco de la portada sea de medio punto o que el alero tenga canecillos. El tipo de cabecera, los capiteles del triunfal son buena prueba de que el momento del románico ya ha pasado y que nos hallamos ante un primer gótico que puede mantener aún ciertas formas arcaizantes, de tal modo que el edificio no creemos que se levantara antes de mediados del siglo XIII. Góticas son también algunas de las tres capas de pinturas murales que decoraban los muros de la cabecera y que cada vez están más perdidas. Una de ellas corresponde a unas simples líneas dobles que dibujan despiece de sillares en color rojo sobre fondo blanco, que en el testero del ábside rematan en una cruz, como la que aparece en el mismo tipo de pinturas en la ermita de Nuestra Señora de Camporredondo, en Cuevas de Amaya. Seguramente sean del siglo XV y sobre ellas aparecen algunas cenefas con motivos geométricos, en colores rojos, grises y amarillos, que son muy características de la obra del llamado maestro de San Felices, un pintor activo hacia 1500 en la Montaña Palentina y en Valdeolea (Cantabria) y que dejó muestras de su quehacer en las iglesias o ermitas de Valberzoso, Revilla de Santullán, San Felices de Castillería -de donde recibe el nombre- San Cebrián de Mudá, Vallespinoso de Cervera, Matamorisca, Barrio de Santa María, La Loma, Mata de Hoz y Quintanilla de las Henestrosas, estas tres últimas en tierras cántabras. Palomero e Ilardia hablan de una representación pictórica del Pecado Original en el testero, que no sabemos si pudo pertenecer a la capa descrita o a la que se dispone por encima de ella, que a nosotros nos parece que ocupó solo una parte de los muros. De ella se dejan ver aún algunas figuraciones muy rudimentarias, de difícil interpretación, pero que a tenor de la advocación del templo pudieran estar relacionadas con escenas de la vida de la Vi rgen.