Santa Llúcia de Tragó de Segre
PERAMOLA
Iglesia de Santa Llúcia de Tragó de Segre
La iglesia dedicada a Santa Lucía se encuentra en Tragó de Segre, localidad ubicada en la margen derecha de dicho río, entre Oliana y Peramola, municipio éste al que pertenece y del que dista unos 3 km. La antigua iglesia parroquial de Santa Llúcia se halla fuera del pueblo, a unos 500 m, al lado del cementerio. Aunque actualmente está bajo la advocación de santa Lucía, con anterioridad estuvo dedicada a Nuestra Señora del Rosario y a santa María.
A mediados del siglo x están documentados los nombres de Lazouez y sancta Maria de Plano, junto a los cuales consta que estaba la iglesia de sancti Petri, actualmente desaparecida, pero que aún es mencionada en el siglo xv, concretamente en el testamento de la baronesa Francesca de Llobera, esposa de Bernat Guillem de Peramola. En la décima de 1279 del decanato de Urgell se cita la iglesia de Drago. En 1940 se vino abajo el campanario de espadaña de dos ojos, junto con la rectoría. La iglesia fue restaurada en los años 80 del siglo xx.
Se trata de un edificio que presenta una planta compuesta por una nave rectangular y una cabecera trebolada formada por un ábside central semicircular, flanqueado por dos absidiolos más pequeños, también semicirculares, situados simétricamente en los tramos orientales de los muros laterales de forma perpendicular al eje longitudinal del edificio. Esta tipología de cabecera no es ajena al románico catalán, ya que fue adoptada en otros templos de la segunda mitad del siglo xi, como el monasterio de Sant Serni de Tavèrnoles o las iglesias de Sant Pere de Ponts, Sant Pere de Montgrony, Sant Martí del Brull, o Sant Pere de Gallifa, por citar sólo unos pocos ejemplos. En el ábside principal, seis lesenas, que arrancan de un zócalo, determinan cinco entrepaños, que están coronados por sendas parejas de arquillos ciegos. En el entrepaño central se abre una ventana de arco de medio punto y doble derrame. Bajo la cornisa discurre una moldura lisa biselada. Este mismo patrón ornamental se repite, de forma simplificada y con la excepción de la moldura bajo la cornisa, en los dos absidiolos: cinco lesenas apoyadas en un zócalo, que delimitan tres entrepaños con sus respectivas parejas de arquillos y, en el central, la correspondiente ventana, de idénticas características a las descritas. El resto de paramentos carecen de decoración. En el muro sur se sitúa la puerta, formada por un arco de medio punto, cuyas dovelas están enmarcadas por una hilera de losas a modo de chambrana. Asimismo, en el tramo central de este mismo lienzo se halla una ventana similar a las de la cabecera. Una quinta ventana, también de arco de medio punto y doble derrame, es el único vano situado en la fachada occidental, el cual presenta la particularidad de conservar restos de pintura, con unas líneas que imitan sillares. Finalmente, dos ventanas rectangulares, posiblemente añadidas con posterioridad, se abren en el muro septentrional. Un sencillo campanario de espadaña de un solo ojo se construyó encima del muro de poniente ya que el anterior, de dos ojos, se vino abajo.
El ábside y absidiolos cuentan con una techumbre semicónica de losas, mientras que sobre la nave la techumbre actual, de doble vertiente, está realizada con tejas árabes. No obstante, bajo la cornisa en los dos paramentos laterales, asoman las losas de la anterior cubierta, lo que es testimonio de un sobrealzado de la nave. Bajo estos restos de la primitiva techumbre discurre una moldura lisa biselada, similar a la descrita en el ábside central.
En el interior, la nave está cubierta con bóveda de cañón reforzada por dos arcos fajones que arrancan de pilastras adosadas a los muros y que determinan tres tramos irregulares de tamaño desigual. El ábside central está cubierto con una bóveda de cuarto de esfera, y está precedido por un arco presbiterial que facilita la transición a la nave. A los pies de ésta, se encuentra un ámbito elevado singular, cubierto por una bóveda de cañón, que corresponde a un piso elevado a modo de coro, del que se ignora su funcionalidad litúrgica. Finalmente, los dos absidiolos se cubren con sendas bóvedas de cuarto de esfera.
El aparejo utilizado en los paramentos está formado por sillarejo de tamaño menudo, mejor trabajado en la cabecera que en el resto de lienzos, dispuesto en hiladas bastante regulares. En el ábside central, en los dos absidiolos y en la mitad oriental del muro septentrional se han conservado varios mechinales. En la zona más occidental del muro norte se aprecia un claro cambio en el aparejo, que pasa a ser más irregular y colocado de forma menos cuidadosa, y que puede ser un indicio de una refacción o reforma de esta parte del paramento.
Por su tipología arquitectónica y características ornamentales de los muros, se puede situar la construcción de este edificio en la segunda mitad del siglo xi.
Texto: Juan Antonio Olañeta Molina/Roser Gort Riera - Fotos: Roser Gort Riera
Bibliografía
Bellmunt i Figueres, J., 1999-2000, IV, pp. 169-170; Catalunya Romànica, 1984-1998, VI, pp. 282-283.