Identificador
09410_01_005
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
41º 45' 48.19'' , - 3º 23' 48.03''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Coruña del Conde
Municipio
Coruña del Conde
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Claves
Descripción
LA ERMITA DEL CRISTO es una sencilla edificación alzada a unos 300 metros al occidente de la villa. Litúrgicamente orientada, presenta nave única y testero plano cubiertos con techumbre de madera. El acceso se realiza desde la portada meridional, aunque se aprecian evidencias de un acceso cegado de antiguo por el hastial occidental (Pérez Carmona consideraba que la entrada se efectuaba desde occidente, opinión arrastrada por Lojendio y Rodríguez). Es de advertir que los reiterados errores transmitidos por la bibliografía y la vaguedad de sus pareceres permiten intuir que pocos se tomaron la molestia de visitar el templo, quizá porque las comunicaciones no eran demasiado cómodas o porque desde siempre fue considerado edificio de segunda fila. La cabecera cuadrada de la ermita del Cristo aparece ornada con arquillos ciegos ligeramente peraltados. El testero oriental presenta tres arquitos de aristas baquetonadas, apoyando sobre ménsulas naceladas y altos capiteles ornados con acantos entrecruzados y nudos salomónicos bajo ábaco con máscara y caulículos que coronan semicolumnas cuyas basas de doble toro arrancan de podium prismático. En las enjutas se advierten fragmentos reaprovechados de pilastras acanaladas de cronología romana. Otras dos arcadas más anchas de aristas vivas y coronadas por aleros abilletados ornan los laterales meridional y septentrional. Reutilizando éste último un capitel romano con decoración de acantos trepanados que apoya sobre semicolumna expoliada y basa prismática. En el mismo muro septentrional, el alero está soportado por ocho canecillos muy maltrechos aunque permiten distinguir una máscara, una hipotética pareja de enfrascados amantes y otras cuatro piezas naceladas con rectángulos en progresión. El lateral meridional de la cabecera presenta otra serie de media docena de canes antropomórficos y una pieza nacelada, la cesta de la arquería se decora con un nudo salomónico flanqueado por acantos angulares. Apreciamos un nudo muy similar tallado sobre un sillar en Bustillo de la Vega (Palencia). La portada meridional, avanzada sobre el muro, es de medio punto y cuenta con dos arquivoltas, una baquetonada y otra con taqueado que apoyan sobre imposta nacelada (hacia el intradós derecho despliega incisas hexapétalas inscritas en el interior de círculos y hacia el izquierdo rudo sogueado), jambas hacia el interior (se trata de tambores de pilastras acanaladas extraídas de la cercana ciudad hispanorromana de Clunia) y semicolumnas acodilladas. Sólo se ha conservado la semicolumna del lado izquierdo, coronada por una cesta de rudos acantos prerrománicos que descansa sobre un fuste más tardío cuya basa tiene perfil modulado por escocia y toro sobre podium. La desaparecida semicolumna del lado derecho apoyaba sobre el tambor de una columna romana a modo de basa. Sobre las jambas reutilizadas se despliegan numerosos grafitos cruciformes de cronología medieval. La portada meridional remata en tejaroz de motivos cruciformes biselados mientras que el alero nacelado del paramento meridional apoya sobre dos docenas de canes ornados con deterioradas máscaras antropomórficas y zoomórficas (parece identificarse un jabalí), piezas naceladas con rectángulos en progresión y otras reaprovechadas de procedencia romana. El muro septentrional, trabado con aparejo más menudo, presenta alero con perfil nacelado (excepto un fragmento taqueado instalado en el extremo occidental) y veintidós canes de placas rectangulares en progresión (el más oriental figurado con cabeza de bóvido). En dirección hacia la cabecera se advierte un vano de medio punto cegado de antiguo. Whitehill consideró que semejante cabecera era obra del siglo XI (aduce la data de 1073 a tenor de una cita muy imprecisa) mientras que Gómez-Moreno la retrasaba hasta el siglo XII, considerándola puro arcaísmo, la misma cronología aducida antes por Amador de los Ríos y más tarde por Pérez Carmona, quien pudo calificarla como una de las iglesias más antiguas de la provincia, aunque posterior a Cardeña, Arlanza y el brazo meridional del crucero de la iglesia de Silos, siendo coetánea de San Quirce, el viejo templo de Oña y el de Villavieja