Sant Pere de Figols de Tremp
Iglesia de Sant Pere de Fígols de Conca
El pequeño pueblo de Fígols de Conca queda a 11 km de Tremp, desde donde se llega por la carretera C-1311 en dirección a Puente de Montañana.
En 998 Aimerico, obispo de Roda, dedicó el templo a san Pedro a petición, según consta en su acta de consagración, de los condes de Pallars, Sunyer I y su hermano Ramon III –que es quien firmó el documento, posiblemente en su condición de primogénito–, del abad Isarn, de un noble local llamado Erimany y de los habitantes del cercano pueblo de Eroles. En dicho acto se dotó a la iglesia de numerosos bienes, así como diezmos, primicias y oblaciones, procedentes de distintos rincones del obispado entregados por sus fieles. Aunque no se cita explícitamente en el documento, la vinculación de Sant Pere de Fígols de Conca con esta consagración ha sido propuesta por algún autor, entendemos que acertadamente, teniendo en cuenta que el templo consagrado se ubica pro[pe] villa Erolas in campo anticum, es decir, cerca de la villa de Eroles y fuera del caserío de la misma. Tampoco cita el documento en qué cenobio ejercía Isarn el cargo de abad, aunque se cree que podría tratarse del monasterio de Sant Pere de les Maleses, donde por estas fechas hay documentado un abad de dicho nombre. Actualmente, una placa conmemorativa de 1999 recuerda los mil años de consagración de este templo. Parece ser que no llegó a ostentar la categoría de parroquia, al menos como tal no consta en la relaciones de conjuntos parroquiales realizadas en los años 1314 y 1391. Refuerza esta idea el que aparezca mencionada en la relación de 1526, en la visita pastoral de 1758 y en el plan parroquial de 1904, en todos los casos como sufragánea de la iglesia parroquial de Santa Maria de Eroles, templo del que posiblemente siempre ha dependido.
Se trata de un templo románico en origen que ha sido transformado sustancialmente a lo largo de los años, en los que se le han añadido capillas laterales, una torre campanario anexa a la fachada oeste y se ha modificado radicalmente la decoración del interior. Se trata de un edificio de planta compuesta por una sola nave rectangular y por un ábside semicircular elevado sobre un zócalo que facilita la adaptación al desnivel. En el paramento exterior de este último, que carece de vanos y de cualquier tipo de decoración, son perceptibles algunos indicios de que ha sido seriamente modificado. Las potentes grietas verticales, ahora selladas, así como la irregularidad de las hiladas de sillares de la parte superior del lado meridional, que contrasta con la regularidad de la parte baja, parecen ser claro testimonio de algún tipo de reparación relacionada con problemas estructurales. El muro meridional es liso y presenta en su parte central un cambio de aparejo. Testimonios de revoque se entrevén en la parte del paramento que hay sobre la capilla adosada, así como en el vano situado a la parte oriental. Son tres las ventanas que se abren en este muro sur, aunque sólo dos mantienen rasgos románicos a pesar de haber sido transformadas. La que se localiza en el tramo este es de doble derrame y arco de medio punto, mientras que la ubicada en medio de la fachada tiene dintel y jambas formadas por sendas piezas rectangulares colocadas en vertical. En la parte occidental de este lienzo se encuentra la puerta de acceso al templo, la cual está resuelta mediante un arco de medio punto cuya pieza de la clave es triangular, al igual que la primera ventana descrita. El muro norte, del que sobresale una capilla lateral, es liso, carece de vanos y está realizado con sillarejo dispuesto con cierta regularidad.
En el interior, la nave se cubre con bóveda de cañón compartimentada en cuatro tramos por tres arcos fajones, dos de los cuales se corresponden con otras tantas parejas de pilastras. El ábside, por su parte está cubierto con una bóveda de cuarto de esfera y se encuentra enmarcado por un arco presbiterial que facilita la transición a la nave de mayor anchura. Dado que todos los paramentos interiores están totalmente ocultos tras la capa de revestimiento, resulta difícil determinar hasta qué punto la bóveda y los arcos fajones que están a la vista se corresponden con estructuras similares originales.
Como consecuencia de las múltiples reformas que ha sufrido este edificio, resulta difícil aventurar una cronología precisa, a pesar de lo cual se ha datado hacía el siglo xii.
Texto y fotos: Daniel Altisent
Bibliografia
Baraut i Obiols, C., 1986, pp. 115-117; Castells Catalans, Els, 1967-1979, VI-II, pp.1365-1368; Catalunya Romànica, 1984-1998, XV, pp. 494-495.