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Alero de la cabecera

Identificador
09141_04_001
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 32' 5.05'' , - 3º 41' 25.59''
Idioma
Autor
Jaime Nuño González,José Luis Alonso Ortega
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)

 

País
España
Edificio (Relación)

Iglesia de San Julián

Localidad
Mata
Municipio
Merindad de Río Ubierna
Provincia
Burgos
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
ESTE TEMPLO PARROQUIAL se halla a unos 400 m al sureste del abierto casco urbano, lo que sin duda nos está poniendo de relieve que desde la Edad Media el caserío se fue desplazando poco a poco, alejándose de la iglesia y buscando la proximidad de la carretera. Es un pequeño y solitario edificio rodeado de campos de cultivo y levantado a base de sillería y mampostería. Consta de ábside semicircular, presbiterio recto y una nave, a cuyos pies se levanta la espadaña, adosándose al mediodía la sacristía y un cerrado pórtico, mientras que al norte se dispone el cementerio. Salvo los añadidos, la planta sigue el típico esquema de iglesia románica, aunque de la época sólo se conserva la cabecera y la parte anterior de la nave, incluyendo la portada, respondiendo el resto de la nave y la espadaña a reformas posmedievales que no hicieron más que reproducir el mismo tipo de construcción precedente. La cabecera, levantada en buena sillería caliza, muestra un ábside semicircular articulado exteriormente en tres paños mediante dos semicolumnas adosadas que parten de un corto plinto y mueren en el alero, rematando en toscos capiteles de cesta estriada y ábaco con dientes de sierra, idénticos a los que muestra el arco triunfal de la antigua iglesia de San Román, de La Molina de Ubierna. El muro presenta en la base un podio semienterrado y sólo el paño central posee ventana, formada por saetera enmarcada por doble arco de medio punto, el exterior de dovelas aboceladas y simples jambas y el interior con dovelaje decorado con puntas de diamante y sogueado, apoyando en cortas columnillas, de basas áticas y capiteles figurados. La cesta izquierda tiene en la parte superior de cada lado una cabecita de león de cuyas bocas nacen dos bandas que enlazan con lo que parecen dos serpientes con cabeza de ave, todo ello bajo un cimacio de hojas de vid o de higuera. El otro capitel muestra dos grifos afrontados, agarrando entre ambos una especie de copa de alto pie en la que meten el pico -en similar actitud que aparecen en Quintanilla Pedro Abarca, aunque éstos hechos por otra mano-, mientras que ahora el cimacio es de roleos con hojas palmeadas. El paño sur fue horadado en época posmedieval con una amplia ventana, a cuyo lado se llega a ver inciso un tablero de alquerque que sin duda puede fecharse en el momento de construcción de la cabecera románica. El alero absidal está formado por una cornisa de listel y chaflán sostenida por un total de nueve canecillos, entre los que hay de cuarto de bocel, de triple nacela, con disco, achaflanado, con doble bocel y otro con una especie de forma vegetal con piña lisa y cilindro. El presbiterio es ligeramente más ancho, con el alero a la misma altura que el del ábside, aunque sólo puede verse en el lado norte, con su cornisa achaflanada y cuatro canecillos geométricos, aunque diríamos que parte de todo esto se halla alterado o remontado. Los paramentos son macizos, quedando cubierto el meridional por la sacristía. El tránsito del presbiterio a la nave se hace mediante dos anchos contrafuertes que soportan los empujes del arco triunfal y los muros que siguen son de sillería, aunque posteriormente pasarán a ser de mampuesto, producto de una renovación del templo, sin duda provocado por un derrumbe, tal como se deduce por el desplome que mantiene la parte primitiva. En la fachada septentrional es más o menos el cuarto anterior lo que se conserva de la fábrica románica de sillería, coronándose todo por una cornisa de gola barroca. La fachada meridional está en buena parte cubierta por el pórtico construido en 1886 y por la sacristía, y aquí se conserva algo más de la mitad de la fábrica románica, incluyendo la portada, aunque el alero también ha desaparecido. Dicha portada, ubicada hacia el centro del muro, es un sencillo arco de medio punto con chambrana de listel y chaflán, con sencillas jambas rematadas en impostas de listel y ligerísima nacela. Muy probablemente esté remontada y cabe suponer que en origen siguiera el típico esquema tardorrománico de arco doblado. La reforma de la nave se debió llevar a cabo seguramente hacia el siglo XVII, levantándose entonces los muros de mampuesto y la actual espadaña. Adentrándonos en el interior del templo, cabe destacar el hecho de que los muros están desprovistos de revoco, apreciándose perfectamente la antigua fábrica de sillería y la reforma de mampostería. El hemiciclo absidal, sin retablo, está presidido por la ventana, que viene a repetir el mismo esquema del exterior, aunque ahora la saetera muestra abocinamiento y los capiteles son vegetales, en ambos casos con hojas planas, aunque en el lado izquierdo rematando en bolas y en el derecho en rollos y con pequeñas palmetas en la base; los cimacios son de listel y doble nacela. La ventana se apoya en una imposta corrida de listel y chaflán, igual que la que soporta el arranque de las bóvedas, que son de horno en el ábside y de cañón apuntado en el presbiterio, ambas de buena sillería. El arco triunfal es apuntado y doblado, con capiteles muy sencillos de hojas planas. El del lado del evangelio presenta una especie de corona dentada que imita a hojas puntiagudas, con las esquinas enrolladas y colgando pequeños frutos. El de la epístola es similar pero no hay hojas dentadas y los ángulos forman pequeñas volutas de donde penden hojas aveneradas; los cimacios son moldurados y se derr aman en impostas por el frente de la nave. Estas columnas carecen de basas y parece que nunca las tuvieron, apoyando en podio amplio y de grueso bocel que se prolonga en un bancal por la base de los muros románicos conservados, quedando hoy a ras de pavimento. En la nave se aprecia perfectamente qué parte del paramento románico se conserva, mostrando una serie de alteraciones en el lado meridional que parecen reafirmar la idea de que el tramo de la portada fue remontado. La cubierta es de madera, actualmente revocada. La obra románica de esta iglesia debe fecharse en un momento bastante tardío, muy probablemente iniciado ya el siglo XIII, como parece desprenderse de la escueta decoración de los capiteles. Es posible que en época gótica se modificaran los aleros, incorporándose entonces los canes de cuarto de bocel tan característicos de este momento. Finalmente, ya en época barroca, problemas de estabilidad del edificio debieron provocar la ruina de la mitad posterior del templo, que se reconstruyó siguiendo el mismo modelo procedente, aunque con una fábrica más pobre.