Salen a la venta los restos de un claustro románico salmantino que se creía desaparecido
Un estudio elaborado por el investigador de la Universidad de Salamanca Antonio Á. Ledesma, que aparecerá publicado en el siguiente número de la revista “Codex Aquilarensis”, sacará a la luz pública la existencia de un grupo de capiteles tardorrománicos procedentes de la iglesia de San Juan de Barbalos (Salamanca) que en este momento, y desde hace unos años, se ofrecen en el mercado de antigüedades.
La presencia de un claustro románico en la iglesia hospitalaria de San Juan de Barbalos en Salamanca se constata a partir de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Sin embargo, solo gracias al historiador Villar y Macías se conoce la existencia de piezas originales diseminadas en el jardín de una vivienda próxima ya con anterioridad a 1887. Una vez localizadas y analizadas estas piezas, tras un largo proceso de búsqueda, se pretendió conocer su paradero actual sin obtener ningún resultado positivo. Ha sido en abril de 2014 cuando han saltado todas las alarmas al confirmarse que una tienda de antigüedades de Portugal, con delegación en Salamanca, tenía en venta este conjunto de inequívoco origen salmantino. El investigador responsable, Antonio Á. Ledesma, advierte que “se pierde el rastro de estas piezas a partir de 1937 y es ahora, transcurrido casi un siglo, cuando se han redescubierto. En realidad, es una fotografía de 1913 la que nos permite identificar el conjunto y situarlo en la Calle Sorias de la capital salmantina, muy próxima a la Iglesia”. Se desconoce bajo qué condiciones legales llega a esta tienda de antigüedades, pero sin ningún lugar a dudas se requiere una profunda investigación para determinar su situación actual. Máxime teniendo en cuenta que la iglesia de San Juan de Barbalos fue declarada Bien de Interés Cultural (B.I.C.) en 1982.
Fotografía de 1913 donde se ve el claustro en una casa de la calle Sorias de Salamanca.
Foto © Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid
El conjunto está compuesto por cuatro capiteles pareados con su cimacio correspondiente, de excepcional calidad técnica y que se relacionan estilísticamente con varios de los talleres que trabajan en el templo y con uno de los que intervino en el claustro de la Catedral Vieja y, en menor medida, en otras iglesias de la ciudad, y con toda evidencia en la propia iglesia de San Juan de Barbalos, como se puede constatar aún en su puerta septentrional. Estos capiteles, realizados en piedra arenisca y en un buen estado de conservación, se componen por medio de representaciones vegetales, de mamíferos y de seres fantásticos. La presencia de otros cuatro cimacios, reutilizados como soporte de sustentación, evidencian la entidad del claustro. Fustes y basas son un añadido probablemente del siglo XVI –M. Gómez Moreno situó en esta época los restos que se conservaban del claustro de San Juan de Barbalos en 1901-1903,cuando él lo visitó– y que plantean el mismo interés que las demás piezas dada su original factura, ajena a todo lo conservado por esas fechas en la ciudad del Tormes. En palabras del profesor Boto Varela, quien puso en conocimiento del autor de la investigación esta venta en el mercado de antigüedades, “el descubrimiento constituye una piedra angular en el conocimiento de la producción artística de Salamanca en el periodo románico”. El hallazgo resulta doblemente interesante al constatar la existencia material de un claustro del que apenas se disponía unos cuantos datos documentales y al localizar su paradero exacto, cuando todo parecía indicar que había desaparecido sin dejar huella. Asimismo el descubrimiento viene a entrar de lleno en el estudio del caso del “Claustro de Palamós” evidenciando que una ausencia, tanto documental como material, no implica una inexistencia. El investigador Antonio Ledesma resalta que “es ahora cuando las Instituciones Públicas, tanto autonómicas como nacionales, tienen que movilizarse para que este conjunto sea un patrimonio público, ligado al conjunto monumental del que procede, protegido legalmente desde hace más de treinta años. En caso contrario, es probable que se pierda el rastro para siempre”.
Conjunto de piezas del claustro puestas a la venta
El estudio se enmarca dentro de un proyecto de tesis doctoral sobre la escultura tardorrománica de la Catedral Vieja salmantina, bajo la dirección del Dr. M. Pérez Hernández, y es fruto de una labor ininterrumpida durante más de cinco años de investigación gracias a un contrato de la Junta de Castilla y León.
La publicación encierra otros datos de interés que, según la Fundación de Santa María la Real, vuelve a poner de manifiesto la importancia que están adquiriendo últimamente las recientes tareas de digitalización de archivos fotográficos antiguos, que están permitiendo a estudiosos e investigadores rastrear en busca de pistas de testimonios patrimoniales que se creían desaparecidos. Esto ha favorecido recientes descubrimientos que engrosan la larga lista de bienes patrimoniales enajenados en nuestro país.