de Muñó. Para la portada barajaba una data entre fines del siglo XI e inicios del XII (anterior a 1147, fecha de la consagración de San Quirce). Aun heredando formas constructivas características del siglo XI, Gaya y Gudiol datan la cabecera de Coruña hacia la segunda mitad del siglo XII, considerándola precedente de la de Condado y otros ejemplares sorianos. A decir verdad, la cuadratura facultaba una construcción más asequible que el hemiciclo semicircular, testero característico de un románico inercial que resulta frecuente en ámbitos rurales (aparece también en Santa María del Campo de Carrias y en Nuestra Señora del Cerro en Cueva de Juarros). Bango databa la ermita hacia el 1100, considerando que sus tracistas imitaron un viejo prototipo. El mismo Amador adelantaba cómo entre los muros de la ermita del Cristo se advertía reutilizada “una tabla de mármol latino-bizantina” y algún capitel, “más allá y pasado el pueblo de Arandilla [...] encuéntrese otra ermita de la misma época”, coincidiendo en ello con la iglesia de Peñalba de Castro, aledaña al yacimiento romano de Clunia que se alzó hacia 1774. Pérez Carmona indicaba además que en la ermita de Coruña existe “otro duro relieve representando una figura humana con el brazo derecho levantado” que datada en época prerrománica; se trata en realidad de un extraño personaje femenino, tocado con corto cabello y vestido con falda plisada, instalado sobre la cumbrera del hastial oriental. El mismo Loperráez nos da la noticia de cómo la ermita del Santo Cristo fue reparada en 1775 y por aquel entonces debió ser trasladada hasta la huerta del palacio episcopal de El Burgo de Osma una estela romana localizada durante las obras conteniendo un epitafio en honor de Gayo Pompeyo Serano y su hijo Lucio Celio Paterno. En realidad, la abundancia de estelas funerarias y fragmentos escultóricos romanos instalados entre el aparejo de la ermita de Coruña, además de los presentes en el castillo, iglesia parroquial, casas y bodegas de la localidad, es de enorme singularidad. A los ya mencionados spolia en forma de pilastra vistos en las jambas de la portada meridional, algunas de sus dovelas y una moldurilla estrellada, hay que añadir otra pieza con acantos haciendo las veces de canecillo en el alero meridional. En el mismo paramento meridional de la ermita se distingue un bajorrelieve labrado con un rostro tocado a cerquillo y guirnalda festoneada recorrida por taeni, pieza característica de la escultura provincial romana y que quizá formara parte -junto con las pilastras de la portada- de un mausoleo. En el lado sur de la cabecera asoma una estela funeraria de flores hexapétalas, otra más (a nivel terrero) con motivo circular de mutilada flor tetrapétala ornada con husos biselados, orla de rombos y epígrafe latino que dedica una tal Proculina y un sillar con una crátera flanqueada por guirnalda que acoge una flor multipétala. Aunque de difícil visualización, Palol y Vilella advirtieron otros fragmentos de estelas epigrafiadas lisas, una de ellas reutilizada como pieza de corn isa. En el testero oriental aparecen otras dos estelas epigráficas y otra más elaborada, con hexapétala inscrita en el interior de un círculo flanqueada por discos más pequeños, orla en espiga, corona de triángulos y leyenda latina aludiendo a un tal Sempronio Talao. El mismo capitel sobre el que apoya la arquería ciega del lado septentrional es una pieza decorada con acantos de evidente cronología romana, así como un sillar de considerables dimensiones instalado entre el paño septentrional de la cabecera y el inicio del muro de la nave, en posición invertida, representa un personaje barbado sosteniendo una suerte de báculo y que ha sido identificado como un filósofo, quizá formando parte de un monumento funerario de mayor enjundia (José Antonio Abásolo, “El mundo funerario romano en el centro y norte de Hispania. Aspectos diferenciales” en Actas del Congreso Internacional El Mundo funerario en el Occidente Romano, Córdoba, 2001, vol. I, Córdoba, 2002, pp. 155-156). El interior del templo carece de ornamentación escultórica mientras que las toscas piezas del exterior talladas en época románica parecen obra de canteros locales conocedores de lo labrado en otros templos del norte de Segovia, como afirma Bango en referencia a lo sepulvedano. Hacia el mediodía, por encima del alero, se alza una pequeña espadaña flanqueada por dos tambores de columna romana acanalada.