Un mes de julio más, nos aprestamos a cumplir una doble y grata tarea. De un lado, hacer historia, rendirnos cuenta de lo que fue el IV Seminario sobre «El Monacato». De otro, anunciar que habrá un V Seminario y presentar sus contenidos. La tarea adquiere ese tono de deseada rutina de las iniciativas que se van consolidando. En nuestro caso, además, en el marco adecuado para que continente y contenido respiren al unísono, se concierten como lo harían las voces de un coro monacal que entonara una antífona gregoriana: el monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo.
El inmediato pasado, del que este volumen levanta acta, es el IV Seminario sobre El Monacato. En efecto, se reúnen en este tomo las ponencias que se expusieron, como es tradicional, en la primera semana del mes de agosto; en este caso, del año 1990. El tema general en torno al cual giró la atención de profesores y alumnos fue, entonces, el de los orígenes del monacato. O, para ser más exactos, los distintos arranques, las variadas raíces, que pueden encontrarse en los movimientos monásticos que, ya, a la altura del siglo VII, son una realidad operativa en el conjunto de la sociedad europea.
Esa búsqueda de raíces se inició en las propias comunidades qumranitas, antecesoras y contemporáneas de Cristo. Siguió después por las manifestaciones primigenias de un monasticismo que hundía ya sus rasgos en las propuestas del Evangelio. Se buscaron en el extremo oriental del Mediterráneo y en el extremo occidental. En la Capadocia, en Italia, en el Norte de Africa, en torno a Hipona, en Hispania. Respecto a ésta, se indagaron tanto las fuentes escritas como las arqueológicas que podrían iluminar el despliegue monástico. Y, por fin, se atendió también a esas otras formas monásticas que, importadas del desierto terrestre de Oriente, se recriaron en el desierto marítimo y boscoso de Occidente, de Hibernia, para, en un viaje de vuelta, irradiar a todo el continente europeo, donde los irlandeses se encontrarían con la forma romana, benedictina, de entender el monasticismo.
En el IV Seminario sobre El Monacato se mantuvieron unas cuantas constantes. El marco de la villa y del monasterio de Aguilar, que estimulan 9 el continuo contacto entre profesores y alumnos. El horizonte europeo de referencia de los temas tratados, abierto al conocimiento de experiencias en distintas regiones. La variada procedencia de los ponentes, que enriquece el intercambio de ideas y de sugerencias de investigación en el tema de la historia del monacato. Esa síntesis de familiaridad en el trato, universalidad en el tratamiento de temas y cosmopolitismo en la procedencia de nuestros profesores son rasgos que se han mantenido en el IV Seminario. Y lo mismo podemos decir de la experiencia organizadora y el entusiasmo de los miembros del Centro de Estudios del Románico, puestos a prueba en numerosas ocasiones durante una semana que incluyó la visita al Románico de la zona palentina o el desplazamiento al monasterio de Silos, con el alto en Burgos para contemplar los riquísimos fondos expuestos en su catedral en lo que es la segunda etapa del vasto proyecto de «Las Edades del Hombre».
Los rasgos que, en el IV Seminario. han variado importan menos para el desarrollo de la iniciativa cultural que nos interesa. Pero es justo referirse al más sobresaliente que forma parte de su historia y, desde luego, de su futuro. El abandono, por parte de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, de su condición de copatrocinador de los Seminarios. Afortunadamente, en el mismo y crítico momento en que se producía, en vísperas de la realización del último en agosto de 1990, la Universidad de Cantabria dio el paso adelante que significaba su colaboración económica y, en definitiva, su entrada como patrocinadora en la iniciativa. De esa forma, el IV, el pasado año, y el V, en el inmediato mes de agosto, han contado con el apoyo de la Universidad cántabra. Creemos que podemos confiar en que su colaboración, que incluye la distribución de un cierto número de becas entre los alumnos, constituirá el pilar complementario de la tarea realizada por el Centro de Estudios del Románico de Aguilar de Campoo.
Sobre esos dos apoyos, se sostiene ahora nuestra iniciativa de los Seminarios. El V orientará sus reuniones al conocimiento de «La vida cotidiana del monasterio». Se hace deudor, así, de las corrientes actuales de preocupación, de signo antropológico, por conocer, desde dentro de la vivencia de los hombres, la existencia de las organizaciones. La revisión de los variados temas completará, una vez más, las aproximaciones que, hasta ahora, se han venido haciendo respecto al fenómeno monástico.
Santander, a 1 de julio de 1991
Ramón TEJA-José A. GARCIA DE CORTAZAR
DIRECTORES DEL SEMINARIO
Monaquismo precristiano: Qumranitas y terapeutas
Antonio Piñero
Universidad Complutense. Madrid
Il concepto di laboro nel monachesimo antico: temi e problema
Elena Giannarelli
Università di Firenze
Ascetismo e monachesimo nell’ Italia tardoantica
Rita Lizzi
Università di Torino
Vergini, vedove, diaconesse – Alcuni Osservazioni Sullo Sviluppo dei Cosiddetti “ordini femminili “ nel cuarto secolo in oriente
S. Elm
University of Berkeley
San Agustín y los Orígenes del monacato en África
Prof. Dr. Pedro Langa, Osa
Instituto Patrístico Augustinianum (Roma) Estudio Teológico Agustiniano Tagaste (Los Negrales: Madrid)
Los orígenes del monacato irlandés y su irradiación en Gran Bretaña y en el continente
Amancio Isla Frez
Universidad de Barcelona/Tarragona
La recepción del monacato en Hispania
Pablo C. Díaz Martínez
Universidad de Salamanca
El eremitismo de época visigótica. Testimonios arqueológicos
Agustín Azkárate Garai-Olaun
Universidad del País Vasco