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Capitel con escena amorosa

Identificador
09000_0018
Tipo
Fecha
Cobertura
42º 20' 19.79'' , Lomg:3º 42' 18.55''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin descripción
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Facultad de Teología

Localidad
Burgos
Municipio
Burgos
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
EN LA FACULTAD DE TEOLOGÍA del norte de España, frente al palacio episcopal burgalés se conservan una serie de piezas escultóricas románicas -al menos la mayoría- procedentes de algún lugar de la provincia, sin referencias probablemente de sitios distintos, que en varios casos nos ha sido imposible concretar. En el patio interior se hallan 32 canecillos, un capitel y tres estelas funerarias; en los pequeños jardines que preceden a la fachada hay además dos pilas bautismales usadas en la actualidad como jardineras. Expuestos como una panoplia en dos escalones a distinta altura, todos los canecillos están tallados en piedra caliza y a juzgar por su uniformidad estilística parecen proceder de un mismo templo. Decorados siempre, en su ornamentación se combinan las formas geométricas y las figuradas, dominando entre las primeras las nacelas escalonadas en cuyo centro se disponen cilindros, semicírculos, pitones o puntas de clavo. Mucho más ricas son las figuradas -a veces dispuestas también sobre doble nacela-, donde podemos ver representaciones de adustas o sonrientes cabezas humanas -una de ellas cubierta con capucha puntiaguda-, una esquemática cabeza lobuna, otra que parece representar a un ciervo, otra de una caballería, y alguna más de animales difíciles de identificar. Sin embargo la iconografía más rica es de tipo satírico, festivo o procaz, donde podemos ver desde un personajillo con la cabeza metida dentro de una olla, a una escena de amor apasionado, pasando por personajes que se levantan la túnica y un posible parto, aunque tal vez se trate de un hombre mostrando su abultado sexo. Otro de los canecillos parece representar a un espinario, aunque por desgracia se halla bastante erosionado, algunos más a contorsionistas, e igualmente resulta interesante un personaje de cuerpo humanoide, en posición frontal, con los brazos cruzados sobre el pecho, pero con cabeza lobuna vista de perfil. El elenco es de los más representativos de la iconografía románica, y aunque son unas piezas talladas con cierta simplicidad, los motivos elegidos resultan ciertamente interesantes. Las escenas de contenido sexual, sean de coito o exhibicionismo, cada vez se van identificando de manera más amplia por muchos lugares, lo mismo que los espinarios o contorsionistas. Mucho más interesante puede resultar el personaje con cabeza lobuna, del que encontramos una imagen muy similar -aunque con otro tipo de talla- en uno de los canecillos que se conservan en el Museo de Burgos y que proceden de Santa Dorotea de Cigüenza, donde igualmente encontramos una escena amorosa. Los canes conservados de este desaparecido monasterio muestran asimismo en algún caso nacelas escalonadas con pitones, motivo que más o menos encontramos repetido en San Pedro de Tejada y en la iglesia de San Martín de Torme. Y ha sido precisamente el enorte parecido con los canecillos de este último templo, tanto en lo que se refiere a talla como en lo que respecta a motivos, lo que en principio nos ha hecho suponer que estas piezas proceden de algún lugar del entorno más próximo a Villarcayo, lo que finalmente se ha podido comprobar -ya in extremis- al contrastarlas con la antigua fotografía de la desaparecida iglesia de Fuente Humorera que se conserva en el Archivo de la Diputación de Burgos, templo al que sin duda pertenecían. Delante de este conjunto de canes se encuentra un tosco capitel, también labrado en caliza, en el que se representa una escena de coito con los dos personajes acostados, mientras que un tercero señala sonriente la escena. El tipo de talla, parece más ruda aún que la de los canes, sin que tengamos noticias de si proceden del mismo sitio. Las estelas funerarias son tres piezas de cabecera discoidal. Una está tallada en arenisca, con pie rectangular, decorada en una de las caras con una cruz griega incisa, de anchos brazos, inscrita en círculo; al estar adosada a un pedestal -como es el caso de las otras dos- no podemos saber si el reverso está también decorado. De la segunda estela, de caliza, se conserva sólo la cabecera, con cruz de brazos crecientes en relieve. Presenta la particularidad de que del círculo parten unas extensiones que parecen indicar que en realidad el disco se inscribía en una cruz exenta. La tercera, de menor tamaño, se decora con una hexapétala hecha a base de incisiones paralelas, con pequeños botones en las enjutas. Se conserva parte del vástago rectangular. Aun con la dificultad que supone poder fechar este tipo de elementos de señalización de tumbas, la generalización de su uso en época románica hace considerar la posibilidad de que puedan pertenecer a este período, aunque la segunda de ellas es un modelo un tanto extraño para el momento y quizá pueda ser más tardía. De las pilas bautismales que se conservan en el exterior una está labrada en piedra caliza y carece de decoración, aunque bien pudo tener algún motivo ya que llega a verse un repicado en uno de sus lados. Sobre una base moderna, el vaso mide 81 cm de altura y 102 cm de diámetro y sólo su típica forma troncocónica nos permite considerar la posibilidad de que sea románica. La otra es de arenisca dorada, con una altura de 75 cm y un diámetro de 105 cm y con base igualmente moderna. El vaso es hemisférico, muy erosionado, decorado con serie de arcos gallonados, un motivo harto frecuente en época tardorrománica e incluso en tiempos posteriores.