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Capitel

Identificador
40317_01_037
Tipo
Fecha
Cobertura
41º 20' 37.38" , -3º 49' 34.51"
Idioma
Autor
José Manuel Rodríguez Montañés
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Esteban

Localidad
Aldehuela
Municipio
Sepúlveda
Provincia
Segovia
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA PARROQUIA se emplaza en un altozano, a unos 400 metros al oeste del núcleo actual del pueblo, rodeada de fincas cerradas por tapias de mampostería y por el camposanto, que circunda por el norte y el oeste a la nave. Es el de San Esteban un sencillo templo de planta basilical y nave única, con cabecera compuesta de tramo recto y ábside semicircular. A la fachada sur de la nave, en la que se practica la portada, se adosó una galería porticada, muy modificada como el resto de la fábrica. La cabecera es la parte del edificio que mejor conserva su carácter románico. Se levanta combinando al exterior el calicanto en la zona inferior de los muros con la sillería en el resto del alzado, bien escuadrada aunque medianamente concertada, labrada a hacha y con marcas de cantero. Dos semicolumnas dividen verticalmente el tambor absidal en tres paños, ambas alzadas sobre plintos y basas de perfil ático con grueso toro inferior; sus capiteles, que alcanzan la cornisa, se decoran uno con sencillas hojas lisas lanceoladas, y el otro muestra su cesta lisa, con a modo de bayas en los ángulos. Horizontalmente, una imposta con perfil de nacela divide el ábside a dos tercios de su alzado en dos pisos, invadiendo los fustes de las semicolumnas. Dicha imposta prolonga los cimacios de la ventana abierta en el paño central, aspillera abocinada hacia el interior rodeada por un arco de medio punto ornado con bocel -decorado con puntas de diamante- y nacela. Apea este arco, al que rodea una chambrana de junquillo entre nacelas, en una pareja de columnas acodilladas sobre basas áticas con garras y plinto. Sus capiteles reciben una pareja de rudas aves afrontadas picoteando una baya, el más septentrional, y decoración vegetal de grandes hojas cóncavas con caulículos en las puntas, el otro. Interiormente, esta ventana muestra arco de medio punto abocelado y otro abarcante, con chambrana de nacela; recae el primero en una pareja de columnillas acodilladas coronadas por capiteles vegetales, de hojas lanceoladas cóncavas uno y helechos el otro. Corona los muros del presbiterio y ábside una cornisa con perfil de bisel sobre sencillos canes de nacela, a la que sólo uno del muro norte del tramo recto añade un bastoncillo. Es la cabecera la única parte del edificio abovedada, con medio cañón en el presbiterio y horno en el hemiciclo, ambas sobre imposta de nacela. La hoja interior del muro muestra sillería en todo su contorno, animándose los paramentos laterales del tramo recto con dos arcos de medio punto ciegos. Da paso a la capilla desde la nave un arco triunfal netamente apuntado y doblado que recae en semicolumnas, alzadas éstas sobre podium y plinto. Sus basas son áticas, de fino toro superior facetado, escocia, y grueso toro inferior aplastado y con bolas, coronándolas una pareja de bellos aunque algo rudos capiteles. El correspondiente al lado del evangelio, bajo cimacio de palmetas, recibe una sorprendente iconografía para el marco: en la cara que mira a la nave se dispone un varón sujetando su desproporcionado miembro con ambas manos, y ante él, en el frente del capitel, una descabezada fémina vestida con camisa y saya recogida con ceñidor, que agarra por el cinturón a otra figura, aparentemente masculina, que alza un objeto rectangular, quizás un libro o más probablemente un pandero. En la cara que mira al altar asistimos al combate de dos infantes ataviados con cota de malla y un brote vegetal. El del lado de la epístola, también de buena factura, se orna con acantos de puntas incurvadas acogiendo granas y entre ellos estilizadas palmetas, coronándose por cimacio de nacela. Desde el punto de vista formal, la construcción cuadrada de los rostros con saltones ojos globulares y el rictus sonriente de sus bocas, de labios carnosos, nos recuerdan algunos modelos burgaleses y sorianos. En cuanto al tema, no es muy habitual tratar asuntos de contenido sexual en el interior de los templos, aunque no falten los ejemplos. Similares representaciones a la nuestra las encontramos en un capitel descontextualizado de Navares de Ayuso, en la nave de Rebollo, o de forma aún más explícita en el triunfal de la iglesia de El Olmillo, donde un juglar acompaña a la pareja. Y en los casos citados es difícil recurrir al argumento de que se trata de una ejemplificación de la lujuria para su condena, sino más bien del risus paschalis, plasmación de los radicales contrastes morales de los parroquianos de fines del siglo XII, evidentes en la dialéctica entre carnaval y cuaresma. La nave se levantó en mampostería encofrada con refuerzo de sillares en los esquinales, coronándose su muro septentrional -único visible- por cornisa de bisel sobre canes de nacela. Ciérrase hoy con una renovada cubierta madera, que todo apunta sustituye a otra original del mismo tipo. La portadita, como es costumbre, se abre en la fachada meridional. Muy ruda, consta de arco de medio punto de aristas aboceladas sobre impostas de listel y bisel con dientes de sierra incisos, rodeándole una arquivolta de idéntica sección y chambrana de nacela con ruda trama de retícula romboidal incisa. Ante la fachada meridional se adosó una sencilla galería porticada, con acceso por simple portada de arco de medio punto y una arquivolta, ambos arcos lisos, rodeados por tornapolvos de listel y bisel, idéntico perfil al que muestran las impostas que coronan las jambas acodilladas en las que apean. Hacia la cabecera se abrirían dos arcos, eliminados salvo el arranque del inmediato a la portada al adaptarse este espacio para sacristía, así como el acceso oriental al pórtico, hoy cegado, de arco de medio punto sobre cimacios abiselados. Hacia los pies se mantienen cuatro arcos de medio punto, sobre murete de aristas aboceladas, tres de los cuales han sido recientemente liberados. Apean alternativamente en un pilar prismático y dos rechonchas columnas, éstas sobre plintos y simples basas, coronándose por desproporcionados capiteles troncocónicos sólo ornados con bolas en la parte superior de la cesta, bajo cimacios de listel y nacela. Aunque el cierre occidental de la galería está rehecho, como muestra su removido aparejo y la pieza moldurada del pretil reutilizada en el esquinal, llama la atención su mayor longitud respecto a la nave, lo que plantea que, o bien el pórtico volvía ante el hastial occidental de ésta o, lo que nos parece más probable, la nave está hoy acortada respecto a la primitiva, llegando en origen hasta el extremo oeste del pórtico. Parece avalar esta segunda hipótesis la existencia de un derruido murete que prolonga el norte de la nave. En cualquier caso, en época moderna se alzó sobre el actual hastial una airosa espadaña de sillería con dos troneras y remate a piñón, y para recogerla se reforzó este muro occidental. En el interior, a los pies de la nave se conserva una pila bautismal de traza románica, con copa semiesférica de 116 cm de diámetro por 46 cm de altura, de interior avenerado y frente ornado con gruesos gallones entre vástagos rematados a modo de “tau”. Se alza sobre un tenante cilíndrico de 19 cm de alto y un remontado escalón superior de su grada.
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