Sant Gil de Pinyana
EL PONT DE SUERT
Virgen con Niño de la iglesia de Sant Gil de Pinyana
La localidad de Pinyana, que se encuentra a unos 25 km de El Pont de Suert, formó parte de los dominios de los barones de Erill desde 1381 hasta la extinción de los señoríos en 1831. Durante el siglo xx la localidad quedó prácticamente despoblada, hecho que propició el deterioro de su templo románico, hasta el punto de que, actualmente, no quedan restos del mismo.
El Museu de Lleida Diocesà i Comarcal custodia una talla de la Virgen con el Niño procedente de la iglesia de Sant Gil de Pinyana, la cual mide 46 cm de alto, por 18 de ancho y 17 de profundidad. La imagen responde al tipo iconográfico conocido como Sedes Sapientiae, en el que la madre actúa como trono del Niño, que representa la sabiduría divina. María, sentada en un trono de tipo cofre sin respaldo, cuyos laterales se encuentran ornados por un motivo en espiral que emula las columnas salomónicas, sostiene en su regazo a Jesús, quien, en una posición prácticamente erguida, adopta la actitud de bendecir con su mano derecha, mientras que sostiene un libro con la izquierda. La Virgen viste una túnica roja, ceñida mediante un cinto, y decorada con motivos florales en tonos dorados, a la que se superpone un manto azulado, con el cuello ribeteado, que cae simétricamente sobre sus hombros sin formar pliegue alguno, describiendo un semicírculo. El acabado plano de la cabeza plantea la posibilidad que la figura estuviera tocada por una corona que reposaría sobre el velo que cubre su cabeza. Éste presenta una serie de pliegues ondulantes que reposan sobre el cabello de la imagen, el cual se ciñe al rostro y cae por sus laterales, recogiéndose por detrás de la cabeza. Sus pies, con un calzado puntiagudo que asoma por debajo de los pliegues de la túnica, reposan sobre un escabel. El semblante de María, de forma ovalada, está marcado por la frontalidad y la simetría, características que le atribuirían un cierto arcaísmo, de no ser por el sutil rictus esbozado por la leve sonrisa que la dota de una mayor expresividad y supone un elemento a tener en cuenta a la hora de establecer la datación de la pieza. La Virgen no ha conservado las manos, las cuales se cree que estarían en actitud de presentación o protección, como en las vírgenes de Ger o de Gósol.
Jesús viste una túnica rojiza que desciende hasta sus pies, ornada por flores de lis doradas, y sujeta a la cintura mediante un ceñidor. Cabe destacar las grandes dimensiones del Niño respecto a las de la madre y su posición absolutamente frontal. Sus rasgos faciales, más propios de un adulto, muestran un semblante sereno. Su cabeza presenta el mismo acabado plano que María, por lo que también pudo estar coronada. Su peinado en forma de casquete en la parte superior, termina en una media melena, por detrás.
La obra no está trabajada por su cara posterior, hecho que puede ser indicio de que podría haber formado parte de una pieza de mobiliario litúrgico. Asimismo, presenta, en la parte central de la mitad inferior del cuerpo, una zona rebajada destinada a encajar la figura del Niño, con lo que tiene la peculiaridad de ser desmontable. En opinión de Macià, el hecho de que la figura del Niño haya sido concebida independientemente al resto de la talla podría explicarse por su utilización en las celebraciones del ciclo litúrgico de la Navidad, momento en que el Niño Jesús sería desencajado de la Madre y expuesto a la adoración en solitario.
En 1897 dos vírgenes románicas ingresaron en la colección episcopal de Lleida –fondo que con el tiempo se convertiría en el actual Museu de Lleida–, y se las inscribió como originarias de Pinyana y Erillcastell. Aunque en 1941, la talla objeto de este texto fue identificada como procedente de Pinyana, el asunto sobre su origen siguió siendo motivo de discusión durante las décadas siguientes. Así, en el catálogo de la exposición Pulchra tan sólo se consideraba como procedente de la diócesis leridana. Por su parte, M. Macià, tras la revisión de la documentación del propio museo, confirmó que se trataba de la Virgen con Niño de Pinyana.
En lo que se refiere a la filiación estilística, no se conocen piezas con las que se puedan establecer estrechos paralelismos. No obstante, en el Museu Episcopal de Vic se conserva una imagen procedente de Sant Pere de Roda de Ter que presenta ciertas analogías morfológicas, en algunos aspectos muy concretos, como el acabado de los laterales del trono en forma de columnas entorchadas. Monsó y Macià han propuesto otras similitudes que, como en el caso del ejemplo citado, no dejan de ser muy puntuales. En consonancia con las filiaciones que han planteado, estas autoras consideran que la datación de la Virgen de Pinyana debería situarse en la segunda mitad del siglo xii, si bien no descartan una fecha algo más avanzada, ya en el siglo xiii.
Texto: Nuria Otero Herráiz/Juan Antonio Olañeta Molina
Bibliografía
Boletín Lérida, 1897, p. 117; Catalunya Romànica, 1984-1998, XVI, pp. 183-185; Company i Climent, X., Puig i Sanchis, I. y Tarragona i Muray, J., 1993, p. 121.