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Arco triunfal

Identificador
09128_06_006
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Jaime Nuño González
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Julián

Localidad
Villanoño
Municipio
Villadiego
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL es de reducidas dimensiones, fiel reflejo de que Villanoño nunca fue aldea de crecida población. Sin embargo, y a pesar de la modestia de tamaño, es una construcción levantada en muy buena sillería caliza, a veces empleando bloques de considerable tamaño, que suelen ir colocados en la parte inferior de los muros. Consta de ábside semicircular, presbiterio recto, una nave, con sacristía y baptisterio adosados al lado norte, y torre elevándose sobre los pies. En algún momento también moderno se adosaron tres contrafuertes, dos en el ábside y otro en el encuentro del presbiterio con el muro sur de la nave. El ábside es muy austero y macizo, aunque sobre el testero se dispone una saetera, cubierta exteriormente por un contrafuerte, pero visible en el interior tras el retablo. El alero está compuesto por cornisa de listel y chaflán, sostenida por un conjunto de canecillos con diversas figuras humanas y animales, todas muy toscas, además de formas geométricas, como nacelas escalonadas o modillones de rollos, siguiendo en definitiva el mismo recurso decorativo que aparece en otros templos de la zona, de cronología muy tardía, como son Villegas o Villamorón. El presbiterio, ligeramente más ancho y de igual altura, sigue el mismo sistema constructivo, también con macizos muros -aunque con una saetera en el sur que creemos posterior- y con alero donde se repiten las mismas formas decorativas. La nave es también románica, si bien parece formar parte de otra fase constructiva, pues el alero es de morfología bastante distinta y, aunque el tipo de sillería es igual al de la cabecera, las hiladas no se continúan. No obstante, esta última apreciación puede inducirnos a error ya que en el lado norte buena parte de los paramentos están cubiertos por las dependencias adosadas y en el sur existe un grueso contrafuerte moderno. En la fachada norte el extremo oriental de la nave cuenta con un pequeño paramento retranqueado respecto al resto, pero siempre más ancho que el presbiterio. El único elemento destacable es el alero, con cornisa de nacela y 15 canecillos, algo más pequeños que los de la cabecera, de diferente factura pero igualmente toscos; los hay de nacela, con gruesas puntas de clavo, con bolas colgantes de hojas, vegetales, con sogueado, uno con un cuadrúpedo y al menos dos con cabezas humanas. El muro sur -como el norte- carece por completo de ventanas, y en el centro destaca la sencilla portada, ubicada sobre un somero cuerpo avanzado cuyo tejaroz coincide con la cornisa de la nave. La portada se limita a un simple arco de medio punto doblado, con chambrana de nacela, apoyando en dobles pilastras con impostas igualmente naceladas. Por lo que respecta al alero, la cornisa es cuadrangular y los canecillos son todos de nacela con las aristas achaflanadas, un tipo de pieza que suele aparecer en templos muy tardíos, como ocurre en Villamorón. La fachada occidental está presidida por un ventanal que da luz al interior de la nave, formado por arco doblado, que quiere ser ligeramente apuntado. Sobre el hastial se elevaba una espadaña coetánea, con dos troneras, aunque en tiempos muy recientes fue convertida en torre, perdiendo entonces el más que probable remate en piñón. En esta fachada, junto a la esquina norte, se aprecia claramente un encuentro quebrado de las hiladas, que posiblemente haya que interpretar como el punto donde cerraba la obra durante su construcción. En el interior buena parte de los paramentos están revocados y la nave se halla cubierta además por un cielo raso. Por lo que respecta a la cabecera, los muros muestran su sillería, aunque las bóvedas se hallan igualmente revocadas, como también lo está el arco triunfal. A media altura el hemiciclo está recorrido por una imposta de billetes, con decoración sogueada en las esquinas. Sobre ella se dispone un ventanal, presidiendo el testero y visible tras el retablo barroco, con saetera enmarcada por arco de medio punto, abocinado y con arista recorrida por un bocel, conservando en su entorno, en todo el espacio que cubre el retablo, un revoco con despiece de sillería. El muro del hemiciclo remata en su parte superior en una cenefa de aspas a bisel, sobre la que se dispone otra imposta como la inferior, que soporta ya a la bóveda de horno. El presbiterio comparte con el ábside impostas y cenefa de aspas, abriéndose al norte la puerta de la sacristía y al sur la ventana que creemos posterior. A media altura, en ambos m u ros, aparecen sendas inscripciones con la leyenda OPERA FABRICE, sin duda de cronología posmedieval. La bóveda es de cañón. El arco triunfal, de medio punto, apoya en semicolumnas sobre podio de aristas aboceladas. Las basas se componen de plinto y dos toros con una escocia central, y los capiteles muestran una talla muy rudimentaria, caracterizados por la presencia de aspas en bisel, pequeñas cabecitas, muy rudimentarias, y esquinas sogueadas. Los cimacios, de billetes, se derraman formando impostas en el frente de la nave. Tras este recorrido por el edificio podemos concluir que la iglesia de San Julián debió ser levantada en dos momentos, uno en el que se edificó el conjunto de la cabecera, y otro en que se completó con la nave y espadaña. Seguramente al mismo momento de la fase constructiva de la nave pertenecen los canzorros que se disponen a media altura de sus tres fachadas, y que indicarían la existencia de un pórtico que rodeaba por completo dicha nave. En todo caso podemos hablar de dos fases casi contiguas en el tiempo pues las diferencias constructivas no son sustanciales. Un hecho muy significativo es que aparentemente estamos ante un edificio en la línea más clásica de la construcción románica, pero sin embargo creemos que su datación debe incluirse ya dentro del siglo XIII y que el arcaísmo que refleja la arquitectura no es más que otra manifestación de lo enraizados que están los tradicionales sistemas constructivos en los núcleos más pequeños y ruralizados. Contrasta la habilidad de los mazoneros con la nula habilidad de los escultores, cuyos capiteles o canecillos son un ejemplo de rusticidad evidente. Más aún, es muy posible que no trabajaran aquí escultores sino que las tallas fueran asumidas por los mismos encargados de trazar los sillares. Así se explica también la presencia de unos elementos que en principio pueden hacer pensar en fechas muy antiguas, casi con vinculación pre rrománica, como son sogueados y biseles, lo que no evidencia otra cosa que una total falta de habilidad para la escultura de sus artífices, como se aprecia claramente en las cabecitas que portan. Entre el mobiliario, siempre posterior a la fase románica, cabe destacar un Cristo gótico, el coro con cabezuelas mudéjares, y una imagen de San Norberto, seguramente procedente del desamortizado monasterio premonstratense que hubo en Villahizán de Treviño.