LA ACTUAL PARROQUIA DE SANTO TOMÁS presenta cuatro tramos, aunque el del coro es fruto de un arreglo y ampliación de 1918, más la cabecera semicircular al exterior y al interior. Al exterior presenta sillar de mediana calidad, aunque muy mezclado con las numerosas construcciones añadidas en los siglos XVII y XVIII. El ábside, empotrado entre los volúmenes modernos de la sacristía y de una capilla, está presidido por una pequeña ventana saetera hasta la que suben nueve hiladas de sillarejo de unos trece centímetros de grosor cada una. La construcción concluye con un imponente recrecimiento que le confiere aspecto fortificado. La torre, de sección cuadrada, sufrió grandes reformas en los siglos citados y fue nuevamente restaurada en la ampliación de 1918. Pero, aun con todas estas intervenciones, conserva aspecto original con dos grandes vanos de medio punto en dos de sus paños, donde cuelgan las campanas. La portada se sitúa al pie del antiguo muro de la epístola, aunque la citada ampliación la ha dejado, lógicamente, mucho más centrada. Toda la zona del pórtico se halla cubierta por un soportal moderno de tres arcadas. Un pequeño, cuidado y bonito jardín delantero, donde apreciamos una vieja estela funeraria decorada a base de estrellas y entrelazos, confiere al lugar un ambiente agradable y sumamente tranquilo. La portada, con más de 2,5 m de frente y 1,80 de potencia de muro, se estructura en arco interior y dos arquivoltas en platabanda, y una modesta chambrana, todos ligeramente apuntados. Las dos arquivoltas descansan sobre columnas provistas de basa clásica y capiteles con grueso collarino, decorados mediante hojas grandes lisas, unidas por combados y rematadas en sencillas bolas, los de la izquierda, y con bolas más desarrolladas hacia espirales y dos toscas caras antropoides, los de la derecha. Como veremos, se trata de una réplica algo más sencilla de la portada de la cercana ermita de Donamaría. Al interior, las numerosas capas de pintura, incluida la moderna, dificultan el análisis. Pero todavía se aprecia la cubierta de medio cañón apuntado para la nave, y de horno apuntada para el ábside. Los arcos fajones, también apuntados, descansan, en el caso del arco triunfal, sobre pilastras con capiteles en cuarto bocel, en tanto que el resto lo hace sobre simples ménsulas bilobuladas. A la altura de las citadas ménsulas corre una pequeña imposta por todo el templo que, en el caso del ábside, está parcialmente cubierta por el retablo mayor dieciochesco que oculta la pequeña ventana del ábside. La factura del edifico lleva a proponer una datación en torno a 1200, poco posterior a la ermita, que fecharemos en el último tercio del siglo XII. Su construcción quizá pueda vincularse con el citado arcediano Lope, único personaje relevante mencionado en la documentación de época tardorrománica. El resto del conjunto, realizado en 1918, ha tratado de conservar el aspecto de la construcción original, aunque esto únicamente se ha conseguido, en gran medida, mediante la aplicación de una decoración pictórica moderna que, al menos, da cierta uniformidad al edificio. Por último, en el muro del evangelio, y tras pasar una pequeña capilla que conserva un crucificado gótico procedente de la ermita de Donamaría y un precioso conjunto renacentista del Descendimiento, nos encontramos una pequeña y sencilla portada de medio punto, tal vez obra de la fábrica original, aunque la distribución de dovelas hace pensar en una datación posterior. No podemos terminar sin mencionar dos buenas tallas góticas marianas que encontramos a los lados del retablo mayor. A la izquierda vemos la imagen de Nuestra Señora de Ollo o del Rosario, que ha perdido el Niño y, a la derecha, la de Nuestra Señora de Donamaría, antigua titular de la ermita de su nombre