Identificador
31421_02_045
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
42º 40' 58.19'' , -1º 23' 18.47''
Idioma
Autor
Alberto Aceldegui Apesteguía
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Localidad
Guerguitiáin
Municipio
Izagaondoa
Provincia
Navarra
Comunidad
Navarra
País
España
Claves
Descripción
LA ANTIGUA IGLESIA PARROQUIAL de Guerguitiáin, hoy ermita elevada sobre un levísimo altozano, se encuentra totalmente exenta, sin más estructura aneja que la sacristía añadida en el ángulo suroriental. Se trata de un templo de una sola nave a la que incorporaron durante el siglo XVI tanto la sacristía como el coro alto de los pies. Presenta ábside semicircular al interior y al exterior, con una labor de sillería bastante cuidada. No se aprecia ni un solo vano en toda la construcción, salvo su puerta, aunque dispuso inicialmente de ventana en el eje del ábside, posteriormente cegada por la presencia de un contrafuerte. Por el interior quedó oculta tras el retablo; hoy resulta visible al haber sido desmontado éste con motivo del abandono. Su robusta fábrica se complementa con el citado contrafuerte en el eje de la cabecera (al lado de la sacristía y en el lugar donde se aprecian dos muy preocupantes grietas), con otros dos contrafuertes angulares que sujetan el hastial y con una espadaña elevada más tarde sobre la fábrica original, a tenor del cambio de aparejo. El muro concluye en canecillos totalmente lisos que sostienen el tejado de lajas de piedra, sobre el que se aprecia la destartalada espadaña. La portada resulta de considerable empaque con relación al pequeño templo, presenta más de tres metros de anchura y una potencia de muro que pasa el metro y medio. Se estructura mediante tres arquivoltas, constituidas por baquetones triples que componen su abocinamiento, y un guardalluvias exterior. Dichas arquivoltas apoyan sobre capiteles y éstos sobre pilares triplemente baquetonados, en correspondencia con el diseño de las arquivoltas. Se aprecian basas con decoración esquemática únicamente en los dos interiores. Los seis capiteles se encuentran tallados con un estilo bastante tosco, pero en ellos apreciamos diversas decoraciones. Los motivos se extienden tanto por el capitel propiamente dicho como por las superficies inmediatas. En el primero, a la izquierda del observador, vemos una pequeña ave sobre estrellas y lo que parece una representación de la luna menguante acompañada de un esquema de palmeta, otra estrella, tallos terminados en volutas a manera de báculos acompañados de hojas de palma invertidas y un fruto granulado. En el capitel intermedio vemos el mismo tipo de decoración que en el anterior, a base de tallos rematados en volutas, toscas hojas de palma invertidas e intentos de palmeta y, por último, en el capitel interior apreciamos rostros esquematizados acompañados, nuevamente, por “báculos” a los lados y por debajo. El capitel interior de la parte derecha se decora con dos cabezas masculinas situadas en las esquinas y separadas por un tallo que ramifica en seis volutas; en la cara exterior existe un entrelazo conformado por seis entrecruzamientos biojivales que dibujan en el centro un hexágono curvilíneo irregular (motivo que aparece también en el cercano tímpano de Alzórriz). El capitel intermedio vuelve a combinar tallos rematados en volutas con espigas invertidas, una estrella y dos círculos, uno de los cuales encierra una roseta de seis pétalos y el otro tres lancetas; dos de los tallos mistilíneos adoptan una simetría que recuerda a la esquematización de un rostro. Por último, el capitel exterior del lado derecho reitera los temas de “báculos” y espigas. El conjunto resulta tosco, como hemos dicho, y algo sorprendente, pues el visitante puede tratar de ver cosas extrañas en lo que en realidad son elementos decorativos propios de la época -comienzos del XIII- aunque realizados de manera poco diestra. El repertorio ornamental fue empleado en otras iglesias del entorno, como Vesolla y la citada de Alzórriz. No hay evidencia de que la presencia del pequeño pajarillo y de los rostros masculinos pretendiera transmitir algún contenido iconográfico. Al interior nos encontramos con tres tramos de nave, desiguales en su largura (el delantero es el más corto, el central el más largo y el último tiene dimensiones intermedias entre los anteriores), y la cabecera, todo ello estructurado mediante pilastras y potentes semicolumnas, adosadas y culminadas en capiteles. Los arcos fajones son dobles, el superior descansa sobre la pilastra, en tanto que el inferior apoya en el capitel de la columna. Por último, la bóveda es de cañón en los tres tramos y de cuarto de esfera en el ábside. Sólo la absidal ofrece a la vista su aparejo pétreo, mientras que la de la nave está pintada; un orificio en la parte occidental deja ver su ejecución en ladrillo, fruto de una reconstrucción posmedieval. Las columnas presentan basas clásicas, con dos toros, escocia y sencilla decoración con pequeñas bolas en las esquinas. Los capiteles -a cuya altura corre una imposta que recorre todo el templo- presentan decoraciones bastante esquematizadas. Vemos hojas lisas con incisiones verticales, rematadas en volutas o vueltas en piñas; en otros casos se cubren las superficies con los mismos motivos que en la portada (en el capitel septentrional del tramo del coro, tallos vueltos en volutas a modo de “báculos”, hojas en espiga, rostros masculinos en las esquinas), o bien sólo se tallaron las partes superiores, con volutas y bolas, o con terminaciones en zigzag (quizá dejaron parte de la intencionalidad decorativa al presumible complemento pictórico). Resulta muy interesante el situado en el muro meridional junto al coro, donde junto a los repetidos “báculos” figura la inscripción PETRUS ME FECIT. Suponemos que el nombre se refiere al maestro encargado de la obra, aunque no es descartable que aluda al promotor. En este sentido conviene comentar que son escasas las inscripciones con nombres en el románico navarro y en ellas se distinguen maestros extranjeros (Leodegario de Sangüesa), junto a otros muy probablemente hispanos (este Petrus de Guerguitiáin o el Sancius de Azuelo). La pila, cuyo paradero desconocemos -no se encuentra en la próxima iglesia de Indurain- presentaba según el Catálogo Monumental de Navarra, hace diecisiete años, una copa circular, fuste decreciente y basa circular con bolas. A la hora de asignar cronología al edificio, hay que considerar los motivos decorativos y constructivos que aquí encontramos simplificados. Probablemente el de mayor interés sea el perfil trebolado de las arquivoltas, mucho menos frecuente que el consistente en toros flanqueados por mediacañas. Este diseño fue empleado en nervios de bóvedas en edificios navarros de comienzos del siglo XIII. La misma datación viene apuntada por el modo como la ornamentación escultórica de la portada sobrepasa el espacio de los capiteles propiamente dichos, para extenderse hacia los lados buscando la constitución de un friso continuo. Por estas razones conviene fecharlo en las primeras décadas de la decimotercera centuria.