Sant Llorenç de Palau-Surroca
Iglesia de Sant Llorenç de Palau-Surroca
La iglesia de Sant Llorenç centraba el lugar de Palau-Surroca, formado por una serie de masías diseminadas en los contrafuertes montañosos del extremo oriental del término de Terrades. Se accede a la iglesia por un desvío que sale, a mano izquierda, de la carretera GI-510, antes de llegar a Terrades. El camino está bien indicado y conduce a Palau-Surroca, a su castillo y a la iglesia.
La iglesia de Sant Llorenç se halla junto al castillo de Palau-Surroca, que es de cronología posterior. La primera noticia de la iglesia data del año 1337, cuando Pere de Palau y Gueraula de Cornellà, señores del castillo, fundan un beneficio en Sant Llorenç y describen el templo como viejísimo. Otro documento de 1343 también menciona la iglesia de Palau-Surroca como vetustisima.
En esta época la iglesia se encontraba aneja al castillo, las noticias del cual se refieren a los señores que lo poseyeron: Guillem Adalbert (1143), Bernat I de Palau (1225), Berenguer III de Palau (1359); en 1425, joan de Palau casó con Joan Gaufred de Ça Roca i de Palau, con lo que se conforma la denominación actual del lugar, Palau-Surroca.
Pocas noticias se tienen de la iglesia, que debió de ser modesta puesto que en 1517 se unió la cura de almas de Sant Llorenç con el beneficio de Sant Joan de Terrades, por las pocas rentas del primero. A pesar de ello, su actividad prosiguió durante los siglos; todavía en 1729 la señora del castillo, Maria Teresa Crosas i Saleta, presenta a Antoni Croses para ser el clérigo de Sant Llorenç.
La iglesia, ubicada en el sector norte del castillo, es un edificio de nave única con ábside semicircular. Sus muros fueron sobrealzados a modo de fortificación, y el ábside se usó como torre angular del castillo.
El paramento exterior de los muros es liso y solamente visible en los muros norte, este y oeste. El aparejo está formado por pequeños sillares mezclados con sillarejo, sin apenas uniformidad en su disposición. En la parte inferior del muro occidental y del ábside se hallan unas pequeñas losas dispuestas en pequeñas hiladas y, algunas, inclinadas en un solo sentido. La fachada norte también presenta losetas inclinadas, esta vez dispuestas en opus spicatum.
Las aberturas de la iglesia fueron rehechas en época moderna con el encastillamiento de la capilla. El interior se reformó para reparar las destrozas que ocasionó la ocupación de los ejércitos franceses durante la Guerra del Rosellón, en 1794.
Los distintos aparejos pueden indicar momentos constructivos distintos. Así, hay autores que han interpretado que los rastros de opus spicatum y losetas inclinadas en la parte inferior de los muros demuestran la pervivencia de un templo anterior al románico, que se ha fechado en el siglo x. El resto de los muros corresponderían a una reedificación realizada a partir del siglo xi. Sin embargo, otros autores defienden que la diferencia entre paramentos no es suficientemente notable como para definir dos momentos constructivos, y que la existencia de paños de muro comn el aparejo en espiga no debe necesariamente indicar una obra prerománica.
Texto y foto: Clara Poch Gardella
Bibliografía
Badia i Homs, J., 1977-1981, II-B, pp. 346-347; Barral y Altet, X., 1981, p. 269; Castells Catalans, Els, 1967-1979, II, pp. 526-534; Catalunya Romànica, 1984-1998, IX, p. 848; Junyent y Subirà, E., 1983, p. 139.