Identificador
40292_01_008
Tipo
Formato
Fecha
Cobertura
Sin información
Idioma
Autor
Raimundo Moreno Blanco
Colaboradores
Sin información
Edificio Procedencia (Fuente)
País
España
Edificio (Relación)
Municipio
Aldea Real
Comunidad
Castilla y León
País
España
Descripción
LA IGLESIA PARROQUIAL de San Juan Bautista se encuentra enclavada en el interior del caserío de Aldea Real, abierta a su plaza mayor, la cual cierra por el costado septentrional. Se trata de una iglesia cuya cabecera se encuentra canónicamente orientada, construida en mampostería en su mayor parte, con refuerzos de sillería y ladrillo en las zonas más débiles de la fábrica. En la actualidad consta de dos naves que culminan en sendas cabeceras cuadradas cubiertas por bóvedas góticas de terceletes a las que hay que sumar un pórtico renaciente al sur, y la torre adosada a la cabecera y antiguas cillas al norte. En origen bien distinta había de ser su estructura, entonces formada por una sola nave con cubierta de madera adosada a la cabecera de planta cuadrangular similar a San Juan en Aguilafuente, torre y pórtico latericio de aire cuellarano al modo de los de Santa María de la Cuesta, San Miguel, Santiago y San Esteban. Según Moreno Alcalde se mudó en el siglo XV la cubierta del ábside principal, momento en el que se añadirían al exterior los machones oblicuos en los ángulos como contrarresto, probablemente al amparo de la recuperación económica segoviana de principios de siglo (vid. LANCHO SANTAMARÍA, M., 1991, p. 80). No muy avanzado el siglo XVI, como indican las basas del pilar, se abriría el muro de la epístola mediante los dos grandes arcos de medio punto que pasaron a integrar el espacio del antiguo pórtico como nave sur dotándole de su propia cabecera -cubierta con otra bóveda de terceletes de forma similar a San Juan de Aguilafuente- y la nueva galilea renacentista. Posteriormente a esta reforma se decoró el interior de la nueva nave mediante pinturas que en la actualidad están aflorando en la zona cercana a los pies. También en época moderna se adosaron las estancias ubicadas al norte y posteriormente se realiza el enyesado del templo instalándose la bóveda esquifada que cubre la nave principal culminando la transformación iniciada centurias atrás y que mudó por completó el aspecto del edificio. Pese a este afán reformador, en el transcurso de recientes intervenciones han ido reapareciendo los vestigios de la primitiva fábrica en varios puntos del edificio. Así tras picarse el revoco del muro sur aparecieron los restos de los cuatro arcos de ladrillo y la parte superior del situado al oeste que conformaban el primer pórtico e igualmente el ingreso que hoy actúa como portada meridional, constituida por tres roscas de ladrillo de grosor decreciente hacia el exterior e inscrita en un alfiz. Del mismo modo reapareció la espléndida portada norte, compuesta por cinco roscas de ladrillo que arrancan de una imposta de perfil en nacela, todo inserto en un alfiz, de nuevo muy en consonancia con los modelos de San Cristóbal de Cuéllar o San Martín y San Esteban en la villa cuellarana. Desde un acceso en el costado del coro se penetra a la parte superior de las estancias adosadas al norte, lugar desde el cual se puede contemplar el primitivo muro del templo en el que se abría al menos un pequeño vano de iluminación del que aun queda visible su parte superior. También desde aquí se accede a la torre, hueca, por un vano de medio punto, a la que se asciende por medio de una escalera de madera y que remata el cuerpo de campanas en cuatro vanos al sur y oeste y tres al norte y este, apuntados en la zona inferior y redondos y contemporáneos en la superior. Por medio de un hueco abierto de forma ruda en el muro sur de la torre se accede al bajocubierta en la zona del ábside principal lugar desde el que tenemos acceso a nuevos vestigios del templo medieval. En primer lugar observamos parte del muro de caja oriental, en la zona situada sobre el ábside, en el que se abrían en la fábrica de ladrillo dos vanos apuntados de iluminación, el central de 1 m de flecha por 50 cm luz y 2 m de profundidad aproximadamente y el lateral, dispuesto al sur, de unos 30 cm por 15 cm. Dada su disposición hemos de pensar en la existencia de un tercero colocado al norte del mayor y de las mismas características del situado al sur. En cuanto a su función hemos de pensar en la de iluminación, pese a que su gran profundidad, ya que debido al espesor del muro no permitiría más que en momentos puntuales la penetración directa de los rayos del sol en la nave, y que podría compartir con la de ventilación. Gateando por el más grande de los mencionados vanos se accede al bajocubierta de la nave principal, en el que en la zona cercana a los pies quedan restos de una cubierta de madera, confirmando la intuición del profesor Ruiz Hernando. Se trata de una armadura de par y nudillo cuyo almizate muestra labor de lazo que origina un lacunario de artesones hexagonales en el que se insertan florones sin rastro alguno de policromía, fechable en la segunda mitad del siglo XVI o principios del XVII, momento en el que sustituiría a la primitiva. De cualquier modo sí nos ayuda a comprender las proporciones en las que se pensaban este modelo de iglesias, mucho más esbeltas de lo que hoy las contemplamos con sus bóvedas de yesería que en tantas ocasiones fueron dispuestas bajo cubiertas de madera, eliminando en casos como el que nos ocupa incluso algunos vanos. Desde el mismo punto se puede observar también el revoco interior del muro oeste de la nave, en el que se simulaba un despiece de sillares mediante líneas rojizas. De nuevo en el interior del templo restarían aun dos piezas por señalar: una pila bautismal de copa semiesférica de 131 cm de diámetro por 64 cm de alto tallada en caliza y decorada con grandes gallones bajo un motivo sogueado; y una talla de madera muy deteriorada que representaba a la Virgen con el Niño sobre el regazo al modo de teothocos, pero que fue violentamente mutilada perdiendo a Jesús y las partes sobresalientes del frontal de su cuerpo, probablemente para convertirla en una imagen de vestir. Sus medidas son 113 x 40 x 17 cm. Dadas la estructura y formas decorativas expuestas con anterioridad y la relación de la fábrica con modelos de Cuéllar, hemos de proponer como fecha de construcción para la iglesia medieval de San Juan Bautista una próxima a los años centrales del siglo XIII.